Una hora antes de los hechos.
Tomé el vuelo directo a Nueva York en helicóptero y en cuanto este aterrizó, divisé a un hombre vestido de n***o con gafas oscuras, bajé acercándome hasta él quien retira sus lentes dejando ver unos ojos azules con mirada penetrante.
—Bienvenido a Nueva York.
—Así que tú serás mi guía turístico.
—Algo así —me da una señal para que lo siga a la parte trasera del auto y lo abre dejando ver una valija enorme con varias armas. —Esto es un regalito para ti, espero que sepas jugar con ellos —lo miré y sonreí perverso igual que él.
—No me considero un experto, pero al menos debo reconocer que sí recibí un excelente entrenamiento.
—No lo dudo. El móvil que está conectado a la camioneta tiene la ubicación del lugar al que debes ir, todo está listo y tenemos a ambos bandos en la mira —dice en lo que me entrega un auricular.
—¿Y quién será mi objetivo principal?
El sujeto me entrega un sobre, lo abro retirando su contenido el cual posee las fotografías de cuatro personas junto a una nota en un clip: "Quédate en lo alto sin perder de vista a nadie y cuando comience el juego sabrás qué hacer".
—Tan específico como siempre —murmuré sarcástico.
—Mantén encendido el auricular, así podrás escuchar todo lo que ocurre, pero nadie te escuchará excepto yo en caso de que llegue a ser necesario.
—Perfecto ¿Algo más?
—Sí, no falles ni un solo tiro porque no habrá segundas oportunidades y recuerda que estarás solo.
Me entrega las llaves del auto y sube a una motocicleta dándome una última mirada inquietante antes de partir… A veces me preguntó por qué acepté toda esta locura en mi vida, pero al menos no me arrepiento de haberlo hecho.
Reviso una última vez todo el armamento que han preparado para mí y acomodo todo en mi cuerpo para después llevar al frente el rifle y el lanzagranadas, solo espero tener una buena oportunidad para usar la bazuca, eso sí sería todo un espectáculo.
(…)
Nicolay
Me enfoqué por completo en esta misión y dejé a un lado cualquier pensamiento abrumante, seguí el plan según lo establecimos, mi padre estaría con los demás infiltrados para resguardarnos desde esa zona, Rag estaría camuflada como una pordiosera para ser el factor sorpresa y yo estaría en el quinto piso del edificio principal para llegar a Kully.
Una ventaja que teníamos es que sus hombres estaban con pasamontañas y eso nos permitía camuflarnos mejor. Me encaminé para quedar a la par con su anillo de seguridad más cercano y llegamos a una sala donde había muchos planos de la ciudad, estaban marcados puntos estratégicos de bodegas pertenecientes a Marcus y Antonio, incluso se veía en una pizarra que el próximo objetivo sería Bayek.
De pronto giro mi rostro a otra pared que detuvo mi corazón por completo, estaban unas fotografías de Rag y mis hijas por separado junto al resto de la familia, pero las de ellas, Livi, Marcus y Massimo estaban por encima de las demás, incluso la de Antonio estaba en ese lugar, pero la foto de él estaba marcada con una “X”.
—Hermosas ¿no? —comenta regodiante el mal nacido de John al percatarse que me perdí en esas fotos. —Llevo un buen tiempo tras ellas e incluso me costó encontrar a esas niñas, pero bien valió la pena.
—¿Y cuál es propósito con ellas? —pregunté neutral para evitar ponerme en evidencia.
—A Wintar le tengo una habitación especial junto a Bayek y a ese par… —una sonrisa perversa se trazó en su rostro provocando mi ira. —Para las princesas tengo una sorpresa muy especial, no soy de atacar a niños, pero si no les importó acabar conmigo; entonces no me importará acabar con ellas antes de asesinar a Wintar a quien le daré primera fila para el espectáculo.
El odio más profundo que pude sentir en mi vida hasta ese momento emergió de mí, no sé de dónde saqué la fortaleza para no ponerme en evidencia y meterle un tiro en ese maldito instante, pero voy a deleitarme junto a mi zarina y le haré padecer cada una de esas palabras en cuanto esto termine.
