Nicolay
Me encontraba en la camilla siendo atendido por Oz quien sutura mis heridas, estaba tan absorto pensando en todo lo ocurrido que unas lágrimas salen al recordar ese momento.
—Es la primera vez que te veo llorar por una simple herida de bala —comenta sarcástico.
—Ojalá fuera eso, al menos no dolería tanto —se hace un silencio entre nosotros y me observa detenidamente.
—Romanov, ¿ya tomaste una decisión? —lo miro y asiento en silencio obteniendo una ligera sonrisa de él, pero esta es una sincera, algo que jamás había hecho conmigo hasta ahora. —Espero que estés completamente seguro de lo que harás porque esto no es juego Romanov y si algo llega a pasarles, me encargaré de hacerte sufrir hasta el último segundo de tu vida.
Su voz acompañada de su mirada fue tan tétrica; que sentí mi corazón detenerse unos segundos. No cabe duda que a pesar de los años sigue generando miedo en cualquiera, sin embargo, eso no evita que haga la pregunta que ha rondado mi cabeza en este tiempo.
—¿Por qué nunca lo hiciste Oz?
—Porque no es a mí a quien necesitan, pero siempre estaré a su lado.
En ese instante escuchamos la puerta abrirse y mis tres grandes tesoros van entrando, mis gemas salen corriendo hasta mí regalándome la vida misma en un hermoso abrazo que necesitaba con urgencia. Mis lágrimas volvieron a correr en cuanto sentí sus aromas y su calor haciéndome olvidar cualquier rastro de dolor, excepto uno.
Mis pequeñas se alejan un instante, a lo que aprovecho para dejar un beso en cada una detallándolas a profundidad, cada rasgo, cada movimiento y el matiz de color en sus ojos, ese tan hermoso que me recuerda a la primavera y el verano, siendo ellas la perfecta representación de dichas estaciones.
—Tío Oz, ¿papá estará bien? —pregunta mi bella Vicky.
—Sí pequeña, me encargué de atender las heridas de ellos y estarán bien, solo deben evitar hacer movimientos bruscos un tiempo —él les guiña un ojo a lo que ellas sonríen confiadas por sus palabras.
Oz coloca el último vendaje, recoge algunas cosas para después darle un beso en la mejilla a cada uno de mis amores y luego sale de la habitación. No pierdo más tiempo y acomodo a mis gemas a cada lado de mi cuerpo para abrigarlas entre mis brazos con cuidado.
—Por un momento pensamos que no regresarían, pero Max dijo que sí lo harían y aquí están —comenta Lily feliz sorprendiéndome un poco.
—Perdón por dudar de ustedes, pero teníamos mucho miedo —dice Vicky con su voz entrecortada estrujándome el corazón solo de recordar aquel instante.
—Ya estamos aquí pequeñas y no las vamos a abandonar, pero hay algo que deben saber.
—¿Qué ocurre mami? —mi zarina se sienta en una silla junto a mí viéndonos con profundo dolor.
—Lamento decirles que su abuelo falleció, él fue herido de gravedad y por mucho que se intentó no se pudo salvar —comuniqué con la poca fuerza que pude reunir.
Ellas se levantaron en el acto mirándonos a mi zarina y a mí con tanto dolor que ninguno tardó en llorar ante la trágica noticia. Mis niñas se lanzaron a mis brazos llegando a lastimar mis heridas, pero era mi alma la que más dolía; mas ellas eran mi bálsamo, mi consuelo... son todo lo que necesito ahora.
—Sé que es doloroso esto que les digo mis amores, pero le debo mucho a su abuelo porque gracias a él estoy aquí con ustedes —ellas levantaron sus enrojecidos rostros, tenían tanto miedo reflejado que sabía la pregunta que harían.
—¿A qué te refieres? ¿acaso es a ti a quien iban… a…? —Vicky no pudo finalizar la frase solo de saber la palabra en la cual terminaría.
—Sí, él logró salvarme para regalarme la oportunidad de seguir al lado de ustedes tres y por eso le estaré eternamente agradecido, siempre estuvo conmigo protegiéndome de todo hasta el último instante.
