El hombre todo lo perfecciona en torno suyo; lo que no hace es perfeccionarse a sí mismo. (Alphonse Karr)
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-¡Estás loca no usaré eso!- dije en voz alta a mi amiga quien pellizcó mi brazo- ¡Auch!
-Deja de ser tan bocaza y métete en el probador, pendeja- dijo fastidiada de mi, no la culpo. Incluso yo lo estaba.
-¡Pareceré jamón enlatado!- me quejé- No quiero- dije segura y respiró hondo.
-Iris, te meterás en esa mierda con esta ropa si no quieres que te deje aquí sola y te bloqueé de mi teléfono. Me has hecho ir a tres tiendas distintas sin comprar absolutamente nada, ¡Y mis pies duelen!
-No te mandé a venir en plataformas- me defendí y bufó- Está bien, dame eso- dije resignada a vestirme como la puta que ella quería que personificara. ¿Cómo acepté meterme en esto?
Caminé a los probadores con tristeza.
-Vas a probarte ropa, no a la guillotina- me recordó y le saqué el dedo del medio justo cuando una señora y su pequeña hija nos miraban. Me sentí tan vulgar por la mirada horrorizada de la mujer que me metí corriendo detrás de la cortina escuchando la risa maligna de Layla desde lejos.
-Terminemos con esto- murmuré quitándome la ropa y quedando en la íntima. No me veía tan mal, al menos mi panza no era tan enorme como pensaba, pero mis muslos… Diablos, mejor me vestía de una vez, me sentía juzgada y lo peor es que ¡Era yo la juez!
El primer vestido era de encaje n***o con un forro color nude, tenía un lindo escote profundo, un broche a la cintura que la achicaba y honestamente me sentía cómoda en él. ¿Cómo decirle a mi amiga que al final sí me gustaba? Después lo haría, iba a quitármelo y la escuché gritar.
-¡Vamos, cariño, quiero verte!- salí antes de que siguiera abochornandome- ¡Wow, wow, escondan a sus esposos, señoras!- dijo muy alto y me cubrí la cara apenada y descalza.
-¿Podrías callarte la boca? Todos te oyen- le recordé y se rió.
-¡Te ves genial!¡Mira ese trasero!¿A dónde lo traías?
-Eres ridícula- destaqué volviendo al vestidor. Me quité el traje y probé el siguiente- Oh, no…- murmuré desesperada por tener que usar eso, puse una cara de trauma hasta el momento en el que sí me quedó- Oh, no lo esperaba- dije para mí viendo en el espejo algo profundamente bueno que ni siquiera sabía que podía usar.
Era un vestido veraniego de dos piezas, el top tenía un nudo al centro y no creí que me quedara del todo bien hasta ponérmelo, la falda era asimétrica y me sentía muy cómoda con mis caderas, el hecho de que el color fuese un lila suave era perfecto porque podía usarse a cualquier tiempo.
Un total de ocho looks, todos nuevos, todos acorde con mi nuevo estilo de cabello y me sentía otra, fuimos a una zapatería y fue un milagro que de verás no nos demoraramos tanto. Volvimos a mi piso y se quedó a comer sushi, aunque no recuerdo haberla invitado.
Me senté en mi computador a chequear el correo electrónico. Tenía un mensaje de confirmación de mi jefa, el artículo salió a tiempo. También una respuesta a un préstamo que pedí hace un tiempo y que mandé a la Papelera sin siquiera leer.
-¿Y cuándo saldremos?- me giré al escucharla- Quizás hoy podamos cazar a unos chicos- dijo sonriente y fruncí el ceño.
-¿Hoy? Ni siquiera trajiste ropa- señalé y abrió los ojos desmesuradamente.
-Parece que no me conoces- apuntó- Siempre traigo atuendos en el auto. Nunca se sabe, querida- me reí. Ella era así, tenía que saberlo.
-De acuerdo, está bien.
Me miró asombrada.
-¿De verdad?- preguntó y blanqueé los ojos.
-¡Sí!¡Hoy saldremos!- dije segura y riendo de su expresión espantada.