Demian
Le daba vueltas a mi vaso de wiski absorto en ese par de ojos azueles que no salían de mi cabeza desde la fiesta de máscaras. Ni en un millón de años pensé en que la volvería a ver y mucho menos que cuando eso sucediera, fuera mi jodida alumna.
La había notado ni bien entre a ese salón de clases, sus ojos son algo muy provocativos y ahora entiendo porque me llamaron tanto la atención, no podía quitarle la mirada de encima y tuve que ser muy cuidadoso para que ni ella ni nadie se diera cuenta.
Era ella, la gatita enmascarada que no salía de mi cabeza.
Cuando dijo su nombre, mejor dicho, la forma en que la llaman supe que era ella, no había forma de que me equivocara y cuando fui consciente de eso la respiración se me atasco en la garganta.
Porque pensaba volver al club a buscarla, quería pasar otra noche con ella y hacer realmente todo lo que deseaba hacerle, sin restricciones. Pero ahora no podría porque siquiera pensar en ella de esa forma rompía mil códigos éticos del reglamento universitario.
Pero lo deseaba tanto.
Quería atarla, someterla, que sienta tanto dolor como placer ¿Hubiera aceptado estar conmigo según mis reglas?
Nunca había hecho eso, es decir buscar a alguien que no conocía o que era su primera vez en un lugar como el “Sinful Lust”, por lo general siempre tenía una misma mujer por un periodo de tres meses o más si me complacía mucho.
Pero siempre eran mujeres con experiencia, adecuadas, que ya habían sido entrenadas como sumisas por otros dominantes. Nunca había iniciado a nadie y no era algo que me gustara, pero con ella, después de haberla probado, podría haber hecho una excepción.
Suspiro y me termino el trago, tengo varios casos que leer y a eso sumarle la catedra que tome este semestre.
—¿Vas a ir al club esta noche? — me pregunta mi amigo Mason cuando entra a mi oficina, somos amigos hace años y fue el quien me llevo a ese club, tenemos los mismos gustos, ambos somos dominantes solo que él es más sádico por así decirlo que yo en algunos casos, sin embargo, hemos compartido mujeres en más de una ocasión.
—No, tengo trabajo atrasado y debo presentar la planilla del programa definitivo en la universidad.
—Lastima, Adele me llamo que iba a ir— se ríe—. Tenía la esperanza de verte a ti también.
Adele Dupont, una francesa pianista que compartimos, una de las mejores sumisas que hemos tenido, la he visto yo solo en varias ocasiones para sesiones donde se somete a mi sin condiciones.
—En otra ocasión, quizás la llame mañana— digo, firmando los papeles que me quedan.
—¿Qué tal estuvo el sábado? — pregunta—. Te perdí antes de irme.
Suspiro y Celine vuelve a mi mente.
—Tuve una gatita enmascarada en mis manos— sonríe esperando que siga—. Era su primera vez en el club.
—No me jodas, ¿La iniciaste? — niego.
—No, tuvimos sexo normal— le cuento—. Exquisito, por cierto, pero no pude ir más allá con ella esa noche.
—¿Porque no?
—Porque era su primera vez ahí, se le notaba por todos lados y estaba aterrada, pero joder la tendrías que haber visto— la imagen de ella parada mientras la devoraba envía una punzada de calor a mi m*****o—. Era una jodida obra de arte.
—¿Vas a romper tus reglas y la vas a iniciar? — pregunta—. Quiero verla también.
—No— digo, respondiendo tan rápido que hasta yo me asombro—. Y no voy a iniciarla, de hecho, no volveré a verla, al menos no en ese ámbito.
—No entiendo— dice—. ¿Porque no? si claramente te dejo interesado.
—Porque resulta, que la gatita enmascarada es mi jodida alumna— se hecha a reír, bastardo idiota.
—¿Es broma?
—¿Tengo cara de estar bromeando? Mason, la vi hoy en mi clase de derecho penal.
—Bueno, pero si nadie se entera no estas infringiendo ninguna ley ¿O sí?
—Aun si pudiera tenerla, jamás aceptaría someterse, no debe tener más de veinte y créeme cuando te digo que haberse acostado con un desconocido debe haber sido lo más atrevido que habrá hecho en su vida.
—Bueno mi amigo— se levanta y se acomoda el saco—, siempre hay una primera vez para todo, avísame si cambias de opinión con respecto a esta noche.
Cuando se va me hundo en mi sillón, me duele la cabeza y Celine no sale de mi mente.
¿Qué voy a hacer con ella? ¿No puedo ignorar la atracción que siento?
No puedo ignorarlo, pero debo hacerlo porque definitivamente Celine Grey está fuera de los límites para mí.
Me sirvo otro vaso de wiski y decido concentrarme en el trabajo, quizás si no logro sacarme el estrés iré al club con Mason y Adele.
Dos horas después estoy en casa sacándome la ropa para meterme en la ducha, estoy cansado y estresado, pero por sobre todo estoy excitado y me fastidia no poder tener a quien realmente quiero.
Dejo que el agua caliente relaje mis músculos, apoyo la cabeza contra la pared de la ducha y cierro los ojos, mi m*****o esta duro y lo aprieto con mi mano, subo y bajo en un ritmo constante haciendo presión en la punta.
Sus ojos me golpean, ese azul tan suyo y mi m*****o se endurece más, evoco la forma en que gemía para mí y es como si pudiera sentir su sabor en mi boca.
Frustrado por no poder acabar termino de bañarme y salgo, me seco y voy a mi vestidor, pensaba acostarme dormir, pero ya sé que no voy a poder hacerlo. Me pongo una camisa, un pantalón y una chaqueta.
Pongo algo de perfume, tomo la billetera, las llaves del auto y me voy.
Quince minutos después estoy en la barra del Sinful Lust pidiendo un trago, algo dentro mío, espera verla aquí, aunque sé que eso no va a suceder.
Mientras espero mi trago pienso si ir con Mason para una sesión en conjunto o buscar algo por mi cuenta. La verdad es que no tengo ganas de tener que tomarme el trabajo de buscar a alguien asique voy por lo seguro.
Me tomo el wiski de un sorbo y voy en busca de la habitación donde sé que están Mason y Adele.
Cuando llego a la puerta y abro, mi amigo terminaba de atar magistralmente a Adele a una cruz invertida.
—Amos— susurra con la voz entrecortada por la excitación. Mason la amordaza, no sin antes darle un golpe en su centro haciéndola retorcerse.
—Sin hablar, dije— Mason se saca la camisa y camina hasta la mesa donde hay fustas y látigos—. ¿Quieres iniciar? — pregunta.
No digo nada, me quito el saco y me arremango la camisa, me acerco a la mesa y tomo el látigo.
Definitivamente va a ser una noche muy interesante.