Mi desespero por descubrir qué rayos le había pasado a Oscar fue digno de una catástrofe. Tisha no supo decirme qué le había ocurrido en sí porque es que nadie sabía qué le había ocurrido en sí para cuando se lo llevaron. No me quedo con esa incógnita y llamo a Oscar, no me atiende. No me doy por vencida y llamo a cualquiera que me pueda dar información de él. Mi búsqueda de la verdad se asemejó mucho a la dinámica esta del teléfono distorsionado, debido a que las respuestas que lograba conseguir no eran del todo claras o lo suficientemente claras para lo que me concernía. Uno de los presentes de la celebración me dijo que bebió en exceso y se peleó con alguien. Otro me dijo que fue que se cayó y lo encontraron inconsciente. Otro más dice que cree que se le fue la mano en la droga, y tuv