CAPÍTULO V Las invitaciones empezaron a llegar. Le parecía a Meta como si no tuvieran un momento para disfrutar de su propia casa, o acudían a ver los caballos de algún vecino, o los amigos llegaban para cabalgar con ellos. Había almuerzos, cenas, fiestas y bailes, uno tras otro. Todos en Leicestershire deseaban conocer al Príncipe y a la Princesa. Se había esparcido la noticia de lo atractivos que eran. Meta sabía que también mucha gente que sintiera gran afecto por sus padres estaban deseosos de mostrarles a Richard y a ella que no los habían olvidado. Eso significaba que no tenía tiempo para pensar ni para estar con el Príncipe. Solían cabalgar juntos por las mañanas, probando los caballos nuevos. Richard descubrió a otro vecino dispuesto a vender varios sementales notables. —Cr