3.-Departamento 20.

2526 Words
…Quito a la niña la mujer que mi papá y yo mirábamos era una mujer muy bonita de pelo muy largo. Mi papá corrió por el machete y le dio un machetazo, esta lanzo un grito infernal y ante nosotros se fue transformando en un ser diabólico, después se fue como derritiendo hasta que salió de la casa, mi papá abrió la puerta para verla, pero solo vio un zopilote volando y se oyó un grito de rabia que se fue alejando. Eso fue para que nunca regresara la bruja.  Yo seguí estudiando.       Cuando llego la secundaria a la casa estudie enfermería, mis papás, hermanos y yo vivimos en el mismo lugar y pueblo —Fin.— 3.-Departamento 20. Cuando llegamos a vivir a ese departamento yo estaba contenta pues me gustaba, era un edificio muy antiguo con departamentos muy amplios y techos altos, que se podía a ser otro departamento y tenía unos ventanales muy grandes donde entraba la luz del día. La estancia era muy grande así como las recamaras eran tres, después la cocina era muy amplia como a mí me gustaba, pues me encanta cocinar, después el baño, el baño es como yo lo imaginaba un baño completo y tenía una gran tina de baño de esas antiguas, después el cuarto de lavado y por último el cuarto de servicio todo muy amplio y eso es lo que más me gustaba del apartamento, también una de las cosas que me agradaba era que no eran muchos departamentos, tan solo eran solo veinte y era cuatro por piso, nosotros vivíamos en el quinto piso pero eso no era problema porque el edificio tenia elevador, igual de antiguo que el edificio. Para entrar tenía una gran puerta de hierro forjado que pesaba mucho, pero estaba bonita. Después estaban del lado izquierdo la portería que era una familia que tenía cuatro hijas, la mayor tenía doce años, la segunda diez, la tercera ocho y la más pequeña seis. La señora y el señor eran muy amables, se veía que eran de pueblo por su amabilidad, las niñas aparte de ir a la escuela les asían mandados a los inquilinos si necesitabas algo de la tienda, ellas te hacían el mandado o si querías las tortillas calientitas ellas te las traían con su propina correspondiente. Después del lado derecho las escaleras y a un lado de ellas el elevador bastante amplio. Nosotros somos cinco mis dos niños, mi esposo, mi hermosa niña la más pequeña y yo, así que el departamento nos quedó como anillo al dedo. Mi esposo Ernesto no quiso que nos trajéramos los muebles del departamento que rentábamos, porque este lo compramos con muchos sacrificios, Ernesto ganaba bien, tenía un buen empleo pero como ya teníamos una familia si queríamos comprar un departamento teníamos que ahorrar, así que solo me traje la ropa de mis hijos la mía y la de Ernesto, todos los muebles y todo lo de la cocina se vendió, ya no nos importaba cuanto nos dieran, solo era venderlos para entregar el departamento y así fue, entregamos el departamento y ya en el otro compramos los muebles y todos estábamos muy contentos porque mis hijos escogieron todo para su recamara, y la niña aún estaba pequeña para hacerlo pero se lo decoramos con lo que más le gustaba a ella, solo tenía tres años y nuestra recamara Ernesto y yo escogimos todo, parecíamos recién casados. De la cocina, el baño, el cuarto de servicio y el cuarto de lavado, yo me encargue de eso. Afuera del departamento había un gran pasillo donde salían mis hijos a jugar con otros niños vecinos, resulta que en ese piso era donde había más niños y casi todos tenían la misma edad de mis niños, así que por las tardes jugaban todos en el patio. Yo dejaba la puerta abierta y mis hijos o los otros niños entraban y salían, también, así estaba yo más al pendiente, así fue como empecé a conocer a mis vecinas y nos empezamos a ser amigas. Todo iba muy bien hasta la primera vez, mi esposo y yo nos fuimos al teatro, al salir fuimos a cenar así que llegamos tarde a la casa, cuando salimos del elevador mi esposo saco las llaves y empezó abrir la puerta cuando empezamos a oír voces y risas de varios pequeños en la azotea. Él subió las escaleras, pero la puerta de la azotea estaba cerrada en cuando se acercó las voces y risas desaparecieron, después yo al voltear vi a una mujer muy elegante, pero con vestimenta como de los años veinte, al verla la  saludé ella no me contesto cuando mi esposo me hablo y dijo: —Qué pasa. Cuando volví la cabeza ella ya no estaba, no le di importancia y entramos a la casa. Después un día que estaba sola con