-Yo encantado - besa su hombro sintiéndola estremecerse - gracias mi amor, mi dulce amor - le mira inquisitiva - por regalarme estos momentos a tu lado - la morena lo besa entusiasmada. Rodrigo deja caer la sábana mientras pasea las manos por su cuerpo de manera lenta, se mueve despacio pues aún están unidos íntimamente y acaricia sus nalgas moviéndose en busca de dar y recibir placer, adora ver las mejillas sonrosadas además de los labios hinchados y los ojos de su mujer irradiando deseo. Vuelven a llegar al orgasmo, solo que esta vez Maria le ha empezado a acariciar consciente de su cuerpo y la manera en que se complementan, Rodrigo se abraza a ella sin dejar de mimarla y decirle cuánto la ama sin dejar de moverse con delicadeza, sabe que será cuestión de tiempo para que su mujer se