Nicolay
Las cosas llegaron a ponerse bastante pesadas durante la reunión, fue tal el punto, que todo se terminó descontrolando acabando en una pelea con disparos por doquier, llevaba tanto peso en mi cabeza por los eventos ocurridos los últimos días que se me hacía imposible pensar razonablemente, por suerte mi buen amigo y mano derecha estuvo a mi lado para hacerme entrar en razón y reenfocarme en la situación.
Mis pequeñas gemas eran lo único en lo que pensaba, necesitaba volver con ellas, debían estar preocupadas y en cualquier momento se enterarían de lo que estaba ocurriendo. Por suerte los refuerzos llegaron a tiempo, pero una bala había alcanzado a Morozov hiriéndolo en el abdomen, fuimos camuflados y salimos rápidamente del lugar.
No tardamos en regresar a casa, nos informaron que los chicos ya habían llegado a salvo, pero lo que no me esperaba es que todos salieran a la sala y vieran esa escena de nosotros, en especial mis hijas y los de Morozov, lo que más me afectó fue ver esos rostros de preocupación en ellas para después salir corriendo como si sus vidas dependieran de ello.
Debí sacar fuerzas de donde no las tenía para enfocarme en llevar a mi amigo hasta la sala, ya había solicitado que trajeran un médico y todos nos rodearon con preocupación, no había palabras por parte de ellos, aunque de alguna forma creo que los hacía sentir tranquilos el que hubiésemos vuelto con vida, mas esta horrible sensación no desaparecía de mi pecho al recordar el rostro de mis hijas.
Sin embargo, ellas me sorprendieron muchísimo al regresar corriendo con muchas cosas en sus manos, acomodaron todo en la mesa de centro y con unas tijeras Lily cortó los hilos que sostenían los botones de la camisa de Morozov, abrió la prenda sin pensar en nada más que atender sus heridas y Vicky me veía como buscando si estaba lastimado en alguna parte, pero tomé su mano y negué con mi cabeza dejándola más tranquila, con esa sutil sonrisa cómplice que solía regalarme.
Lily por su parte tocó el brazo de su hermana y entre las dos atendieron a Morozov rápidamente, sacaron la bala, suturaron la herida y limpiaron la zona dejando un pequeño vendaje, todos estaban sorprendidos por las habilidades de ellas, pero considerando que pasaron tanto tiempo con su madre y Oz no es una sorpresa para mí, excepto el temple que mantuvieron en todo momento.
Una vez terminaron con la herida más importante de él, entre las dos atendieron las demás que teníamos leves en el cuerpo, el verlas con esa concentración me hacía sonreír, se parecían tanto a Rag cuando atendía a un herido, incluso realizaban esa pequeña mordida en sus labios igual a ella, era sutil, pero estaba presente.
Una vez terminaron con nosotros procedieron a limpiar el lugar, iban a llevarlo todo a la cocina hasta que las detuve sosteniendo sus manos para que me vieran, no perdí un minuto más y las abracé con fuerza, ellas se aferraron a mi cuello y camisa, esta bella calidez era tan significativa para mí que me olvidé de todos por completo.
-Pensamos que te había pasado algo muy malo –dice Vicky provocando que las abrace un poco más fuerte, pero sin llegar a lastimarlas.
-Sí, estuvo un poco complicado todo, pero les dije que volvería.
-¿Las cosas serán así de ahora en adelante?
Lily y esa forma de intuir las cosas además de ser tan directa en sus preguntas me pondrán en más de un problema.
-Mi pequeña, este es el motivo por el cual no quería adoptarlas antes, pero si quieren entonces podemos hablar con su madre y…
-¡NO!! –gritaron al unísono separándose de mí, quedé bastante sorprendido por esa reacción, pero más por las palabras que dirían después.
-No regresaremos a Nueva York, dijiste que vendríamos contigo y aquí nos quedaremos –dice Lily.
-Y también dijiste que no nos separaríamos, por eso firmaste los papeles, ahora somos tus hijas y tu deber es estar con nosotras –completa Vicky.
Esa maldita convicción y terquedad solo podía venir de una persona, alguien que siempre me hacía sonreír cada que pensaba en ella.
-Si te atreves a regresarnos puedes olvidarte para siempre de nosotras Nicolay Romanov, porque si haces eso no volveremos a ser tus hijas -…igualita a su madre. Lily es tierna, pero sabe golpear fuerte con las palabras.
-¿Entonces qué proponen par de huracanes? –pregunté con tono suave.
-Solo queremos saber si esto será una costumbre ahora que viviremos aquí, al menos así sabremos a qué atenernos y podemos ser más útiles en lo que haga falta.
-Sí Vicky, esto será una costumbre, no quiere decir que ocurra cada vez que vaya a salir a una reunión, un viaje o cualquier otra cosa, pero siempre existirá el riesgo.
-Bien, entonces nosotras estaremos entrenando más, mamá y el tío Oz nos enseñaron varias cosas y si nos das un entrenador entonces Lily y yo podemos mejorar.