Nos quedamos en una reunión cerca de media hora, tiempo el cual mi padre y Rag estaban dando una ronda en el terreno para despejar las rutas de escape. De pronto se escucha desde afuera unos gritos, me asomo por la ventana e informo de una pelea que hay con uno de los adictos, las cosas se van colocando peor y su mano derecha me ordena junto a otros dos hombres salir para poner orden a todo. Sin embargo, el maldito ordena que me quede, me pongo en posición y envío una señal a los demás para avisarles del cambio, esto quiere decir que en menos de quince minutos el lugar quedará en cenizas.
Reviso atento a mi alrededor, logro ver a través de la ventana que todos están en posición y una granada es lanzada directo a este piso. Salgo corriendo para cubrir a Kully, la granada atraviesa el cristal y explota dejando algunos heridos, quizás un par de bajas. Lo tomo rápidamente del brazo para sacarlo de ese lugar y grito avisando de otra granada que viene hacia acá, él junto a otros tres hombres y yo salimos corriendo rápidamente hacia el pasillo asegurándome en todo momento que no se pierda de mi campo de visión.
Tomamos las escaleras para ir al sótano, algunas personas han logrado infiltrarse en el edificio principal y todo se torna un caos, entre los adictos, los hombres de Kully y los nuestros es bastante confuso. Seguimos despejando el frente cubriendo al infeliz y en el pasillo del tercer piso somos emboscados por un francotirador, uno de los hombres recibe un tiro en la cabeza y otra bala logra darme en el brazo.
Seguimos corriendo en lo que intercalo la mirada entre el exterior y John, según diviso hay dos francotiradores en lo alto, no sé si ambos son enemigos o uno de ellos es de los nuestros, pero será mejor no confiarme de nada. Kully sigue corriendo hasta dar con un pasillo alterno e ingresa al lugar, sigo rápidamente sus pasos descubriendo que ese sitio no aparecía en el mapa que teníamos, es decir que este lugar es un laberinto más grande de lo pensado. No tardamos en llegar al sótano gracias a esa ruta alterna, pero antes de que él pueda atravesar la puerta, veo a Ragnar ingresando al lugar para lanzar una granada cerca de nosotros, hago una señal rápidamente aprovechando que estoy detrás de Kully y ella cambia de idea lanzando la granada hacia los autos para evitar que escape.
El muy infeliz logra correr rápido aprovechando el caos de la explosión y sube a una moto intentando escapar, Rag y yo salimos corriendo dando aviso a nuestros hombres para que no lo pierdan de vista, afuera las cosas están peor de lo que imaginé, pero eso no importa ahora, debemos salir de ese lugar como sea y atraparlo antes de que sea tarde.
—¡Nick! —escucho su grito para después subirnos a una moto que encontró en el lugar.
Nos mantenemos detrás de él, voy disparando en lo que ella conduce, pero no logro apuntarle ya que otros hombres están disparándonos, las cosas se van poniendo cada vez peor y una lluvia de balas recorre el lugar sin posibilidad alguna de salir bien librado. No obstante, otra granada es lanzada desde un punto desconocido obligando a Kully a cambiar de ruta, sea quien sea parece ser un aliado. En un punto levanto mi vista hacia lo alto y veo a alguien apuntar hacia nosotros con una bazuca, sin importar a quien apunte es obvio que saldremos afectados por el impacto.
—¡Rag, cambia de ruta!
Ella lo hace sin preguntar nada, se escabulle entre unos edificios y salimos por otra calle quedando paralelos a Kully, según esta ruta terminaremos en una bodega. Un par de autos van tras nosotros quedando uno a la par, al ver al conductor me doy cuenta de que es mi padre, lo que me da algo de alivio al saber que sigue con vida.
En menos de cinco minutos llegamos a la bodega, aprovecho que ese malnacido vuelve a mi campo de visión y disparo a las llantas hasta que este cae rodando un poco, frenamos y nos bajamos encontrándonos con otro círculo de seguridad que había en la zona, somos al menos quince contra cuatro. Nos resguardamos todos y comenzamos a disparar, el bando contrario obtiene algunas bajas, Rag y mi padre tienen algunas heridas, aparentemente nada grave.