No dijimos una palabra más y ellas quedaron acostadas en mi pecho llorando por la pérdida de su abuelo, uno al cual le tenían demasiado afecto, además de que también debían lidiar con el hecho de saber que estuvieron a punto de perderme en ese lugar y que su mayor temor sí pudo hacerse realidad, de no ser porque Mijaíl Miarkolva se interpuso en la lluvia de muerte que iba directo a mí. Lo que más me termina de afectar, es que no solo vi cómo ese maldito infeliz de Kully le disparaba a mi padre hasta vaciar su arma logrando alcanzarme un par de estas, sino que también Ragnar estuvo a punto de morir cuando fue acorralada por varios hombres y de no ser por esa explosión que salió de la nada; no estaríamos aquí contando el cuento.
Después de eso nuestros hombres lograron entrar al edificio, nos ayudaron a los tres deshaciéndose de los que hacían falta, tomaron a Kully de rehén y nos sacaron a todos del lugar, en el camino Rag auxilió a mi padre en lo que yo le ayudaba con lo que ella me indicaba, pero él con sus últimas fuerzas nos detuvo dándonos las palabras que más nos marcaron a ambos.
Flashback
—Ragnar, quiero agradecerte por haber entrado a nuestras vidas y haberlas cambiado para bien, además de permitirme ser abuelo de dos maravillosas niñas, unas que siempre estarán a salvo con ustedes y que sé, jamás les faltará el cariño ni el calor de una familia.
Mi padre toma su mano y la atrae hacia él quedando ambos en un corto abrazo, luego se separa y toma mi mano con firmeza a la vez que me regala una mirada fraternal.
—Hijo, no olvides lo que hablamos… —asentí con dolor al recordar aquella conversación. —Estoy muy orgulloso de ti y no dudo en que serás un excelente padre, te quiero demasiado.
Después de eso nos sonrió, me impulsó hacia él para abrazarlo y me aferré como nunca antes, pero en cuanto me separé un instante, había cerrado sus ojos para siempre despertando un dolor que tenía sepultado junto al recuerdo de mi madre, entonces lo abracé llorando con profundo desconsuelo.
A este punto ya no me quedaba nada ni nadie, ahora mis padres estaban muertos, no tenía hermanos, literalmente me había quedado solo y aun así, la vida y mi padre me dieron la oportunidad de seguir adelante para forma mi familia con las hijas más increíbles y maravillosas que nadie podría llegar a tener.
Fin del flashback
Al cabo de media hora mis pequeñas cesaron su llanto, mi zarina nunca se separó de nosotros y sentí que era el momento de hacerles saber mi decisión.
—Lily, Victoria, necesito que me miren un momento por favor —ellas se sientan quedando frente a mí y yo me acomodo mejor ya que tenía el cuerpo un poco entumecido.
—Los dejaré a solas para que hablen.
—Quédate Ragnar, esto también te concierne.
A las tres les hablé muy firme, estaban desconcertadas por mi actitud, pero debía mostrarles que era enserio lo que estaba a punto de decirles y más porque no solía llamar a mi zarina por su nombre.
—Ragnar, quiero agradecerte por haber ayudado a mi padre, a pesar del resultado siempre estuviste con nosotros, sabes que él te apreciaba y quería como una hija y es gracias a ti que pudimos tener un lazo fuerte como padre e hijo.
—Nick… —levanté mi mano silenciando sus palabras.
—Déjame terminar. Si les pedí su atención es porque necesito decirles que no estoy dispuesto a perder un minuto más de vida. Lily, Victoria, ustedes dos cambiaron mi vida por completo y me han hecho un mejor hombre, pero yo no puedo seguir al lado de ustedes dos como lo he hecho estos años.
Sentí que mi corazón se saldría solo con ver esos rostros llenos de miedo y sus ojos ya inflamados a punto de llorar más de lo que lo habían hecho.
—¿De qué… de qué hablas? —una avalancha de dolor y abandono se apoderó de la voz de Lily. Tomé sus pequeñas manitos y las miré directo a los ojos una por una.
—Hablo de que mañana mismo firmaré los papeles de adopción para que sean reconocidas legalmente como Lily y Victoria Romanov Wintar, porque sí, tú también firmarás esos papeles conmigo Ragnar y eso no entrará en discusión bajo ningún concepto.
