Debido a los comentarios tan subidos de tono y sexys de Adrián, había de suponerme que el susodicho no querría llevarme a un motel. Más bien me llevó a una tienda de ropa de oficina. Molesto, muy molesto. Le dijo a la primera empleada que lo atendió que me diera por lo menos cinco conjuntos neutrales, bien entallados y cómodos de oficina.
Así que él se sentó por allí a trabajar en su celular mientras yo me probaba muchas camisas aburridas en n***o y blanco. Al igual que faldas y pantalones que al verlos, debías tener cuidado o te caías dormido.
Sabía que le molestaba mi forma de vestir, ese era el propósito, pero… ¿es normal que no se fije en mí como mujer al haberle enseñado mi escote y trasero? ¿Es que tanto ama a su novia? Samantha solo lograba convertirse en un obstáculo más grande
