Meneo mi cuerpo al ritmo de la música, en este mar de cuerpos sudorosos y convirtiéndome yo misma en un cuerpo sudoroso que necesita hidratación. Mi pequeño vestido de lentejuelas apenas cubre mis piernas, mi trasero y mi escote, y eso poco me importan en realidad. Solo me dedico a perderme una y otra vez, recogiendo mi cabello dorado, hasta que siento la dureza de alguien detrás de mí. —Pensé que nunca te encontraría — me susurra al oído Fran. Su olor penetrante a fragancia se pierde con el del cigarrillo que debía estar fumando antes de venir para acá. —Alguien debe estar ciego para no localizarme con lo que llevo puesto — no me paro de mover al ritmo de la música. —Ahora que lo pienso, me gusta más como te ves con las gafas y los pantalones mal entallados — dice. Tengo que reírme a