Ragnar
—¿Qué fue todo eso?
—Una duda alojada en él.
—Entiendo —Nick enciende su pipa tras poner un poco de tabaco y me da un poco. —Pero no lo culpo, supongo que me siento de la misma forma, así como también llegué a pensarlo cuando estuvimos con Alex la primera vez.
—¿Crees que debería dejarlo?
—Sí, tal vez necesita tiempo, hasta ahora se está enterando de tu pasado y no debe ser muy agradable entrar en este círculo, es igual a cuando estabas con Helena.
—No quiero hacerlo sentir mal, así como tampoco me gusta que alguien haga algo que no desea.
—Lo sé Zarina, no necesitas explicármelo, solo dale tiempo para que se acople y después tomará su decisión, al menos sí te puedo decir que está dispuesto a luchar por ti, pero recuerda que una cosa es enfrentarse contra el enemigo y otra dormir en la misma cama con este.
—Supongo que fui muy rápido, gracias mi zar.
—No hay nada que agradecer hermosa, sabes que haría lo que sea por ti a pesar de todo, pero sí quisiera saber la respuesta que le ibas a dar cuando llegué.
—La conoces bien porque ya la has escuchado.
—Eso creí.
Nick me da un beso logrando calmarme un poco y más con esa bella sonrisa, escuchamos a Max salir de la casa y subimos los tres al auto quedando ellos al frente.
Quería pensar un poco más toda la situación, si él en verdad no deseaba continuar a sabiendas de lo que sentía debía respetar esa decisión, puesto que tampoco estaba dispuesta a dejarlos de lado; ya que junto a Nick y Alex tenía un recorrido que importaba mucho en mi vida y mi corazón.
Recogimos a las gemelas quienes entraron muy felices al auto y nos fuimos al centro comercial, nos hicieron entrar a cada almacén de ropa, buscaban entre las prendas cosas para nosotros, le pasaron algunas a Max para que se midiera e incluso lo hicieron comprar unas cuantas camisas, lo más bello era ver ese sonrojo en Lily cuando lo veía con la ropa que le entregaba y él le sonreía diciendo que le había gustado.
Creo que ellos dos tendrán una bonita amistad de ahora en adelante, Vicky si era más apegada a Nick, él la apoyó demás cuando estaba en el hospital al tener las heridas más graves y eso generó un vínculo más fuerte entre ellos, pero no por eso dejaba a Lily de lado, todo lo contrario, la buscaba para que no estuviera con Max.
A pesar de todo la pasamos bien en todo este recorrido con mi par de huracanes, pero no podía dejar de pensar en cómo se sentía Max al respecto, a veces mis pequeñas notaban que algo me pasaba y preguntaban por ello hasta que las distraía con algo que viese en el camino.
(…)
Ya eran las dos de la tarde y todavía no almorzábamos, así que nos dirigimos a la plaza de comidas y por petición de ellas, las acompañé para comprar varias cosas de comer en lo que Max y Nick buscaban mesa para los cinco.
—¿Ya decidieron qué quieren comer?
—Sí, pero antes queremos saber qué les pasa, desde que llegaron se ven incómodos, Max está un poco triste, tú también y papá está muy callado —tan perspicaz como siempre mi pequeña Lily.
—¿Acaso se pelearon por lo que pasó ayer? —…y Vicky, como siempre tan directa.
—No mis amores, no tiene nada que ver con lo ocurrido ayer, al contrario, ellos se divirtieron mucho con ustedes y a Max le encantó conocerlas, es un problema de adultos.
—Mamá, somos niñas; no tontas, si hay algo que podamos hacer solo dinos sabes que cuentas con nuestro apoyo.
—Gracias Vicky, pero como les dije es un problema de adultos y esto deberé resolverlo después, por ahora disfrutemos este día que si estamos aquí es porque ellos quieren vernos felices.
—Sí, pero tú no estás feliz ¿Acaso ellos no están de acuerdo en que tengas dos novios?
Este par son unas niñas, pero como bien dijo Vicky no son tontas y pueden comprender las cosas, su intuición llegó a desarrollarse muy bien en estos años y en casos como el de ahora lo demuestran a la perfección.
—Supongo que ese silencio es un sí. Mamá, Vicky y yo estuvimos hablando anoche y creemos que lo mejor es que estés con ellos dos, a nosotras nos hizo feliz todo lo que hicimos ayer y me siento bien con Max, sé que no es mi papá, pero sería como tener un tío, aunque más cercano.