La cara que tenían las tres era indescriptible y al mismo tiempo generó una calidez en mi corazón que nunca antes había sentido, pero todos los hechos ocurridos recientemente y lo que había vivido junto a mi zarina con ellas, era lo que necesitaba, ellas eran la prueba de que tenía una familia.
—¿Entonces tú… no nos abandonarás?
—No Vicky, no volverán a pisar ese ni ningún otro orfanato y también les informo que se irán conmigo a Rusia, allá tienen una casa esperando ser llenada por sus risas, sus travesuras y sus voces, necesita de sus vidas para que yo pueda tener un hogar, para que todos podamos tener un hogar.
—Pero si nos vamos a Rusia, entonces mamá… ¿qué pasará con Max? ¿vendrá también con nosotros?
—No Lily y aquí es donde necesito que sean muy fuertes y comprensivas con nosotros, Ragnar siempre será su madre sin importar en qué parte del mundo esté, pero ella no vivirá con nosotros porque todavía tiene mucho por hacer aquí.
—Pero las familias no están separadas papá, siempre deben estar juntos todos —reclama Lily.
A veces me pregunto por qué son tan inteligentes e intuitivas y basta con saber quién es la mujer que las salvó y les dio una nueva vida.
—Es cierto mi amor, pero deben comprender que ella tiene una vida aquí con Max y ellos deben estar juntos un tiempo, igual siempre que así lo quieran podrán hablar con ellos, también irán a visitarnos y nosotros vendremos a verlos a ellos, a sus abuelos y tíos.
—Nick, creo que sí deberíamos hablar a solas de esto.
—No hay nada de qué hablar —respondí en el acto con firmeza. —mi decisión está tomada y lo único que tú harás será firmar ese papel, y cuando llegue el momento te despedirás de nuestras hijas porque ellas vendrán conmigo a Rusia, allá las mantendré a salvo como sea, te lo prometo —digo sin un ápice de duda.
—No dudo eso, pero Nick ellas tienen razón en lo que dicen y nosotros…
—Nosotros seguiremos amándonos hasta el fin de los tiempos zarina, nadie eliminará el amor que nos tenemos y menos ahora que nos une nuestras hijas, porque sé que también deseas adoptarlas.
—Entonces ¿por qué tomas esta decisión tan radical? ¿por qué escoges por mí Nick? —sé que está alterada, pero intenta modular su tono al estar las gemelas presentes.
—Porque tú tomaste una decisión zarina y ahora yo tomo la mía, tú siempre serás su madre, siempre tendrás nuestro amor y siempre serás lo más importante para nosotros, pero hay cosas que no pueden ser y eso me ha quedado bastante claro.
Sus ojos comienzan a cristalizar derramando unas lágrimas al bajar su cabeza, pero coloco mi mano en su mentón levantándola y viéndola con todo el amor que he tenido para ella en estos doce años de conocernos.
—Mi amor, mi zarina, mi emperatriz, solo a ti te amaré junto a nuestras hijas, pero tengo muy claro a quién le pertenece tu corazón realmente y ambos sabemos esa respuesta mejor que nadie.
Dejé una suave caricia en su mejilla intentando retirar el doloroso río que parecía no querer cesar, pero ella sabía muy bien por qué lo decía y no era una mentira.
—No pienses nunca que no te amo Nick —sonreí con tanta emoción ante esas palabras.
—Llevas doce años demostrándome tu amor y la prueba más grande y hermosa de todas fue darme a estas dos bellísimas e inteligentes hijas ¿Cómo crees que dudaría de tu amor por mi zarina? —la atraje hacia mí en un profundo y suave beso que confirmó mis palabras.
No importa el tiempo, la distancia o las personas que estén entre nosotros, yo siempre tendré un lugar especial en su vida y soy el padre de sus hijas.
—Mi amor, mi zarina, ¿te gustaría ser la madre legal de nuestras hijas? —reía tan hermosa entre lágrimas que grabé en mi memoria cada línea de su rostro.
—Mi zar, nada me haría más feliz que ser la madre de ellas dos y formar esta familia contigo, pero… —coloqué mi pulgar en sus labios silenciando nuevamente sus palabras y negué con mi cabeza.
