La noche que fantaseé tras tener esa sesión de sexo bajo la lluvia con Enzo, se fue al infierno con su ida de mi casa. Sin explicaciones, sin una oportunidad para retractarme, sin despedidas. Dudo que hasta haya tenido tiempo de vestirse por completo con lo rápido que se fue. No me debería doler, me repetía que no me dolía, pero confieso que sí lo hacía. No estaba acostumbrada a eso de que me dejarán sola después del sexo, cuando lo tuve antes de esa asquerosa noche en el club, era mimada, consentida, amada. Ahora veme, haciéndome preguntas que no tendrán respuestas y cuestionándome por qué mi corazón se sentía de esta manera. Lo único que debía importarme de Enzo es que no estaba casado, ni en una relación formal, era todo. ¿Qué si el asunto de su esposa fallecida lo ponía tan sensible