Tres meses después
Nicolay
Un nuevo año comenzó siendo el primero que paso con mi familia en Nueva York, o al menos de manera oficial, me dolía un poco no tener a mi padre con nosotros para que disfrutara de la compañía de mis hijas y nuestros amigos, pero al menos tengo el consuelo de saber que él las conoció y compartió bastante con ellas.
Algo curioso, es que creí que nos encontraríamos con Alex en alguna de las fechas pactadas, pero se rehusó a viajar, para septiembre no lo hizo por algunos inconvenientes que estaba teniendo en Italia que requerían su total disposición y en las fiestas decembrinas tampoco lo hizo al enfermar su hijo, lo que me hizo comprenderlo mejor ahora que tenía a mis hijas y que solo semanas atrás había pasado la misma angustia.
En otro tiempo me habría burlado de él y le habría reclamado por no aparecer, pero ahora que cargo con la misma responsabilidad; no tengo motivo alguno para burlarme sino para respetarlo como padre y más por la situación que transcurre en su vida, una la cual espero pueda solucionar pronto.
A pesar de eso celebramos sin ningún inconveniente, así como también pasé mi primer cumpleaños con mis hijas en casa, lo más hermoso es que justo cuando ellas aparecieron en mi habitación con el desayuno listo, abrieron las cortinas para felicitarme y comenzó a nevar, la primera nevada del primero de diciembre, otro día más que guardo con cariño en mi memoria.
Me levanté en cuanto vi los copos caer dejando la bandeja a un lado y las abracé mientras veíamos esa escena tan hermosa. Me quedé en la cama con ellas toda esa mañana y ya en horas de la tarde nos fuimos a hacer figuras y muñecos de nieve, resaltaba tanto esa cabellera de ellas en el paisaje blanquecino que parecía surreal, pero eran mi sueño hecho realidad.
Hoy que estábamos devuelta en Rusia no se nos hizo tan pesado, sí extrañábamos a la familia, pero nos sentíamos bien al saber que estábamos los tres reunidos. Ese día esperaba pasarlo con ellas en algún centro comercial, quizás beber un chocolate caliente como tanto les gusta y saborear sus postres favoritos, pero para mi desgracia, recibí una llamada en la que debía irme de inmediato a atender una complicación que hubo con un cargamento.
A pesar de la mala noticia, mis hijas sabían comprender la situación en su totalidad, pero ahora era yo quien se sentía fastidiado ante los hechos. De igual forma les dije que luego vendría a recogerlas para salir, pero ellas insistieron en que mejor irían con Brie y una vez desocupado nos encontraríamos allá.
No tuve problema con la petición y me fui un poco más tranquilo a sabiendas de que estarían en buenas manos, pero algo dentro de mí me tenía un poco inquieto, no sabía bien qué era o cuál era su causante, pero quería salir pronto de este fastidioso problema para estar con mis hijas y verlas reír porque la espuma del chocolate hace bigotes en sus rostros, lo que usan de pretexto para imitarme.
(…)
Lily
Estos habían sido los mejores meses que habíamos pasado junto a papá, ahora que éramos oficialmente sus hijas no había día que no nos hiciera felices por completo, claro que mi hermana y yo nos preocupábamos siempre que se iba a trabajar, sobre todo en los viajes fuera de la ciudad, pero confiábamos en sus palabras de que regresaría por nosotras sin importar el costo.
Hoy que volvíamos a casa teníamos planeado ir al centro comercial, pero papá recibió una llamada que canceló nuestros planes, aunque le dijimos que iríamos con Brie y nos encontraríamos allá, así que ahora mi hermana y yo nos estábamos alistando, queríamos vernos bien para hacer más feliz a papá, siempre nos veía de una manera bonita y su sonrisa nos daba un calorcito en el pecho agradable.
Cuando se hicieron las tres llegamos al centro comercial, comenzamos a recorrer algunos almacenes donde compramos varias cosas e incluso escogimos algunas lámparas muy bonitas para decorar nuestros escritorios, pero le dijimos a Brie que mejor dejáramos todo en el auto y regresáramos para estar más cómodas, a lo que ella accedió.
Nos fuimos las tres al parqueadero hasta dar con el auto, comenzamos a guardar las cosas y una vez lo cerramos un señor muy extraño chocó con Brie, su actitud nos causó desconfianza, pero al ver sus ojos mi hermana y yo sentimos que algo no iba bien, por un momento pensé que serían ideas mías, así que regresamos rápido al centro comercial para tener más gente alrededor, tal vez así podíamos estar a salvo en lo que volvía papá, al menos eso fue lo que nos enseñaron los abuelos a hacer en situaciones como esta.