—Sin peros mi zarina, ahora es un momento para estar felices, así que abrácenme y háganme el hombre más afortunado por tener en mis brazos a las mujeres más hermosas del mundo.
Creo que le agradeceré bastante a Oz el haberme colocado ese analgésico tan fuerte, porque el abrazo grupal que tuvimos los cuatro no tuvo comparación alguna, pero con dolor o sin él yo era feliz y estaba muy agradecido con mi padre por sus palabras, su sacrificio y todo lo que me dio en vida, las lecciones que nunca olvidaré y espero poder recordar para ser el padre que mis pequeñas necesitan y se merecen.
(…)
Luego de habernos tomado el resto del día para descansar, estar con nuestras hijas y hablando con Laura para los papeles de adopción, mi zarina y yo nos dedicamos esa noche a torturar por horas a ese maldito bastardo de mierda, me aseguré de que sintiera cada una de las palabras que me dijo y sobre todo las lágrimas que nos hizo derramar a todos por asesinar a mi padre.
—Tengo que admitir que esta ha sido la obra más impresionante de todas mi zar, me has dejado sin palabras —comenta mi emperatriz con real asombro incrementando mi ego.
—Tenía que dejar en claro que nadie se mete con mi familia sin pagar las consecuencias.
Y la verdad, considerando que quedó peor que San Bartolomé, no es para menos. Me encargué de desollarlo lentamente mientras veía su reflejo en un enorme espejo de 360 grados que nos rodeaba, saqué uno de sus ojos y corté partes de sus músculos para darle de comer a las ratas, al menos durante un tiempo porque después quise entretenerme deshuesándolo mientras los roedores lo devoraban con ansias.
Dejo a un lado un par de herramientas que tenía en mano y las enjuago un poco sintiéndome más ligero después de esa masacre.
—Mi zar Nicolay Romanov —al escuchar su macabra voz, levanté mi vista con una vil sonrisa dando media vuelta.
Al tenerla en mi campo de visión, me fijé que se encontraba sentada sobre una mesa repasando su pie sobre los músculos ensangrentados de la pierna de Kully, acompañada de una mirada infernalmente sexy que provocó un escalofrío en mi cuerpo.
—Mi zarina.
Hablé con profunda voz ronca y ella levanta su mano haciendo una señal para que vaya hasta su exquisito ser. Camino sintiendo mi erección hacer acto de presencia y esa sonrisa en ella al percatarse de mi bulto provoca otra corriente, pero antes de que pueda llegar a su cuerpo, ella estira su pie dejándolo en mi pecho deteniéndome por completo. Ladeo un poco mi cabeza al ver sus pliegues humedecidos, repaso mis labios con mi lengua dejando una sutil mordida al final y ella mueve su pie ensangrentado por mi pecho repasándolo con suma sensualidad, baja a mi abdomen y entre sus dedos masturba mi bulto sobre la tela del bóxer. Esa mirada tan oscura y lujuriosa enciende cada parte de mi alma y cuerpo, solo ella es capaz de provocar tanto en mí, solo mi zarina es la emperatriz de mi vida, mi alma y mi reino infernal.
Mis manos comienzan a desplazarse lento por su pie, doy algunas presiones a medida que asciendo y su espalda se arquea al sentir que me aproximo a su muslo. Una corriente atraviesa su piel endureciendo sus pezones y mi razón se va al carajo, tiro su pierna a un lado de un manotazo quedando entre sus magníficas columnas griegas y la inclino hacia atrás para tener acceso total a sus senos, ella no pierde un segundo y rasga mi prenda dejando mi pronunciado m*****o al aire. Chupo una a una sus tetas sin omitir centímetro alguno de piel, sus manos están aferradas a mi cabello y hombro repasando las filosas garras que sacan gruñidos de mi boca y al sentir que tira con fuerza de mí, muerdo su pezón sin piedad, su agudo gemido alimenta mis demonios y atraigo su cadera quedando enganchados en un profundo éxtasis.
—¡Nick!
La empotré con vehemencia, cual toro salvaje impulsado con el mayor odio de todos, ella alimentaba mi vista con sus gestos, la sangre del pecado y el sudor del acto maquiavélico que solo nosotros despertábamos entre sí.
