Edgrev cabalgaba con rudeza a Andrew, mientras este estaba acostado, aferrándose a las caderas del hada, maravillado, como si estuviera observando una obra de arte. Ver ese fibrado cuerpo sobre él, y ver ese juvenil rostro sonrojado por el placer, mientras que gemía como una gata en celo, ponía a Andrew a mil. Andrew nunca fue un adicto al sexo, pero con esta hada...joder. Cuando no podía estar con él porque salía a ver cómo iban las cosas en cubierta, solo pensaba en esa bella boquita rodeando su virilidad y chupándola. Sus amigos ya sabían qué era lo que estaba ocurriendo, y Clifford lo confirmó cuando hace unos días fue a llevarle el desayuno a Andrew, al ver que no tenía intenciones de desayunar con ellos en cubierta, y vio al hada en la cama, apenas cubierto por una sabana. Edgr