3. JUEGOS

2319 Words
Ragnar Fui con las gemelas a la recámara para que se dieran una ducha, ellas querían cambiarse y ponerse otro atuendo, así que las ayudé en lo que necesitaron y luego las peiné a gusto de cada una, cuando regresamos, vimos a Nick y Max un poco enredados sirviendo la comida, las maestras intentaban guiarlos, pero ellos se veían un poco nerviosos. —Papá no olvides poner las raciones bien, recuerda que debe alcanzar para todos —dice Vicky con esa voz de mando tan propia de ella. —Eso hago Vicky, confía en tu padre que no es la primera vez que lo hago —me mira y guiña un ojo sacándome una sonrisa. Creo que hoy será un excelente día. Luego de estar sirviendo y entregando los platos de comida a los pequeños, nosotros tomamos los nuestros al igual que los demás adultos y empezamos a almorzar, luego pasamos a comer el postre y veo que Nick y Max les regalan los suyos a ellas, las cuales por supuesto no van a rechazar. Después de esto, algunos niños quedan en el patio jugando, otros se van a dibujar y un tercer grupo duerme un rato, por lo general suele ser así en días como este, en nuestro caso nos fuimos a la habitación donde se quedaban las gemelas y ellas nos mostraron sus dibujos y proyectos. Me encantaba ese entusiasmo en ellas, pero más cuando mis dos hombres las miraban con ternura y una gran sonrisa haciéndolas sentir muy amadas. —Mami ¿podemos dormir un ratico? —pregunta Lily con su carita somnolienta. —Claro cariño, nosotros iremos con Laura a hablar de algunas cosas y las esperaremos en el jardín. —No se vayan, queremos estar con ustedes —pide Vicky con esa ternura que ablanda el corazón de cualquiera. Mis pequeñas toman la mano de mis hombres y ellos se dejan guiar hasta la cama de cada una, Vicky se acuesta en el pecho de Nick y Lily en el de Max, me sorprende la confianza que cogió con él en solo unas horas. —Quédense con ellas, volveré en unos minutos que debo supervisar algunas cosas. —Noche puedes hacerlo después, quédate con nosotros. —Vendré después, cuídenlas que ellas significan mucho para mí. Renegaron un poco más, pero igual salí rumbo a la oficina, estuve revisando algunos pendientes y las salidas de los chicos, lo cual me alegró bastante al ver que varios habían sido adoptados en el último mes y hasta ahora todo marchaba perfecto en sus hogares. Al cabo de una hora volví a la habitación encontrándome con la imagen más hermosa de todas, ellos habían unido las camas y dormían muy cerca quedando las gemelas entre ese par de monumentos, al menos reconozco que sacaron mi buen gusto en hombres. Aproveché la ocasión y tomé algunas fotografías, donde una de ellas dejaría colgada en la pared de mi habitación el resto de mi vida. Ellos despertaron y me miraron con esa bella sonrisa llena de amor, mis pequeñas los abrazaron más fuerte a lo que ellos sonrieron más por el gesto. Tomé otra foto sin que se dieran cuenta y luego me puse de pie para acercarme a ellos. —Será mejor que se levanten porque todos están abajo y tienen varias actividades por realizar. (…) Nicolay Es increíble la soltura y confianza que tienen con él, mis hijas suelen ser precavidas con desconocidos, pero creo que en parte han estado así al ver que Rag confía en él. Igual no bajaré la guardia, a mí pueden hacerme lo que sea, pero si se trata de la vida y felicidad de esas tres mujeres haré sufrir al que las haga llorar. Nos dirigimos al jardín donde todos los chicos ya están haciendo varios juegos y competencias, entonces mi zarina nos señala un lugar donde hay una cuerda y nos explica las reglas. —Esto será sencillo, Nick tomará un lado y Max el otro, tirarán de la cuerda y el primero en caer pierde, haremos dos juegos más después de ese y el perdedor deberá pagar un castigo impuesto por las gemelas, el ganador se llevará un premio. D’Porti y yo nos miramos y sonreímos con altivez, ninguno de los dos dará su brazo a torcer así que nos ponemos en nuestros lugares, sostenemos la soga y mis amores junto a otros chicos dan la cuenta regresiva, en cuanto dicen –¡ya!