—Tus deseos son órdenes para mí zarina —murmuré ronco en su oído. Dejé una fuerte mordida en el lóbulo y otro gemido salió de ella.
—Desata tu infierno mi zar.
Salí de ella, rodeé la mesa y tomé las esposas que conectaban a unas cadenas, las liberé del cadáver de ese imbécil y extendí los brazos de mi zarina sobre su cabeza dejándola boca arriba, después tomé mi encendedor prendiendo una vela de cera y volví a quedar entre sus piernas con la vela derritiéndose a un lado. Tomé mi navaja personal y la calenté un poco bajo su atenta mirada, una sonrisa lasciva se desprendió de mí y acerqué el filo a su cuello, su respiración se agitó, su pecho se inflaba más que antes y su boca se entreabría al sentir el calor en su escote.
—No imaginas cuánto llevo pensando esto mi emperatriz.
Presioné un poco el metal en medio de sus senos sin dejar de ver su rostro, la sangre comenzó a barnizar tan magnífica pieza y me lengua se bañó en su vino pintándola con deleite. Tomé sus piernas con fuerza atrayéndola hasta mí para quedar en su inferno y levanté la vela dejando ríos de esperma sobre su tórax. Estaba tan absorta en tal delirio que me enfoqué en seguir bañando mi falo con su lava, levanté sus piernas apoyándolas sobre mi pecho profundizando mi penetración, derramando más esperma en su cuerpo y los gritos placenteros emergían de ella cual deidad creadora.
Si alguien viera el placer tan increíble que ambos sentíamos en un acto tan barbárico como este, realmente no sería capaz de asimilarlo, pero aun así era algo que ella no compartía con cualquiera; pues pocos éramos los que lográbamos llevarla a este punto y más por la química que ella generaba con cada persona. Estos eran pequeños y significativos detalles que aprendimos en el camino de su descubrir s****l.
Tras no sé cuánto tiempo y estando en un punto alucinante de nuestro encuentro, un mensaje se desprende de una de las pantallas, ambos volteamos para verlo sin detenernos en ningún instante, pero al leer con detenimiento no podemos evitar hacerlo ante la sorpresa. Éste le pertenecía a Oz dando aviso que Laura había llamado para informar que ya estaba todo preparado y los papeles habían llegado, ahora lo único que hacía falta era firmarlos frente al juez. Mi zarina se gira mirándome con una ilusión tan grande y una sonrisa virginal, misma que vi el día que le obsequié su apellido junto a aquellas joyas, así que no pude evitar sonreír de la misma forma con el corazón a mil… y no solo por nuestro encuentro previo.
—Solo un paso más y serán legalmente nuestras mi amor; porque en todo lo demás ya lo son —recité uniendo nuestras frentes, ella acuna sus manos en mi rostro y me regala el beso más dulce del mundo.
—Gracias por esto mi zar, no tengo cómo pagarte.
—No tienes que pagarme nada porque llevas amándome desde que me conociste y eso significa todo para mí, así como ellas son la prueba de este amor tan único en nosotros.
—Esto sin duda es mejor que la propuesta de matrimonio —ambos reímos solo de recordar cómo fue aquella vez.
—Ustedes tres siempre serán mejor que cualquier otra cosa en mi vida Ragnar Wintar Jhonson —corrí un poco su cabello para admirar mejor su rostro y ella lo inclinó un poco para que yo lo acariciara con ternura, lo cual hice de inmediato. —¿Qué te parece si celebramos antes de ir a contarles a todos la noticia?
—Seguramente Livi debe estarlo haciendo, ya sabes que a ella no se le escapa nada y menos ese tipo de cosas.
—Antes no sé cómo es posible que Oz y tú logren escapar de ella.
—Tenemos nuestros trucos y práctica —levanta un hombro restando importancia. —Pero no nos desviemos mi zar que todavía debemos celebrar y nos quedan un par de círculos por recorrer.
—Más todos los que nos faltan por crear en lo que nos resta de vida mi amada emperatriz.
Nos fundimos en un profundo beso cargado de la felicidad más grande del mundo y de nuevo nos entregamos en ferviente pasión hasta el amanecer.