—Mamá me contó que en las cocinas inglesas siempre hay comida colgada de esa extraña manera— dijo, entusiasmada, Natalia—, y ahora puedo, al fin, verlo por mí misma. Meta la llevó a ver los grandes recipientes de leche en los que se estaba formando la crema. La señora Bell la utilizaría en muchos de sus platos. Después, salieron por la puerta trasera hacía las caballerizas. —Deseo ver de nuevo esos caballos— comentó Meta—, aunque imagino que su hermano y Richard debieron llevarse los dos mejores. —Puede estar segura de ello— afirmó Natalia—. Alexis siempre vencía en las competiciones ecuestres que se llevaban a cabo en San Petersburgo. Tiene muchas copas de oro ganadas. —Debe estar muy orgulloso de él— dijo Meta. —Por supuesto que lo estoy— asintió Natalia Le pareció extraño a Meta