Rápidamente Kully sale corriendo entre sus hombres para escapar nuevamente, hago una señal a Rag para que nos cubra y salgo corriendo junto a mi padre logrando acorralarlo. Con la última bala que queda en mi arma disparo a su pierna ralentizando su huida, uno de sus hombres también logra alcanzarnos y comenzamos un combate cuerpo a cuerpo entre los cuatro. A este punto ya no me importa nada más que acabar con ese infeliz, solo de recordar sus asquerosas palabras y todo lo que sería capaz de hacerle a mi zarina y nuestras hijas, transforma mi sangre en lava.
Las cosas están bastante parejas entre él y yo, sin duda tiene excelente técnica, pero al igual que él poseo una sed de venganza que no la detendrá nadie. En un momento me hace tropezar, caigo de espaldas hacia unos barriles y al venir hacia mí, propino una fuerte patada alejándolo hasta que choca con unos costales. En pocos segundos el sujeto que lo protegía arroja un arma hacia él, la toma rápidamente apuntándome…
Fue tan extraño ese instante, todo se volvió lento y muchas imágenes de mi vida atravesaron mis ojos, los recuerdos felices con mi madre, el día que conocí a mi zarina y mis dos hermosas gemas, cada uno de los momentos que he vivido con ellas y mi padre, todo vino de un golpe con cada eco generado por los disparos. Lo último que vi fueron esos ojos cargados de miles de emociones, a la vez que veía a las tres mujeres que más amo en el mundo frente a mí desapareciendo como el humo en un torrente obscuro e inigualable; seguido de una fuerte explosión que detonó en el lugar.
(…)
—Objetivo cumplido.
—Eso vi, al parecer debiste usar la bazuca.
—No era obligatorio, pero tenía ganas de hacerlo.
—No importa, sal rápidamente de ahí, nos veremos en la ubicación que marca el móvil.
—Sí capitán.
Tomo rápidamente todas las cosas y corro directo a donde está el auto parqueado, enciendo el motor y salgo de la zona asegurándome de pasar por la bodega. Al ver cómo quedó el lugar tomo una fotografía y la envío a ese sujeto para después seguir el camino indicado. Llegué pronto al punto de encuentro encontrándolo con la misma vestimenta fumando un cigarrillo.
—Espero que te quede uno para compartir.
—Eso depende de si hiciste bien tu trabajo.
—Sí, pero hubo un detalle de último minuto.
Le enseño una segunda foto que había alcanzado a tomar cuando me alejaba y él me mira un poco molesto.
—Bueno, al menos se cumplió con el objetivo principal —me entrega las llaves de un auto y da otra calada. —El p**o ya fue transferido, puedes quedarte con el auto y regresar por carretera o llegar al punto indicado e irte en helicóptero.
—No pienso perder un bebé como éste. ¿Hay algo más que deba hacer antes de irme?
—No, puedes retirarte a menos que quieras dejar el regalo a la familia.
—No, solo diles que les doy el pésame y que me disculpen por no asistir al funeral.
—Se los haré saber —estrechamos nuestras manos y me entrega un cigarrillo. —Para el camino.
Salgo con una sonrisa de satisfacción rumbo a mi nuevo auto y por ende a tomar carretera de regreso a Washington… o quizás pueda divertirme un poco en Nueva York…
(…)
Max
Hace tres o cuatro horas que Mijaíl, Rag y Nicolay partieron del refugio, ninguno de los que estamos aquí hemos tenido un minuto de tranquilidad solo de pensar en los peores panoramas que puedan ocurrir, Marcus por su parte ha estado encerrado en la oficina junto a Vero monitoreando todo y cada cierto tiempo voy a preguntar cómo están, pero en cuanto supe que todos estaban en posición sentí mi cuerpo congelarse por completo… No sé cómo pude permitirle que fuera como si nada.