- tiramos con fuerza de la cuerda, estábamos muy parejos y mostrábamos al otro que no nos rendiríamos. —¡Vamos papá, tu puedes! —gritaba mi pequeña Vicky. —¡Dale Max no te rindas! —Deberías estarme apoyando Lily, no ir en mi contra. —También te apoyo papá, pero Max lo está haciendo bien. Esto es el colmo, mi propia hija en mi contra por culpa de un aparecido, será mejor que no haga lo mismo cuando tenga un novio… suponiendo que el susodicho logre llegar a la puerta sin un tiro. —Vamos Romanov ¿es todo lo que tienes? Si sigues así será fácil vencerte. —Olvídalo D’Porti, no me dejaré vencer por ti y menos frente a mis hijas. Tiré con más fuerza logrando moverlo un par de pasos, pero logra recuperar el control y tira haciéndome mover un poco. Los chicos nos siguen animando con energía, al parecer ya tenemos nuestra fanaticada entre el público, pero mi zarina aun cuando nos anima no grita el nombre de ninguno. Típico de ella, nunca escoge un bando para quedarse con todos al final. —Muy bien señores el tiempo terminó así que haremos esto más interesante, no olviden la regla, el que caiga pierde. La miramos un poco extrañados sin dejar de hacer fuerza, ella rápidamente saca un cuchillo cortando la cuerda y nosotros nos vamos hacia atrás, como podemos intentamos mantener el equilibrio, pero al final logramos quedar de pie. —Son unos aburridos —murmura ella con fingido fastidio... definitivamente es perversa hasta los huesos. —¡Bueno chicos! ¡¡¡Segunda ronda!!! —grita mi zarina y el resto de los chicos siguen el grito con mucha emoción. Nos dirigimos a una mesa y en esta ocasión debemos levantar una plataforma con la mayor cantidad de niños posibles, no sé en qué está pensando ella, pero se nota que esto lo hizo con ayuda de ese par de traviesas. Vamos levantando la plataforma a medida que aumentan el número de niños y sus gritos y risas al ser alzados es increíble. D’Porti pone mucho de su parte para no dejarse vencer, se nota que ella lo entrenó bien en estos años, pero yo también tengo mi propia rutina y por lo tanto esta ronda es mía obteniendo al final la victoria; la cual celebro con un fuerte abrazo de mis pequeñas y un grito de los chicos. Para la tercera y última ronda debimos comer la mayor cantidad de hamburguesas posibles en solo cinco minutos, no sé por qué, pero tengo un mal presentimiento en esta prueba y D’Porti parece pensar lo mismo porque me mira un poco preocupado. Dan la señal y comenzamos a devorar toda la bandeja tan rápido como podemos, son cinco minutos, pero las hamburguesas no eran precisamente pequeñas. Por mucho que lo intentamos no pudimos con tantas salsas y menos al tener todo ese picante que había en ellas, ahora entiendo su cara de preocupación. Al final él ganó esta ronda, pero los dos terminamos encerrados en el baño vomitando hasta no poder más. —Jamás pienso hacer otra prueba con comida después de esto —dice un poco agitado. —Lo peor de todo es que esta prueba la hizo Lily. —¿Cómo lo sabes? —Conozco a mis chicas D’Porti, la primera ronda fue de Vicky, ella es muy competitiva y adora ver a la gente derrotada, créeme, es bella, pero perversa como su madre; quien por cierto se encargó de la segunda ronda, si algo le encanta a esa mujer es ver a un hombre entrenar y qué mejor manera de hacerlo que sometiéndonos a fuerza y resistencia. —Interesante ¿y Lily? —Ella es perversa también, pero usa esa cara de ángel para disimular muy bien, por eso escogió la comida, porque no nos daríamos cuenta de nada hasta probarla. —Considerando eso no sé si sea buena idea que quedáramos en empate. Dicho eso se gira rápidamente y vuelve a vomitar, pero tiene razón, eso no es algo bueno considerando las circunstancias. —Tal vez podamos hacer una tregua y evitar la siguiente prueba. —¿Crees que funcione? —dice una vez logra recuperarse. —Solo hay una manera de conseguirlo y es dándoles algo a las tres que quieran mucho más que a nosotros. —¿Qué tienes en mente? —Para las gemelas un día de compras y luego de eso muchos postres para las tres. Los dos reímos y nos damos la mano cerrando el trato, pero otra arcada se hace presente y los dos volvemos una vez más el estómago. A pesar de estar en esta situación debo admitir que me he divertido con todos hoy, incluso