Ya con los estómagos llenos, Merlín prácticamente arrastró a Jelena hacia la carpa, y una vez estuvieron cerca del camastro que les habían armado, se besaron con esa pasión que tanto se tienen, todo lenguas y dientes, mientras que sus manos serpenteaban por el cuerpo del otro. Una semana. Eso era lo que habían calculado que se tardarían los pixies en llegar. Así que tenían una semana para disfrutar el uno del otro hasta que...pasase lo que tendría que pasar. Se deshicieron de sus prendas de ropa mientras se devoraban a besos, y una vez estuvieron desnudos, Jelena le ordenó a Merlín que se sentara en un borde de la cama, y él así lo hizo. Jelena se arrodilló en medio de las portentosas piernas de su esposo, relamiéndose los labios como una gatita traviesa cuando vio su virilidad co