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Quiero vengarme de ti

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Blurb

“Un mujeriego, un mitómano, el heredo de un imperio que gracias a su cara bonita y millones cree que el mundo le pertenece. Ese despreciable ser es Adrián Bryrne, el hombre que jugó y utilizó a mi hermana. Pero que hoy estoy decidida a darle la lección de su vida”.

...

Lily Salas no es la misma desde que los sueños de su querida hermana fueron destruidos por un desconocido. Por eso ha decidido vengarse del responsable de todo: Adrián Bryrne. Para ello se infiltrará en su empresa, se convertirá en su mano derecha, lo seducirá y estafará.

El inconveniente es que Adrián no es un hueso fácil de roer. Desconfiado como ninguno, inteligente como ninguno y terriblemente encantador. ¿Será qué Lily caerá en sus garras y se olvidará de su misión?

-LIBRO #3 DE LA SAGA "AMORES CON FECHA DE VENCIMIENTO"-

Novela registrada en Safe Creative

Código de registro: 2202020396295

Autora: Paola Yu

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©

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Capítulo 1: Una inocente secretaria
Mi pie derecho tantea el piso con insistencia, y mi mano tampoco puede estar quieta peinando mi cola de cabello ladeada. Finalmente lo había conseguido, estar en una entrevista de trabajo de Bryrne Holdings Co., una en la que debía lograr mi objetivo del día de hoy: ser contratada como una simple secretaria. Pero no cualquier secretaria, sino la de Adrián Bryrne. ¿Quién era ese hombre? En pocas palabras el primogénito del dueño de esta endemoniada empresa aseguradora de no sé cuántos millones de dólares. En muchas palabras, Adrián era mi enemigo, a quien quería destruir y de quien me quería vengar. Para eso debía eliminar a cada una de las mujeres que están a mi alrededor. Yo debía ser la seleccionada costase lo que costase, incluso jugando sucio. Lily Salas estaba acostumbrada a jugar sucio en la vida desde que se lo podía recordar, por lo que unas cuantas tretas para lo que quería no serían nada para mí. Detallo el porte de cada una de mis rivales, las analizo detrás de mis gruesas gafas, falsas, ni aumento tienen. Otra pregunta, ¿para que uso gafas que no están graduadas? ¿Para lucir más intelectual? Probable, ¿Para dar una apariencia tímida, casta y de niña buena?, muy probable. La cosa estaba así, llevaba meses siguiendo el rastro de Adrián, sus gustos y su terrible fetiche. Yo personificaba el “tipo ideal" de ese hombre. Y no me importaba comenzar a fingir que era inocente, que era recatada, que era torpe. Tenía un objetivo que cumplir. Sigo detallando a mis rivales, todas con una apariencia inmaculada, trajes entallados profesionalmente; cabello perfectamente sujeto en moños; esa postura firme. Luego estoy yo, pretendiendo ser quien no soy, vestida en colores pasteles cuando los odio; y tragando nerviosa toda la saliva que tengo cuando suelo ser una mujer confiada. —Espero que los rumores no sean ciertos — sonrió tímidamente en camarería a una de las candidatas a mi lado, parece estar en sus 30's. —¿Cuáles rumores? — indaga curiosa. —Escuché que varias secretarias han renunciado en los últimos meses. Parece que es un jefe difícil — río “nerviosa" ante la semilla que planto — no sé si pueda trabajar con tanta presión de ser cierto. Chismes, cizaña, malas intenciones, todas son perfectas para iniciar con el fuego que espero arda. En cambio, la candidata me mira sabiamente y con una mirada cálida sorprendiéndome. —Todo trabajador merece respeto sea cual sea su posición. Que un jefe te grite o agreda solo revela lo mal superior que es — me aconseja reconfortantemente. Juro que si no estuviese con mi disfraz de inocente paloma maldeciría en voz alta. ¿Quién mierdas era esta? ¿Santa Teresa de Calcuta? Era... Esta candidata de nombre Victoria era un peligro inminente, y lo fui comprobando al hablarme de su educación, los idiomas que hablaba. La mujer en cuestión parecía no callarse nunca, y lo peor es que cada gramo de lo que decía, lo hacía en son de liderazgo y simpatía. ¿Amiguita sabes que luchamos por el mismo puesto de trabajo? En las entrevistas de trabajo a las que había ido si no te metían el pie, era una buena entrevista. —¿También eres egresada de la Universidad Central? Yo estoy haciendo mi tesis en economía y finanzas internacionales… — agrega otra de las candidatas. Y luego otra, y otra, y sin poder hacer nada todas estas mujeres estaban riendo como amigas de toda la vida. Y deseándose suerte para ser la seleccionada. Una pequeña vena siento temblar en mi cuello a punto de estallar. Se suponía que todas comenzarían a hablar mal de la empresa o se lanzarían