—El tema mis amores, es que los problemas de la vida no son tan sencillos de solucionar para todos, tal vez nosotras lo veamos de esa forma, pero quizás no sea así para Max y quiero que él también se sienta bien, sino deberé buscar otras alternativas.
—¿Vas a dejarlo? pero él te quiere mamá, no puedes hacer eso, si papá y el tío Alex pueden estar contigo y portarse bien entonces Max también puede, es más, hablaremos con él y le dejaremos las cosas claras.
Tomo rápido la mano de Vicky antes de que salga corriendo a cometer una locura, lo que menos necesito es que lo haga sentir peor de lo ya está.
—Mi amor te agradezco la intención y también a ti Lily, pero quiero que me dejen resolver esto por favor, es algo que nos concierne solo a los adultos y no permitiré que esto se expanda hacia ustedes.
—Creo que deberíamos volver al orfanato, al menos allá no los vamos a molestar, ya compramos todo y salimos un rato con ustedes —dice Lily un poco triste.
Las tres quedamos en un fuerte abrazo sin decir nada más después de esas palabras. Tengo que buscar una solución pronto, lo que menos quiero es que mis pequeñas se vean afectadas por esta situación cuando ellas no tienen la culpa de nada, no merecen pasar este día así y al menos yo debería levantarme por los tres para que ellas no se sientan mal, ya después arreglaré ese problema, pero primero son mis gemelas.
—Vamos a pedir la comida y disfrutaremos este día como debe ser, olvidemos los problemas por hoy que mañana los resolveré.
Ellas me sonríen al verme más confiada y hacemos fila para pedir varias cosas de comer, procurando dejar un campo para comprar muchos postres después.
(…)
Nicolay
Había pensado en aprovechar este día con todos, quería que mis hijas se sintieran felices como ayer y en vez de eso creo que están notando el mal ambiente que tenemos los adultos, ellas no se merecen que les hagamos esto.
Intentamos seguir la corriente, pero por mucho que Max quiso acoplarse con ellas y sobre todo con Lily, en su rostro se reflejaba todo lo que pasaba por su mente, sé que ellas en algún punto harán las preguntas, en eso son como su madre y no tienen filtro alguno cuando ven a alguien mal llevándolo a la confrontación.
Ya en la tarde que fuimos a la plaza para almorzar, ellas se alejan con su madre y sé que la van a bombardear de preguntas, así que busco una mesa para todos junto a D’Porti y tomo la misma posición que mis hijas, pues no voy a permitir que este día termine mal para ellas.
—Sé que te molesta el que Ragnar sienta amor por otros además de ti ¿pero no crees que deberías actuar más como un adulto y evitar que al menos las gemelas noten tu incomodidad hacía mí? —él queda un poco sorprendido, así que respira profundo tratando de acomodar sus pensamientos.
—Lo siento, sé que ellas no tienen la culpa de esto y está mal de mi parte actuar así después del acuerdo que hicimos ayer, pero esto es nuevo para mí y no sé qué hacer o qué pensar, hasta hace dos días solo éramos Ragnar y yo y ahora… no lo sé.
—Eres un idiota si piensas de esa manera, dijiste que estarías dispuesto a hacer lo que sea por ella, pero parece que hasta aquí te llegó el amor.
—No es así, en verdad la amo.
—Entonces sé un hombre y afronta la situación, entiende que en la vida de Ragnar jamás existirá un “tú y yo”, somos nosotros y eso no vas a cambiarlo de un día para el otro, ella es una mujer capaz de amar a muchos y darnos el lugar que nos corresponde sin hacer sentir menos a nadie.
—Hablas con mucha propiedad del tema.
—Lo hago porque llevo conociéndola desde hace años, incluso antes de conocerte tenía planeado involucrarnos en tu vida al querer que Helena nos aceptara.
—¿Helena sabía de ustedes?
—Por desgracia no supo de su pasado a tiempo, la conoceríamos cuando ellas volvieran a Nueva York para ese verano, pero ya sabes lo que pasó y eso nunca sucedió, aunque Rag quería que ella nos conociera y hacerle saber de nuestro amor.
—¿Y acaso a ustedes no les importa nada de esto?
—¿Por qué habría de importarnos? Al comienzo Alex y yo no nos tolerábamos, pero al estar juntos los tres vimos que la conexión era muy buena, llegamos a tener muchos encuentros y ella siempre respetó el lugar de cada uno.
—Y ahora supongo que quieres que estemos juntos los cuatro.