mi nena estaba en la cocina, la niña estaba jugando y yo asiendo mis quehaceres, cuando de pronto oigo que mi nena estaba riendo y hablando, yo me quede parada oyendo pues solo estábamos las dos solas, fui hacia donde estaba la niña, iba yo muy sigilosa para ver con quien estaba, cuando vi solo estaba sola platicando con alguien, pero no había nadie, me acerque a ella y le dije: —Que paso mi nena con quien hablas. —Con ellas. —dijo. —Pero quienes son ellas. —Ellas, mis amigas ya las viste o no ya se fueron mami ya tengo tres amigas yo les presto mis juguetes porque no tienen con que jugar, su papa no les compra nada. —Está bien mi amor ven acompáñame a ser la comida. La cargue y nos fuimos a la cocina, ahí la tenía sentadita platicando con mi nena, la verdad si me dio miedo. Después cuando andaba haciendo el quehacer y entraba y salía de todas las habitaciones, de repente veía una sombra que entraba mucho a mi recamara, era de una mujer, pues traía un vestido largo, más bien parece camisón. Un día platicando con las vecinas que a veces nos reuníamos a tomar café cuando salió la plática de las apariciones, resulto que todos en algún momento habíamos visto y oído tanto a la mujer como a los niños y en la azotea corriendo. —Como, — dije. —En la azotea niños. —Si. —dijo Lili, mi vecina más próxima. —Pero que fue lo que paso o por qué. Pero nadie supo dar una explicación. Después yo le conté a Ernesto, el solo sonrió. Con los días empezamos a oír que en la azotea corrían personas como si estuvieran jugando, un día Ernesto fue y se asomó, yo iba detrás de él abrió la puerta de la azotea, entramos y vimos a un grupo de niños corriendo, eran tres, un hombre y dos niñas. Cuando entramos todos corrieron a esconderse, yo les empecé hablar: —Que pasa porque están aquí a esta hora jugando en qué departamento viven, donde están sus papas niños, niños que pasa. Ernesto iba de tras de mi de pronto una de las niñas se asomó, traía un gran moño en la cabeza me vio y sonrió con una gran sonrisa diabólica, su cara estaba totalmente blanca y los ojos no, no tenía ojos, solo eran las cuencas de los ojos, empezaron a salir de su escondite flotando, Ernesto me tomo de la mano y me saco corriendo, cerró la puerta y nos fuimos al departamento. Llegamos a nuestra habitación y le pregunte a Ernesto. —¿Que fue eso? Ernesto ¿Que fue? —No se amor no sé, pero cálmate y vamos a dormir. Nos acostamos el me abrazó y solo así me quede dormida. Al otro día fui a ver a mi vecina Lili, le conté todo lo que habíamos pasado la noche anterior y le pregunté: —Lili de verdad no ¿Sabes lo que paso en este edificio? Porque algo paso, por eso pasan estas cosas. —Mira amiga no se de verdad, pero la verdad es que no he querido saber y sabes quien ha de saber, en el departamento número ocho vive una señora ya grande y es la que tiene más tiempo viviendo en este edificio ella es muy reservada solo saluda, pero nunca te hace platica ella si te puede decir. Nos despedimos mi amiga Lili y me fui a mi departamento. Llegue y me puse hacer un pay de manzana, después baje al departamento número ocho. Cuando llegue me pare enfrente de la puerta, toque y no tardaron en abrir la puerta, me abrió una señora de más o menos de unos sesenta años bien vestida muy elegante y un porte de esas señoras que con su sola presencia se imponen. —Buenos días se le ofrece algo. —me dijo. —Buenos días soy la señora Estela y vivo en el departamento veinte, no hace mucho que me vine a vivir aquí y vengo a presentarme, le traigo un pay que yo misma hice. La señora sonrió parecía que le había caído bien. —Pásele Estela entre.  Y vi su departamento estaba decorado y los muebles eran de los años cincuenta, pero todo muy bien cuidado. Después me invito a sentarme, fue a la cocina por unos cafés partió el pay me dio un trozo y empezamos a platicas, era una persona muy agradable, me arrepentí de haberle mentido y decidí decirle la verdad y cuál era el motivo de mi visita, tal vez se enojaría y me correría de su casa y merecido lo tenía. Después le dije lo que nos había pasado que mi niña veía y platicaba con unas niñas, lo que vimos en la azotea mi esposo y yo, la mujer que yo veía en los pasillos, pero ella me vio y me dijo: —Eres la primera persona que se interesa por saber qué es lo que pasa en este edificio y además eres sincera conmigo, y bueno me caes bien por tu sinceridad, así que te voy a contar lo que paso, y a partir de ese