De pronto veo a las gemelas caminar hasta su habitación, se ven bastante mal y una horrible sensación se aloja en mi pecho, no lo pienso dos veces y voy tras ellas encontrándolas sentadas sobre un sofá llorando, el agarre de sus manos es fuerte al igual que el temblor en sus cuerpos. Me acerco a ellas quedando de cuclillas y acuno mis manos en el agarre de ambas, ellas sin decir nada me abrazan dejando salir más sus lágrimas, las tomo con firmeza acompañándolas en ese dolor e intentando no derrumbarme frente a ellas, sé que no soy nadie en sus vidas ni significo tanto como Nicolay o Ragnar, pero ahora ellas necesitan un apoyo, necesitamos un apoyo.
—Esperemos un poco más, estoy seguro que estarán bien, ellos volverán y todo esto quedará en un horrible recuerdo —digo con la mayor esperanza que pueda salir de mí.
—¿En verdad crees que vuelvan vivos Max? —pregunta Lily con su voz quebrada.
—Sí lo creo, quiero creerlo porque me niego a pensar cualquier otra cosa, yo no conozco a su padre tanto como ustedes, pero sé que ni él ni ella las dejarían solas.
—Pero igual se fueron aun cuando sabían que era peligroso —reclama Vicky.
—Lo sé muñeca, pero debemos confiar en ellos, ahora más que nunca, necesitan de nuestra fortaleza.
Ellas se separan un poco de mí con el dolor marcado en sus enrojecidos rostros y Lily tensiona su cuerpo dándome una mirada que atraviesa mi alma de la peor forma.
—Max, si ellos llegan a morir… ¿qué será de nosotras?
Esa pregunta me destrozó por completo el corazón, recordé cuando recibí la noticia de la muerte de Helena y la manera en que había muerto, la diferencia con ellas es que tenía a mi tío a mi lado y sabía que él nunca me abandonaría, pero ellas en cambio no habían sido adoptadas por nadie y pasarían al sistema siendo realmente unas huérfanas. Tal vez era irresponsable de mi parte decir estas palabras, pero aun si lo peor llegase a ocurrir, no estaba dispuesto a permitir que se ahogaran en el quizás.
—Ustedes no estarán solas, los Jhonson velarán por ustedes así como hicieron con Rag y Robert en su momento y si ustedes lo quieren, entonces yo también estaré en sus vidas cuidándolas siempre.
—Pero no somos hijas de nadie y sabemos que todos los niños que no tienen padres quedan en el orfanato —menciona Vicky en un tono que termina por quebrarme.
Las miro fijamente a ambas y refuerzo mi agarre en la mano de cada una, sé que no me conocen de nada, pero ellas significan todo para mi noche y por ende significarán todo para mí, y más porque sé lo que se siente estar solo.
—No volverán a ese lugar Vicky, no importa lo que tenga que hacer, pero ustedes dos no se van a separar ni mucho menos volverán a ese sitio, solo les pido que sean fuertes y crean conmigo que ellos volverán bien y vivos.
Nos abrazamos muy fuerte los tres y a raíz del impulso de ellas terminamos en el suelo, mas nunca las solté de mis brazos. Quizás era la angustia de la situación la que me hacía comprender sus sentimientos o era el mayor imbécil de todos por hacer algo así, pero no pienso abandonarlas si en verdad ellos no regresan con vida.
Transcurrió media hora en la que habíamos quedado Lily, Vicky y yo abrazados en el sofá cuando de repente escuchamos varios murmullos en la sala, ellas quedaron un poco inquietas, tenía ganas de salir para saber lo que ocurría, pero al ver que ellas se aferraron a mi camiseta no quise soltarlas, sea lo que sea tendría que esperar un poco más… o al menos eso pensé hasta que la puerta se abrió dejando ver su silueta.
(...)
Ragnar
Una vez regresamos al refugio, me fui con los demás en lo que Oz se hacía cargo de la situación, al ingresar al salón todos se quedaron estupefactos y preocupados, pero al ver mi rostro sabían que las noticias no eran buenas, más porque cargaba con una profunda tristeza que me era imposible ocultar. Livi y Marcus se acercaron a abrazarme en silencio, ellos solo necesitaban verme para saber que los quería a mi lado. No pude evitar derramar mis lágrimas en ellos, tenía que sacar un poco este dolor y ya estando más tranquila, entregué a mi padre un sobre que contenía una serie de instrucciones las cuales sé, ejecutaría a la perfección.