—No, en todos estos años Alex y yo seguimos queriendo estar solo con ella, mantenemos esa rivalidad, pero no por eso nos separamos, porque sabemos que juntos la hacemos más feliz y ayer que los vi me bastó para comprobar cuánto te ama, esa mujer es capaz de hacer lo que sea por ti y no la estás valorando.
—Sí lo hago y la amo más de lo que te puedas imaginar, lo que más deseo es estar a su lado y que seamos felices, pero no creí que todo esto vendría a mi vida de esta manera.
—D’Porti, si te interesa mi opinión solo te diré que pienses bien esas palabras; porque dices una cosa, pero tu actuar es otra y no importa lo que hagas siempre estaremos en la vida de ella, Alex y yo estaremos a su lado y más porque compartimos muchas cosas en el medio, como las gemelas y los negocios.
Max
Esas palabras de Romanov me tocaron muy profundo. Él tiene razón, desde aquella noche que regresé a su casa, le hice saber que no importaba con quien estuviera siempre y cuando me dejara estar a su lado, pero ahora que él y las gemelas están en nuestras vidas; era la prueba que necesitaba para saber si era real ese sentimiento o más bien, para saber si yo estaba dispuesto a aceptar las condiciones que venían en el contrato.
Vi a las tres abrazadas a lo lejos y en sus rostros noté una gran tristeza, por mi culpa ellas no estaban siendo felices, les fallaba al dudar de mí mismo y del amor que ella tenía por mí, pero ahora las cosas eran bastante claras: esas pequeñas me cautivaron ayer, mi noche me ama y es todo lo que necesito para vivir feliz. Si esta es la elección de ella; entonces yo debo hacer la mía como sea y no puede pasar de hoy o las lastimaré más.
—Tienes razón Romanov, por eso creo que deberíamos irnos de aquí —hablé bastante seguro.
—Aún no hemos almorzado y no dejaré que mis hijas aguanten hambre por tu culpa.
—No pasará, solo confía en mí, te aseguro que esta vez haré las cosas bien y enmendaré el daño que ocasioné.
—¿Qué tienes en mente? —pregunta con desconfianza, pero no tengo dudas de lo que haré.
—Vamos a casa y comamos allá, podemos hacer un asado entre todos y en el camino mejor compramos muchos postres para ellas, yo pagaré esa cuenta.
Ambos sonreímos y supe que me comprendía bien, sabe que sus palabras en verdad me importan y ahora le demostraré con hechos de que sí es así. Nos pusimos de pie y fuimos con las chicas antes de que hicieran el pedido, Romanov tomó la mano de Vicky, yo la de Lily y entre ambos tomamos a Ragnar para salir lo antes posible de ahí.
Busqué algunas reposterías en el camino y nos dirigimos a una para comprar todo lo que ellas querían, Rag me miraba un poco extrañada por mi cambio de actitud, pero le sonreía y le decía que luego hablaríamos con calma. Volvimos a casa con todas las cosas y comenzamos a arreglar todo en la azotea para disfrutar mejor este bello día entre ese bosque que nos ocultaba del mundo.
Más de una risa se hizo presente entre todos, al parecer esa charla que tuvieron ellas tres también las motivó a mejorar su ánimo, ahora me sentía muy bien de nuevo y no dejaría que mis dudas injustificadas ganaran esta partida, no iba a perder a la persona que más he amado por tonterías sin sentido.
Para el anochecer las gemelas fueron a darse una ducha y las acompañamos hasta que cayeron dormidas en la habitación de invitados del primer piso, verlas descansar tan tranquilas y sonrientes me generaba una sensación de paz muy bella, de alguna forma el pensamiento de querer seguir viendo esa imagen se alojó en mi cabeza, pero es un secreto que me guardé con cariño.
Los tres salimos rumbo a la azotea y Romanov sirvió un vodka para todos, el frío comenzaba a hacer acto de presencia y nos pusimos a cada lado de Rag para darle calor entre los dos.
—Noche, quiero que me disculpes por mi actitud de hoy, no quiero perder el tiempo justificando algo que no tiene relevancia en mi vida, pero sí quiero dejarte en claro que eres lo más importante para mí y no importa la decisión que tomes, siempre que lo quieras estaré a tu lado.
—Max no quiero que te sientas obligado a hacer algo que no deseas, sabes que no me gusta eso, entiendo que tal vez fue demasiado toda esta situación para ti, pero nunca tuve intención de lastimarte.