con él. (…) Max Ayer fue un día increíble, no creí que terminaría divirtiéndome tanto con las gemelas y menos al escuchar las voces de todos esos niños alentándonos, lástima haber enfermado con esa última prueba, pero no importa, igual no cambiaría nada de ese día. Romanov y yo acordamos hacer un día especial para ellas, así que hablamos ayer con Laura para sacar a las gemelas, hoy nos recogería a Rag y a mí en la casa y de aquí saldríamos por ellas para ir al centro comercial. Recién me había dado un baño y salgo para buscar a Rag, pero escucho un par de voces que me descolocan un poco, me asomo por el balcón del pasillo y la veo con Romanov en la cocina. Es difícil hacer esto, pero el verla tan feliz también hace que esboce una sonrisa, cuando nos presentó ayer en la mañana se notaba un hombre rudo, quizás de esos que maltratarían a cualquiera, pero al verlo con las gemelas y con Rag me doy cuenta de que solo con ellas muestra su verdadera forma, es muy cálido, sonríe bastante y muestra un brillo muy especial para ellas. —De saber que vendrías a desayunar mejor te habríamos invitado a pasar la noche. Ambos levantan sus rostros y me sonríen sin vergüenza alguna a pesar de que están en una posición muy comprometedora. —Espero que no te moleste, pero anhelaba tener un momento a solas con ella. Bajo las escaleras y me dirijo a la cocina donde ella se encuentra sentada en el mesón rodeando con sus piernas la cintura de él. —Supongo que ya tuviste más que un momento a solas. —Por desgracia no tardaste mucho en el baño —nos damos un apretón de manos como saludo y le doy un beso a mi noche quien no se mueve de su lugar. —Si querían jugar a solas bastaba con decírmelo, iré a cambiarme y los espero en la entrada. Di media vuelta y alcancé a dar unos pasos cuando su voz me detiene en seco. —Nick, te presento al diablo de la colina de Alá, mi diablo, te presento a mi Zar. Tuve una extraña sensación en el pecho y recordé que ese nombre le pertenecía al otro dueño de la colina junto al ángel de la muerte. —Así que eras tú, me han llegado muchas invitaciones para conocerte, pero con mi agenda tan ocupada no tuve el placer de hacerlo. Los observo nuevamente y ahora comprendo mejor la inspiración por la cual se creó ese lugar. Si ellos dos son los dueños, entonces me hace estar al servicio de ambos y por la cara que tiene ella, estoy seguro que algo tiene en mente antes de irnos por las gemelas. —¿Qué desea mi ángel? —Deseo enfrentar a mi diablo contra mi Zar ¿Me darías ese placer? —Tus deseos son órdenes para mí, solo dime cuándo y en dónde. —Aquí y ahora, mi Zar, trae tu equipo, pero el sencillo porque no quiero que lleguemos tarde por las chicas. Él besa su cuello con pasión y su mirada se oscurece al escuchar sus palabras. —Como ordenes mi Zarina, no tardaré. Lo vemos salir y me pongo entre las piernas de ella para acercarla más a mi pronunciado m*****o que anhela tenerla. —¿Lo tenías todo planeado desde ayer que nos presentaste? —No, solo cuando ustedes salieron con esa propuesta y sabía que Nick vendría a visitarme en la mañana ¿Quieres hacerlo? —Solo dos cosas, no pienso acostarme con él y quiero saber cuál es tu posición y sentimientos hacia ambos. —Amo a ambos, así como también amo a Alex, pero si me estás pidiendo que escoja a uno entonces… —¿Están listos? Para mi desgracia no pude escuchar su respuesta pues él apareció en ese instante, en parte no quería hacer esto, me sentía un poco confundido, pero a la vez quería que estuviéramos bien y hacerla feliz. —Todavía no Nick. La miro bastante extrañado, en su mirada se veía un poco fastidiada, supongo que ambos lo estamos aunque nuestras razones sean diferentes. —¿Qué ocurre? —pregunta él. —No pasa nada. Dime lo que deseas ángel y lo obtendrás —dije tratando de meterme nuevamente en mi papel, pero su mirada irradiaba un poco más de fastidio. —No haremos nada Max, hoy no, creo que deberías cambiarte te esperaremos afuera en el auto —ella bajó del mesón y me dio un corto beso para después salir con Nicolay. No sé cómo sentirme al respecto, pero tal vez fue lo mejor.
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