comentarios pasivo agresivas al ser rivales, pero nada de eso. Dios, el mundo que creaste está podrido. Necesito de su hedor en este momento y me decides mostrar lo bueno que puede ser. Me duele la cabeza. —Buenos días — saluda un joven hombre en traje a todas nosotras, y respondemos al unísono lo correspondiente — antes de las entrevistas personales con Adrián ¿serían tan amables de pasar a la siguiente sala de juntas? Síganme por favor. En una canción llena golpeteos de tacón al suelo brilloso, todas las candidatas seguimos al hombre, y nos ubicamos en la nueva sala indicada. Nos sentamos alrededor de una mesa de juntas, y parece que le caí especialmente bien a Victoria porque se sienta a mi lado. Ella me dedica una sonrisa tranquilizadora y yo una nerviosa. —Les daremos una hora para que realicen esta pequeña prueba para comprobar sus conocimientos generales en tópicos tratados en el puesto de trabajo al que aspiran. Eso es lo que explica el endemoniado hombre ese repartiendo hoja y papel a cada una de nosotras. Mi pánico se enciende al tener el maldito papel en mis manos, operaciones matemáticas, de logística y hasta puedo leer que hay ciertas preguntas de inglés. Al dejarnos a solas, noto que algunas candidatas están confundidas, ese es el grupo al que pertenezco. Mientras que otras escriben con dominio, entre la que se encuentra Victoria, por supuesto. A ver, nunca nos hablaron de un bendito examen en esta entrevista. Además ¿no fueron lo suficientemente quisquillosos con la pre selección de estas 20 mujeres? Si alguien me pregunta si soy capaz de responder las interrogantes, diría que quizás algunas de ellas. Sabía inglés, sabía de programación, algo de matemáticas, pero no era una genio. Ni siquiera era una universitaria. Y eso deja mucho que decir, porque la verdad es que Lily Salas era una falsificadora de primera calaña. Presenté un currículo falso, un título falso y una experiencia falsa. Y potencialmente todos mis esfuerzos, se vayan al infierno por esta prueba del diablo. Respiro con calma, busco controlar mi pánico y disimuladamente tomo una foto a la hoja de la prueba. Lo hago al comprobar que no parecen haber cámaras de seguridad, y las demás candidatas están concentradas en lo suyo. Posteriormente abro mi chat de w******p con Fran y ruego al cielo, que lea mi mensaje. Fran me responde automáticamente con lo menos que me hace falta, un chiste. — “Volvimos a la secundaria mi Lily". — “Busca quien resuelva esta prueba. Es para conseguir el trabajo". — “No te doy garantías. Que sea eficiente con mis manos no quiera decir que sea un mago". Contengo mis ojos en blanco ante el graciosillo de Fran. Suponía que era mi amigo, suponía que era mi amante, suponía que sería mi aliado en este plan, aunque tuvo sus dudas al momento de contárselo. Mi plan era simple, acceder a Adrián Bryrne, convertirme en una empleada de confianza, tener acceso a sus finanzas y sacarle todo el dinero que fuese posible. Si tenía que clonarle las tarjetas, lo haría. Si tenía que acostarme con él, lo haría. Si tenía que secuestrarlo, lo haría. Necesitaba el dinero para salvar las piernas de Jazmín, necesitaba venganza para compensar todo el mal que le hizo a mi hermana pequeña. ¿Quién era ese hombre para hacerle lo que le hizo? El sonido del chat me saca de mis ideas de resentimiento, y cuando al abrirlo veo el examen parcialmente resuelto, me apuro a grabar toda la información. Tengo memoria fotográfica, es uno de mis dones, como uno de mis dones en 1001 imperfecciones. Aprovecho mi memoria y en el resto del tiempo me dedico a responder. Las candidatas van finalizando, y me adelanto a las restantes. Me ofrezco en recoger sus pruebas y entregarlas al empleado de más temprano por “cortesía”, es lo que hago al salir por la puerta. Pero antes de entregarlas y a escondidas afincada en una pared, borro rápidamente unas cuantas de las respuestas de Victoria y otras participantes. Luego les entrego como si nada hubiese pasado. Lo siento Victoria, el resto, espero consigan un mejor trabajo en el futuro. …… Nos hicieron esperar toda la hora del almuerzo, y posteriormente fue el tiempo de la entrevista final con el propio presidente de los Estados Unidos será. Adrián Bryrne. Fuí la última entrevistada, por lo que la noche ya está cayendo a las afueras. Me siento cansada, mis nalgas están entumecidas y me doy cuenta de lo inconsiderado que es ese hombre. —¿Señorita Salas? Es su turno — me indica una empleada para que grite en mi mente “un aleluya". Al pasar a la oficina contengo mi respiración, ajusto mis gafas, aliso mi vestido y blazer azul ñoño, y mi mirada se fija en él, en mi futuro jefe; Adrián Bryrne.

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