suceso empezaron a verse esas cosas en el edificio en el departamento, un número doce llegaron a vivir, una familia de seis personas, cuatro pequeños, tres niñas y un varón el esposo y la señora, ella era muy reservada y los niños muy tímidos,  lo que notaba yo era que muy seguido la señora andaba golpeada de la cara y su mirar era de mucha tristeza, a mí me intrigaba, el esposo un hombre alto medio gordo no feo pero te daba la impresión de ser una persona muy desagradable, después un día me encontré sola a la señora, la saludé y le dije “la invito a desayunar a mi casa el día que usted quiera” de verdad ella me vio sorprendida y me dijo: —Si gracias puede mañana. —Claro la espero mañana, la invite que fuera por la mañana porque a esa hora están los niños en la escuela y es cuando uno se da su tiempo.  Al otro día llego la señora, la invite a pasar, desayunamos, platicábamos de cosas sin importancia después la señora que se llamaba Lurdes me tomo la mano y me dijo: —Gracias, gracias por darme este momento tan agradable, sabe, mi esposo es muy agresivo él no era así pero después se unió a un grupo de adoradores de satán y él fue cambiando poco a poco, hasta que se ha convertido en un ser sin sentimientos al que no le importa nada ni nadie y pareciera que nosotros somos un lastre y quiere deshacerse de nosotros, le estorbamos y la verdad no sé qué hacer. —Lulú como le decían, le dije, Lulú porque no va a la iglesia y habla con el padre tal vez él pueda ayudarla o decirle que hacer, Lulú prométame que va a ir a ver al padre. —Sí, si claro que sí, mañana mismo voy se lo prometo y nuevamente gracias. —De pronto se quedó viendo detrás de mí, yo volteé, pero no había nada separo de súbito y se fue, yo me quedé sorprendida no sabía que pensar, pero me dio mucha tristeza ella y sus hijos. Paso el día sin novedad le platique a mi esposo, pero él no le dio importancia. Estábamos dormidos pasaba de la media noche, eran como las tres de la mañana cuando nos despertaron unos fuertes golpes en la puerta, cuando mi esposo se paró para ir abrir yo lo seguí asustada pues no sabíamos lo que pasaba, abrió la puerta y era un policía que nos dijo salgan, salgan rápidamente el edificio se está incendiando, corrimos a la recamara, les hablamos a los niños, agarré unas cobijas y salimos corriendo por las escaleras. Al salir estaban varias ambulancias y patrullas y ya estar en la calle vi el edificio y me di cuenta que no era todo el edificio el que se estaba quemando, solo era el departamento número doce, me acerqué a un policía y le dije que pasa, él me dijo: —Parece que un departamento se está quemando, pero no se sabe bien. —Entonces empecé a buscar entre los vecinos a Lulú, pero no la veía, después me acerque nuevamente al policía y le pregunte y la familia, la familia que vive ahí donde está. —Aún no se sabe nada hasta que los bomberos nos informen. —Yo aún seguía buscándolos. Después de un rato salieron los bomberos y dijeron que ya habían apagado el incendio y les dijeron a los de la ambulancia que podían entrar, ellos corrieron hacia dentro después salieron con las camillas y los cuerpos de los niños tapados totalmente con una sábana, en seguida Lulú, sabía que era ella porque al pasar junto a mi salió una de sus manos y traía el anillo que le había visto unas horas antes, después los bomberos nos dijeron que ya podíamos regresar a nuestro departamento, pero yo le pregunte a uno de ellos falta uno. —¿Que? —Que falta uno, el esposo ¿Dónde está? Él sobrevivió—. Pregunte, el bombero me contesto. —No sabemos solo estaban ellos en el departamento ya no hay nadie. —Mi esposo me jalo y subimos al departamento, nos acostamos, mi esposo me abrazo y solo así me quede dormida. Después de eso se empezaron a manifestar esos fenómenos a los cuales nadie les hace caso, remodelaron el departamento para rentarlo, los dueños que ellos no vivían aquí vivían en otro estado pero después de lo que paso no había familia que durara ahí, así que terminaron por dejarlo abandonado, esas apariciones no han sido agresivas solo las vez y las ignoras y no pasa nada pero lo que pasa contigo es que están agarrando más fuerza pero fuerza maligna Estela, porque no hablas con un sacerdote y él te dirá que puedes hacer y bueno es todo lo que yo te puedo decir. —Si gracias, solo una última pregunta, supo usted alguna vez lo ¿Que paso con el esposo?...
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