—No lo hiciste, solo querías hacer valer tus sentimientos y eso está bien, pero fui yo quien nos hizo dudar cuando jamás tuve motivos reales para hacerlo, incluso fue un descaro de mi parte haberte hecho esa pregunta en la mañana.
—Claro que no, estás en tu derecho de hacerla y prefiero que hagas todas las preguntas necesarias con tal de que las cosas estén claras.
Acuno su mano entre las mías dejando una leve caricia y miro esas hermosas perlas negras con toda la seguridad del mundo.
—Si me amas realmente, entonces todo está claro para mí y te acepto con todo mi noche, con ese par de niñas, con Romanov, con D’Angelo y los que vengan, solo te pido que el día que dejes de amarme me lo hagas saber y me apartaré de tu vida.
—No quiero que te alejes de mi vida, pero quiero que seas feliz sin obligarte a nada.
—Entonces quiero que me concedas el honor de mostrarte cuán feliz me haces sin obligarme a nada.
Saco una corbata que había guardado en mi bolsillo y la extiendo hacia ellos
—¿Tu idea es atarme con ella? —sonríe traviesa y tanto Romanov como yo reímos al ver esa cara.
—No, te privaremos de la vista para demostrarte cuánto te amamos mi noche y no nos detendremos hasta que te sea imposible quitar esa sonrisa de tu rostro ¿Me ayudarías Romanov?
—Dime Nicolay y será todo un placer hacer feliz a mi Zarina.
Esa sonrisa y la mirada que le da a Rag es única, él no tiene dudas de nada y supongo que menos las tiene ahora cuando sabe que comparte un cariño con ella por dos pequeñas niñas, que, aunque no sean legalmente hijas de ambos, sí las ven como tal y las aman con todo su corazón.
—¿De verdad quieres hacerlo? —me pregunta con ese bello tono de ilusión y los dos sonreímos más al verla tan emocionada.
—Nada me haría más feliz que verte sonreír y esto lo hago por gusto, no por obligación.
Por excelente que sea el lugar para los tres prefiero evitar cualquier aparición inesperada de las gemelas, así que tomamos su mano y nos dirigimos a la habitación donde empezamos a retirar sus prendas mientras repartimos caricias y besos en su cuerpo.
Tenía un brillo maravilloso en sus ojos y junto a Nicolay comprobé esas palabras que dijo en la tarde, ella nunca haría sentir menos o apartado a otro porque en todo momento nos dio la atención que queríamos, la amamos y sentimos ese amor por parte de ella.
—Bueno Zarina, es hora de vendarte los ojos —murmuró en su oído.
Él coloca la corbata y luego la lleva cargada al jacuzzi donde teníamos preparada una botella de vodka muy fría con la cual recorreríamos su cuerpo. La sentó en el borde, yo tomé el vodka y dejé una cascada en sus senos que descendió hasta su centro, donde Nicolay recibía gustoso y desplazaba su lengua entre sus pliegues.
Era fascinante ver cómo se endurecían sus pezones con cada corriente que atravesaba su piel por el frío. Su cuerpo nos indicaba cuan encantada estaba con todo y en lo que desplazaba el líquido poco a poco, me acerqué a su oído dejando besos suaves.
—Mi bella noche, espero que estés lista para el plato fuerte.
Tomé su cabello con fuerza y nos besamos con pasión, estábamos tan entregados al momento que nos olvidamos de todo, arremetimos contra ella sin darle tiempo de pensar en nada y una vez satisfechos en el agua regresamos a la cama, pero esto no terminaba.
Nicolay la acomodó sin quitarle todavía la corbata de sus ojos y yo me senté en el sillón mientras tomaba lo que quedaba del vodka, vi cómo la hizo suya frente a mí, cada posición, cada penetración era exquisito para ella y sus gemidos eran la prueba de ello, verla tan feliz con él me hizo sentir esta vez seguro de mí mismo.
Ella siempre lo ha amado y lo seguiría haciendo por muchos años más. Quizás las cosas no sean tan malas con encuentros como este, igual sigo teniendo su amor y su cálido frío a mi lado, somos felices y no necesito más.
Cuando ellos finalizan él me da una señal con su mano para que me acerque y así lo hago, siendo yo quien le genere esta vez el placer y él nos observa desde ese mismo sillón.
—¿Estás bien noche?
—De maravilla —su sonrisa me lo dijo todo haciéndome sentir más seguro.
Ahora no volvería a dudar de ella ni de mí.
—Entonces sigamos que esto apenas comienza para los tres mi noche.