Capítulo 6

1734 Words
-No hay de qué avergonzarte mi amor - toma su rostro con las manos ronroneando - déjame verte, te aseguro que eres la mujer más bella de todas - su voz es profunda, va dándole pequeños besos y un escalofrío cruza el cuerpo femenino que va anhelando cada vez más.   -Pero mi... - aquellas palabras mueren al sentir los labios de Rodrigo besando el inicio de sus senos - ahhh - gime asombrada ante las nuevas sensaciones, sin duda él sabe cómo tocarla y eso le gusta mucho, siente las mariposas en el estómago cada vez más alborotadas.   -Eres mía - afirma bajando el tirante del sujetador - eres preciosa mi amor... - Maria arquea su cuello tomándolo de los hombros.   Rodrigo aspira su aroma, baja la copa del sostén sin dejar al descubierto sus pezones toma aire y sopla suavemente paseando la lengua por la zona sin profundizar la caricia con las manos, Maria aprieta las manos en sus brazos cosa que le gusta a él pues no deja de desear que lo toque. Besa la unión de los senos quitando lentamente la delgada tela del sujetador, abre su cinturón empezando a sentirse sofocado pero quiere hacer las cosas de mejor manera para que su mujer lo disfrute; humedece los labios antes de ver los pezones rosados de la joven, levanta la mirada y ella está sonrojada tiene los labios hinchados y la boca entreabierta cosa que lo excita más, pasa la punta de la lengua por uno de los pezones escuchando un gran gemido, repite la acción despacio y la degusta grabando en su memoria todo de ella, pasa toda la lengua en el pezón dejándolo duro al contacto lo rodea con la boca empezando una deliciosa succión, ella grita de sorpresa y placer, Maria cierra los ojos disfrutando, al siguiente momento los abre un tanto decepcionada pero nota que su amor hace lo mismo con el otro empieza a sentir cosas que jamás había sentido, su centro de placer esta hinchado, ella está húmeda lo que hace que se sienta un tanto avergonzada con el corazón acelerado.   -Deliciosa - ronronea levantando la mirada y viendo la manera tan sensual como se ve, su melena despeinada cayendo sobre su cuerpo desnudo apenas cubriendo sus pechos húmedos por su saliva - te amo Maria, mi Maria, mi dulce amor - afirma viéndola sonreír.   -Rodrigo - siente placer al decir ese nombre - te amo - gime con delirio - te amo tanto.   Gime al sentir que pasa la mano por sus bragas, sin duda esa mujer logra enloquecerlo y mucho más cuando dice su nombre haciendo que suene tan erotico que lo llena de una forma que le hace sentir pleno. Continúa el camino de besos tocando su espalda, besa su abdomen imaginando un hijo suyo allí pues adora la idea ya que para todo ranchero es importante la descendencia y él no es la excepción, desliza las bragas por sus piernas adorando verla desnuda, finalmente se levanta pues estaba arrodillado y la pone en la cama, la besa apasionadamente saquea su boca mientras la lengua aún virgen de Maria se esfuerza llevar el mismo ritmo de la masculina, se hace camino con la lengua en su boca amando cada sensación, ama la caricia que entre las lenguas.   Maria se siente vulnerable pero muy femenina además siente como sus pechos se aprisionan en el torso de Rodrigo y a él que va tocando sus nalgas. Parece leerle el pensamiento pues empieza a desnudarse pero se sorprende cuando la joven busca ayudarle, claro sus manos y toda ella es inexperta cosa que lo enciende aún más.   Se une a ella en la cama mientras sigue besando su cuerpo hasta llegar a su zona más íntima, allí la nota nerviosa y la entiende, besa su muslo con cierta impaciencia.   -Calma mi amor, no dolerá, no ahora - gruñe pasando las manos por los costados - solo quiero tu placer - susurra tomando unos momentos para ver su cuerpo desnudo ante él.   Maria asiente sin entender muy bien a qué se refiere, grita cuando la cálida lengua de su marido toca su punto más sensible aquel que desconocía, se aferra a las sabanas mientras Rodrigo le pone una pierna encima del hombro antes de seguir besándola allí, siente que no aguanta más y deja de lado seguir complaciendo de esa manera a la joven pues aún no puede hacer lo que anhela y a imaginado desde que la empezó a ver como su futura esposa, Maria se siente decepcionada al no tenerlo más en esa zona, observa que se levanta y quita los bóxer abriendo los ojos tan grandes que él ríe suavemente al ver su reacción, ella humedece sus labios cuando lo ve acercarse con una sonrisa pícara recorriendo su cuerpo con la mirada sintiéndose terriblemente atraída al ver su sexo apuntar en su dirección.   -Amor dolerá un poco - gruñe besando su cuello adorando sentir la desnudez de sus cuerpos unirse dando como respuesta su añorada unión - pero intentaré que no mucho - le abre las piernas con las rodillas haciéndose lugar allí - relájate mi dulce Maria - se sitúa entre sus piernas llevando su falo para rozarlo con su centro de placer y la escucha  gritar.   -Ahhh - instintivamente se arquea - mi amor - mueve las caderas - sin saber por qué lo hace dándole placer a su esposo sintiendo su dureza. -Te amo - dice antes de rozar con su pene el clítoris y de introducir la punta en ella, la observa y vuelve a besar introduciéndose más en ella, se muerde el labio pues siente su resistencia; Maria se siente extraña al sentir como se va adentrando en su cuerpo - cielo déjame hacerlo - acaricia sus piernas soltando un suspiro - déjame entrar - ella asiente sintiendo una lágrima rodar por su mejilla cuando finalmente lo logra  - te amo - repite antes de profundizar la penetración una vez más - ¿te duele? - inquiere sintiéndose culpable al ver sus lágrimas.   -Un poco - musita nerviosa sintiendo como todo su cuerpo empieza a adaptarse a él y le va resultando familiar esa unión.   -¿Me detengo? - inquiere sin saber muy bien que debe hacer, pero sintiéndose miserable por verla llorar aunque no muy seguro de conseguirlo sí se lo pidiera pues la necesita tanto que duele.   -No lo hagas - musita sintiendo que se mueve para salir de ella, ese pequeño movimiento hace que suelte un gemido - sigue - Rodrigo la besa dulcemente encontrando muy erótica aquella posición, usualmente le gusta otro tipo de posiciones pero esa es perfecta para él.   -Te amo Maria, mi Maria - empieza las embestidas lentamente acariciando sus piernas encontrando maravillosa la forma en que responde, escuchar sus gemidos son la gloria para él e incluso algo más.   -Ahhh mi amor - sus mejillas sonrojadas, el chocar de sus pieles y sus senos sobre su amplio torso logran hacerla sentir poderosa como nunca imaginó.   Rodrigo conoce como funciona todo el tema s****l nada más que esta vez se siente nuevo en el ambiente y de cierta forma lo es, es una sensación diferente como si fuera su primera vez pero adora sentir como toda ella se estremece dejando entrever los primeros síntomas de que esta por llegar al orgasmo, por un momento pensó que no lograría darle ese placer pues sabía que a algunas mujeres virgenes se les dificulta sentirlo en su primera vez por aquello del dolor, pero sentir como sus músculos se contraen alrededor de su sexo es de las mejores sensaciones de su vida y más saber que todo ello es nuevo para ella pero eso no le impide responder con deseo.   -Vente para mí mi amor - gruñe haciendo uso de su experiencia para lograr llegar juntos murmurando palabras que la encienden cada vez más.   -Rodrigo - estalla en un primer maravilloso orgasmo, se asusta al sentir aquella sensación de liberar su excitación y más al sentir como si hubiera hecho pis tras sentir esa sensación de electricidad descargando su energía.   -Maria, mi Maria - la sigue él dejando su semilla sobre ella haciéndolo como nunca - eres lo mejor de lo mejor Maria - besa su frente sintiéndose increíblemente bien pero deseoso de más - mi amor... - hace un movimiento para que queden acostados frente a frente de medio lado en la cama, posa la pierna de su esposa sobre las propias sin salir de ella adorando sentir su calor y unión - ¿como te sentiste? - inquiere conociendo su respuesta.   -Es... muy bien - se sonroja sintiendo que la rodea con sus brazos pero a la vez confiada y más enamorada que nunca, para Rodrigo esa respuesta es muy satisfactoria y más al ver el brillo de su mirada - te amo…   -No más que yo - la morena acaricia sus brazos tímidamente sintiéndose completa - Maria - le mira con un brillo diferente - ¿te gustaría tener hijos? - inquiere nervioso jugueteando con su melena.   -Si, pero ¿cómo se piden? - Rodrigo intenta no reírse pues no quiere avergonzarla con lo cual sonríe inquieto, definitivamente su mujer es muy inocente y eso le gusta aunque lo asusta pues teme que alguien pueda aprovecharse de ella. -Como lo acabamos de hacer - le habla cerca al oído con su voz más sensual abrazándola de tal forma que no sabe dónde empieza uno y termina el otro, eso le encanta y más pues su matrimonio augura muchas cosas muy buenas - de esta manera podremos tener hijos - la morena lo abraza entusiasmada aunque frunce el ceño.   -¿Siempre va a doler? - acaricia su rostro fijándose en sus facciones tan varoniles y pensando en todo lo que la hace sentir. -Ya no - sonríe mientras le va explicando - solo fue esta primera vez - pone un mechón de su cabello tras la oreja sonriendo - es porque eras virgen, por eso - besa la punta de su nariz - verás como vas a encontrarlo placentero las próximas veces - ella asiente creyendo ciegamente en sus palabras - ¿quieres que te traiga algo para el dolor? - ella niega.   -Quiero que me ames de nuevo - se sonroja pero siente confianza en manifestar sus necesidades abiertamente, Rodrigo adora la manera en que la morena le trata.
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