—¿Dónde están las gemelas? —pregunté una vez pude tomar un poco de aire.
—Están en su habitación con Max, no han salido de ahí desde hace un buen tiempo —responde mi madre con profunda tristeza.
—Les pido que por favor no digan nada hasta que salga de aquí con ellas, prefiero decírselos en privado.
Todos asintieron en silencio y caminé hasta la recámara de ellas, la escena que encontré de Max y mis gemelas abrazados en el sofá me fracturó el corazón, sentí que les había fallado en todo, pero ya no había nada por hacer. Ellas levantaron su vista del pecho de Max, quien me veía bastante sorprendido y a la vez sabía por mi reflejo que nada bueno traía en mente.
—¡Mamá! —gritaron al unísono.
Corrieron rápidamente hasta llegar a mis brazos donde las tres nos lanzamos a llorar, sentir su calor fue mi confort, pero esto no aliviaba mi culpa. Max también llegó a nuestro lado y nos abrazó a las tres dejando varios besos en mi frente y mejilla, era un consuelo, ellos eran mi luz.
—Mamá ¿dónde están papá y el abuelo?
Debí tomar aire profundamente e intentar pasar el nudo en mi garganta, sea como sea debía sacar fuerzas de donde no las tenía para dar el siguiente paso.
—Mis niñas, necesito que vengan conmigo un momento por favor.
Miré a Max con suma atención, él asintió en silencio con su cabeza a sabiendas de que quería estar a solas con ellas y tomé sus manos para salir de ahí.
—Si me necesitan, las estaré esperando aquí mi noche.
—Gracias.
Me encaminé hacia la puerta con ellas que seguían inquietas al no obtener respuesta a su pregunta, pero al llegar al umbral, fue Lily la que levantó mis dudas y a la vez un semblante de extrañeza se dibujó en mi rostro.
—Max, ¿en verdad nos habrías adoptado si ellos no hubieran llegado?
La mano de Vicky hace un poco más de presión sobre la mía, Lily mira con suma atención a Max, incluso había un rayo de ilusión en esa pregunta, pero él por su parte me veía un poco preocupado al ver mi rostro, aunque igual eso no impidió que le sonriera a mis niñas con seguridad y se acercara a ella quedando a su altura sin cambiar su expresión.
—Quiero que comprendan una cosa, yo jamás reemplazaría a su padre, de ser necesario habría tomado la tutoría y si las hubiese adoptado sería con su consentimiento, pero me aseguraría de que prevaleciera el apellido Romanov en ustedes ¿sabes por qué? —Lily niega con su cabeza y él toma su rostro con cariño. —Porque ustedes dos ya tienen un padre llamado Nicolay Romanov y eso nunca va a cambiar.
Lily sonríe y lo abraza muy fuerte siendo correspondida de la misma forma, Vicky por su parte derrama unas lágrimas y esconde su rostro en mi cuerpo al escuchar esa respuesta, levanto su cara y le hago una señal para que vaya con él, a lo que mi pequeña comprende y lo abraza con amor. No sé exactamente qué habrán hablado ellos tres, pero está bastante claro que están mucho más unidos de lo que imaginé, tanto, que incluso Max pensó en esa opción en caso de que lo peor ocurriera.
—Vayan con su madre y salúdenme a su padre, díganle que luego iré a verlo —pronuncia con cariño.
—Gracias por cuidarnos Max.
—Y también por no dejarnos solas.
Comentan Lily y Vicky quienes le dan un beso a Max en sus mejillas al mismo tiempo, sacándonos una sonrisa que alegra nuestras vidas en ese instante.
—Gracias a ustedes por acompañarme y darme fuerzas, ahora vayan que él quiere verlas y sé que ustedes también desean hacerlo.
Max queda con un bello sonrojo en su rostro por ese acto tan bello de ellas, mis pequeñas toman de nuevo mis manos, él me da un beso regalándome una bella sonrisa y salimos las tres del lugar.