No pude evitar reírme un poco al escucharla hablar de esa forma tan altiva y desafiante, ella en respuesta me mira un poco furiosa con su cara sonrojada.
-Hablo en serio, ¡deja de reírte! –mi risa se hace más estruendosa y mi corazón pareciera haber crecido más.
-No me burlo de ti pequeña.
La tomo entre mis brazos aun cuando intenta zafarse y la lleno de besos en el cuello haciendo que ría por las cosquillas que le produce mi barba. Daría lo que sea por mantener esas risas el resto de mi vida.
-Mi pequeño verano, jamás dejes de ser tú misma.
Me observa atenta con esos bellísimos ojos miel y me sonríe más tranquila regalándome un abrazo lleno de amor, atraigo a Lily quien también me abraza olvidándonos de nuevo de todos, pero alguien carraspea su garganta llamando nuestra atención.
Al girarnos vemos que todos están sorprendidos por la escena que he hecho con mis hijas, pero vamos, soy padre de dos huracanes que tranquilamente arrasarían con el continente entero si así lo quisieran. Brie me entrega el móvil con una cara que reconocería perfectamente y suelto un profundo respiro antes de contestar.
-Hola mi zarina.
-¿Hola mi zarina? No llevan ni un maldito día en Rusia y ya mis hijas están en peligro y convirtiéndose en enfermeras de Morozov ¿me puedes explicar eso?
Si no la conociera bien, diría que está a punto de subirse al avión directo para acá, aunque es mejor no descartar la idea del todo.
-Zarina solo fue un percance, pero estamos bien, ellas están bien.
-Deja tus malditos negocios para otro día Romanov o te juro que me vas a escuchar como nunca, ahora enfócate en llevarlas a San Petersburgo, ponlas a salvo y quédate con ellas o la próxima vez no escucharás mi voz por este maldito teléfono.
Colgó de inmediato sin darme oportunidad alguna de decir algo, pero sé que si no hago lo que me indica; las cosas se pondrán peor para todos.
-Está que bota fuego –si Vicky supiera que es más lo que su madre quiere hacer…
-Ya se le pasará, no se preocupen.
-En todo caso… –habla Morozov llamando nuestra atención. –gracias por atenderme Lily, eres una gran doctora y tú también Vicky, muchas gracias. –ellas sonríen sonrojándose un poco.
-Con gusto, mamá y Oz nos enseñaron lo básico en atención médica, disculpa que no te pusiera anestesia, pero no encontré nada.
-No te preocupes, igual tienes una excelente mano y he tenido que padecer peores suturas, sino pregúntale a tu padre que me dejó un hermoso recuerdo de por vida.
-No seas exagerado, tampoco fue la gran cosa.
-¿Qué no? Dejaste esa cicatriz torcida, antes fue gracias a Wintar que logró arreglarla a tiempo o se vería peor.
-Ya dejen de pelear que parecen unos niños y eso que todos los que están aquí se ven más como adultos que ustedes dos, mejor pasemos al comedor, ustedes deben alimentarse bien después de lo ocurrido y ustedes dos jovencitas no se saltarán la cena más tiempo.
Quedo con el ceño fruncido y miro a las gemelas al escuchar esas palabras. Sé que Brie jamás dejaría a los chicos sin comer, es muy estricta con eso así que algo debió ocurrir.
-No nos mires así, es que queríamos comer contigo –dice Lily haciendo un puchero que derrite mi corazón.
Creo que moriré antes de tiempo y no sé si será mi zarina o alguna de mis gemas la que acabará primero conmigo. Evité regañarlas y solo las tomé de las manos para irnos al comedor a cenar, el medico no tardó en llegar para revisar a Morozov quien felicitó después a mis hijas por tan excelente labor y pronta atención.
Después de la cena ellas estaban mucho más animadas, hablaban con los otros chicos y noté que Vicky estaba discutiendo bastante con Aleksei Morozov, el hijo menor de la familia, solo espero que no se atrevan a nada más y quede en una pelea de niños o las cosas serán demasiado tensas para nosotros, tal vez debería buscar un internado a mis hijas, pero no sé si pueda soportar tenerlas tan lejos de mí otra vez.
-Papá cierra los ojos, tenemos una sorpresa para ti.
Vi a mis pequeñas con esa picardía tan característica de ellas e hice caso a la petición de Lily, de pronto escucho que dejan un plato sobre el comedor y un aroma muy familiar llega a mi nariz haciéndome sonreír nostálgico.
-¡Ábrelos! –solicitan ambas.
En cuanto lo hago veo una exquisita porción de Sharlotka frente a mí, pero noto que esta es diferente a la suele prepararme Brie, entonces Vicky me entrega la cuchara para que la pruebe, está tan bien presentada que me da un poco de pesar dañarla, encima está cubierta con azúcar en polvo, al lado tiene una flor hecha con crema batida, una hoja de menta y romero que decoran el plato haciéndolo más vistoso y unas rebanadas de manzana cortadas en forma de conejo.
