Capítulo III: Heroína

1225 Words
Leonel no podía soportarlo más, todo el mundo hablando sobre él y solo resistirlo, era orden de Edelmiro que el silencio era su mejor arma, pero para sus impulsos era inconcebible, mientras tanto, Sasha no dejaba de postear fotografías, videos, lives y mandar indirectas crueles, que solo sacudían la conciencia de Leonel, no solo de él, también de sus miles de fanáticos, era una constante, sumado a los problemas legales que venían, la prensa estaba buscando con astucia aclarar el tema del secuestro, ya se habían mofado con miles de portadas al respecto, pero ahora, buscaban a la joven, querían su versión —Quizás tendremos que pagar por su silencio —dijo Edelmiro —¡Nunca! A esa lunática no le daré nada, solo le daré mi maldición, porque quiero que por muchos años vaya presa —sentenció con furia —Leonel, te das cuenta, realmente, que, pese a todo, esa joven te salvo del escándalo absoluto. Iban a transmitir tu boda en vivo por orden de Sasha, te imaginas el escándalo, la prensa se hubiese hecho un festín de tu cara, cuando leyeras esa carta. Lo siento, y sé que me odiarás, pero, fuiste afortunado. —¡¿Afortunado?! —exclamó con furia—. ¿Sabes lo que viví con esa loca? —¡Ay, claro, no me digas, te acosó, te abusó! Está bien, solo digo que, de alguna forma, tuvimos suerte. Pudo ser peor. —No le daré ningún euro a esa mujer, la quiero de rodillas pidiendo perdón por lo que me hizo. —Bien —Edelmiro revisó la hora—. Debemos irnos a los juzgados. Carlota llegó pronto, y decidió acompañarlos, afuera de casa había cientos de paparazis, pero pudieron irse. El juicio no fue sencillo, por un lado, la defensa tenía un abogado bastante inútil, que no defendía a la propia chica, pero la juez tuvo que hacer algunas preguntas al respecto —Solo tengo algunas dudas, señor Sagan, ¿Fue en algún momento obligado a subir al yate que le transportó a la isla? —No, porque yo creía que me esperaba mí… que me esperaba otra persona. —¿Fue violentado, amenazada o lastimado? —No. —Por favor, jurado, tomen en cuenta las declaraciones, porque el abogado de la defensa está dejando mucho que desear —aseveró la jueza, luego de observar que el abogado defensor estaba en el móvil todo el tiempo Savannah miró a Leonel, él evitaba cualquier contacto, siquiera visual con ella —¿El jurado tiene su veredicto? —Sí, señoría. —Pueden por favor leerlo en voz alta. —Encontramos a la acusada, inocente en el cargo de secuestro, culpable en el caso de acoso. Leonel no podía creerlo, estaba enfurecido, Savannah se sentía devastada —La sentencia que he de dictar, me parece la justa, pido seis meses de intervención psicológica para la señorita Savannah Rose. —¡¿Qué?! —exclamó Leonel irresoluto, pero Edelmiro lo calló. Cuando salieron de ahí, estaba enfurecido —¡Es un castigo estúpido! —Hijo, ya basta, es solo una joven, hizo mal, pero… —¡Madre! Si fuera al revés, yo hubiese sido condenado a perpetua —exclamó furioso De pronto dos personas se acercaron a ellos —Buenas tardes, somos los tíos de Savannah Rose, venimos a disculparnos por lo ocurrido. Leonel los miró con furia —¿A disculparse? Faltaba más. —Savannah es huérfana, sus padres la abandonaron desde niña, y nosotros hemos intentando criarla, aunque es muy difícil —aseveró Otón Rose, tío paterno de la chica —¿Sus padres la abandonaron? —pregunto Carlota —Sí, mi hermano se dedicó a la bebida, se volvió un vagabundo y jamás lo volvimos a ver, mientras que su esposa Gala lo abandonó y tampoco volvimos a verla. Lamentamos lo ocurrido, por eso, esa niña se quedará internada para siempre en un sanatorio, ya lo tenemos bien planeado. Carlota los miró con temor —¿Un sanatorio? —Sí, es un loquero, lo merece, por dañar a su hijo —dijo la tía Leonel estaba harto de las pláticas y decidió irse —Nos vemos en casa, madre —afirmó dejándola con Edelmiro, mientras los tíos comenzaban a pedirle dinero, y Edelmiro intervenía Leonel salió a toda prisa, estaba furioso, ahí afuera había cientos de fanáticos, esperándolo, la prensa también, y solo iba acompañado por su chofer, Savannah que lo vio, corrió hacía él, le gritaba con fuerza —¡Leonel! ¡Leonel! Él no podía creérselo, que esa chica aun tuviera el descaro de hablarle, estaba enfurecido, intentó caminar a su auto, sin ver a un hombre que llevaba una larga gabardina negra, a por lo menos dos metros de él, de pronto sacó un arma, cuando Savannah lo miró corrió como un maratón, sin dudarlo ni un segundo, se abalanzó al cuerpo de Leonel, como si fuera su escudo protector, y el disparo resonó, provocando el caos y el pánico en la multitud. El hombre fue detenido de inmediato, y la pistola fue alejada de su alcance, Cuando Leonel pudo pensar con lógica, miró a esa chica sobre el suelo inerte, se quedó impactado, aterrorizado, estaba cubierta de sangre, le habían disparado —¡Por dios! Ella abrió los ojos, se puso pálida, pero lo miró —Leonel… yo… —No hables —siseó, conmocionado, su madre, los tíos, todo el mundo fue hasta ahí—. ¿Por qué lo hiciste? —Te amo… —dijo y cerró los ojos La ambulancia llegó rápido, Leonel se subió a su lado, acompañándola, estaba cerca de ella, se veía tan frágil, era como una pequeña muñeca que había sido lastimada, tenía los cabellos rubios naturales como trigo frente al sol, y sus ojos eran de un color avellana verdoso, de vez en cuando, abría los ojos y decía su nombre —Leonel, Leonel… —Aquí estoy, tranquila, vas a salvarte. —¡Está perdiendo mucha sangre! ¿Sabemos que tipo es? Leonel dijo que no, pronto tomaron su carnet de identificación —¡Es O negativo! —exclamaron pidiendo pronto donadores —Yo tengo ese tipo de sangre —dijo Leonel Apenas llegaron al hospital, fue trasladada a urgencias, Leonel, como su madre, fueron a donar sangre para ayudar a la joven. Leonel se sentó a esperar respuestas, estaba muy preocupado —Casi me asesinan, y ahora esa joven está muriendo. —Debemos calmarnos, ahora todo es un caos. Los fanáticos están enfurecidos, se enteraron de que la familia de la joven quiere enviarla a un centro psiquiátrico, y como te salvó la vida, ahora la ven como una heroína. —Por supuesto que pagaremos la cuenta del hospital y también pagaré su psiquiatra. —¡Joder, Leonel! La gente no quiere esto, entiéndelo, ahora todos están con ella, y en tú contra. —¿En mi contra? Por favor, yo soy su víctima —espetó indignado —Sí, pero, ella salvó tu vida, está muriendo y tú estás aquí, aún pensado en su castigo. —¡¿Y que se supone que haga?! ¿Qué debo hacer para pagar su acto heroico? Edelmiro le mostró el móvil, Leonel leyó un comentario en la pantalla «Leonel Sagan le debe la vida, ella lo salvó, él debe casarse con ella» —¡¿Qué?! —exclamó irresoluto
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