Tomé una cucharada del postre junto a la crema saboreándola lentamente, entonces noto que esta no es para nada la receta de Brie, tiene unos sabores más marcados e incluso hay trozos de manzana, hasta la crema batida sabe diferente y ese dulce de la miel es inconfundible para mí. La verdad no sé ni qué decir, pero al verlas tan ansiosas mordiendo sus labios y repasando sus dedos, creo saber lo que ocurre mas quiero escucharlo de ellas.
-¿Quién hizo esto?
-Brie nos enseñó, dijo que era tu postre favorito, pero le dimos nuestro propio toque.
Ella se me queda mirando con una gran sonrisa que me confirma lo que dice Lily y yo estallo en una felicidad absoluta. Sigo comiendo el postre tan exquisito que hicieron mis hijas sin poder borrar la sonrisa que tengo. Saber que ellas hicieron este detalle tan hermoso para mí es muy importante, creo que incluso dejaré que sigan siendo ellas las que preparen esta delicia que me produce tanta felicidad.
Ya entrada la noche logré dormirlas contándoles un cuento, las abrigué muy bien para que el frío no las enferme y salí en silencio de la habitación hasta la cocina donde encontré a Brie con una taza de té, sirvió una para mí y me senté a su lado.
-¿Me lo dirás o seguirás con esa sonrisa en tu rostro? –ella ríe en lo que bebe un poco más.
-¿Qué te puedo decir?
-Empecemos con ¿por qué les dijiste de ese postre en específico?
-Eso fue una sugerencia de Ragnar, llamó y le pregunté qué podía hacerles de comer para animarlas, pero en vez de decirme solo sus platillos favoritos, me dijo que les enseñara a preparar tu postre favorito.
-¿Qué?
-Así como lo oyes, tu amada zarina fue la de la idea, así que yo seguí su consejo y tus hijas lo hicieron excelente, a tal punto que aprendí varias cosas de ellas en menos de veinticuatro horas.
-¿De qué hablas? ¿qué ocurrió?
-Ocurre que estuve pensando hacer una prueba de ADN a esas dos contigo porque son idénticas a ti, sobre todo Vicky, esa niña es la viva copia tuya, Lily también tiene lo suyo, pero creo que ella se parece más a Ragnar… creo que incluso ella habría sido como Lily cuando era una niña de no haber tenido ese pasado.
Seguí escuchando todo lo que Brie tenía por decir de mis hijas y mentiría si dijera que no estaba feliz por eso, quedé tan emocionado que casi no pude dormir esa noche solo de pensar en ellas, pero bien aproveché el tiempo para preparar una sorpresa al día siguiente y después fui a su habitación para verlas dormir desde el sillón, se veían muy tranquilas y como siempre, sostenían la mano de la otra y hacían suaves sonidos que me alegraban más.
Al día siguiente se levantaron temprano, desayunamos todos juntos y nos alistamos para salir directo al hangar. Dos horas después nos encontrábamos en San Petersburgo, donde había varias camionetas esperando por nosotros en el hangar y nos subimos en ellas para después dirigirnos a la que sería nuestra casa de ahora en más.
Mis niñas iban tan emocionadas que no dejaban de ver todo a su alrededor, así como hicieron en Nóvgorod, y en cuanto ven la mansión quedan bastante sorprendidas, es un lugar de dos pisos con un estilo moderno en colores n***o, gris y beige, por supuesto la seguridad en este lugar es bastante alta considerándola una fortaleza, una que aseguraría más al tenerlas ahora aquí.
Al bajarnos les di un pequeño tour por el lugar, Brie y Morozov organizaron a sus familias en las respectivas habitaciones en lo que nosotros seguimos nuestro camino, uno el cual no hacía más que alegrarlas en demasía, especialmente cuando llegamos a la parte posterior donde se encuentra la piscina con una increíble vista, luces en el interior de esta, un comedor, muebles, duchas y demás para que ellas estuvieran cómodas.
Ver esa alegría en ellas al conocer su casa y el entusiasmo que ponían al comentarme todas sus ideas, me hacían el hombre más afortunado de todos. Sin más, las atraje a un mueble cerca de la piscina donde nos acostamos quedando en medio de ellas para abrigarlas entre mis brazos, el único sitio conmigo donde sentía podían estar a salvo de lo que sea y quien sea.
-Este lugar no es lo mismo sin ustedes y por eso quiero que comprendan que a partir de este momento esta casa, esas habitaciones, la ciudad y Rusia entero será su hogar para siempre, uno del cual espero puedan estar felices y orgullosas, porque esta es su familia y su tierra.
-Te equivocas papá, nuestro hogar será donde estén tú y mamá, no es una mansión o un país. –sus rostros se alzan mostrando la sinceridad más pura del mundo dándome otra lección de vida que jamás olvidaré… Ellas son mi hogar.