Estuvimos otra hora más recorriendo todo, compramos muchas más cosas, entre esas escogimos unos abrigos muy bonitos y elegantes para mamá y papá, pensábamos dárselos a ella cuando viniera con Max en agosto. Vicky y yo teníamos muchos planes con ellos, queríamos disfrutar con todos esquiando, hacer muñecos y jugar a tirarnos bolas de nieve.
-Niñas quédense aquí, iré a hacer el pedido así que no se muevan ni hablen con extraños ¿entendido?
-Sí! –respondimos mi hermana y yo a la vez.
De pronto el lugar se empezó a llenar, debimos tomar las bolsas para que no las patearan en lo que cuidábamos que nadie tomara la silla de Brie, siempre estaba al pendiente de ella para saber en dónde estaba, una costumbre que tomé con mamá desde el comienzo cuando teníamos miedo de que se fuera y nos dejara solas.
-Auch!
Giré un momento mi rostro viendo a Vicky quejarse, al parecer alguien la golpeó y es que este lugar es una locura. Regreso mi mirada a Brie, pero no la encuentro en la fila junto al mostrador, tampoco está en caja ni en la zona de entrega.
-Vicky, Brie no está. –digo nerviosa.
-¿Qué? ¿Cómo que no está? –pregunta mirando a todas partes igual que yo.
-Hace unos segundos estaba en el mostrador, pero ya no está, no la veo.
Sentimos un miedo horrible, el corazón se aceleró en las dos y tomamos nuestras manos con fuerza.
-Salgamos de aquí y pidamos a un guardia que la llame o veamos si podemos llamarla nosotras desde algún local.
Eso me gusta de Vicky, ella siempre actúa más rápido que yo intentando mantenerse tranquila, pero en el fondo sé que compartimos el mismo miedo.
Nos aferramos con fuerza la una a la otra con una mano y con la otra sostenemos las bolsas, salimos del local y vemos a un guardia al final del pasillo, está un poco lejos, pero si permanecemos juntas estaremos bien. Seguimos caminando a paso firme cuando un hombre viene de frente hacia nosotras, luego dos más salen detrás de él y se separan bloqueando el camino, en verdad creo que vienen por nosotras.
De la nada el hombre saca un arma haciendo que mi hermana y yo nos detengamos, hace una señal de silencio con su mano y nos sonríe, tengo miedo ¿Dónde está Brie? ¿Dónde está papá?
Vicky
Entre los tres hombres nos fueron rodeando a mi hermana y a mí, no dijimos una palabra ni alertamos al guardia aun cuando pasamos cerca, pero sabíamos lo que pasaría ya que Oz nos había explicado muchas situaciones como esta.
Al sostener todavía la mano de Lily, hice algunas presiones intentando recordar lo que nos enseñaron mamá y Oz, sentía que mi corazón se saldría del pecho, nuestros cuerpos temblaban y no por el frío, sino por el miedo que esos hombres nos producían.
Mi hermana entiende el mensaje que le doy y comienza a mirar a su alrededor igual que yo, buscamos una forma de escapar de ellos, algún lugar en dónde correr o la forma de dejar una señal a Brie en caso de que nos esté buscando, así que miro a mi hermana y luego las bolsas que tiene en sus manos. Lo bueno de los gemelos es que sabemos lo que piensa el otro, es una conexión especial que no comparten todos los hermanos, pero nosotras sí.
Ella entiende lo que quiero hacer y ambas tropezamos un poco dejando caer una bolsa cada una en diferentes lugares, así tendríamos al menos dos oportunidades de que Brie nos encontrara. Los hombres nos sostienen fuerte del brazo alcanzando a lastimarnos, patean las bolsas de la mano de Lily dejándolas a un lado, lo que nos da más esperanza, pero rápidamente llegamos al parqueadero donde hay un auto listo para arrancar, nos suben rápidamente y sale a toda velocidad.
Tengo mucho miedo, lo único en lo que pienso ahora es en no soltar la mano de mi hermana y que Brie y papá nos encuentren pronto, no quiero que nos lastimen, no quiero que los lastimen a ellos. Por favor papá ven pronto por nosotras.
(…)
Nicolay
En cuanto terminé con todo este maldito problema salí de inmediato al centro comercial donde se encontraban ellas, me apresuré para llegar lo antes posible ya que pronto anochecería y haría mucho frío, lo que menos quisiera ahora es que mis pequeñas enfermen de nuevo.
Al llegar llamó a Brie, pero no me contesta, marco dos veces más y nada, provocando que este mal presentimiento incremente. En cuanto marco algunas veces más, por fin recibo una respuesta, pero lo extraño es que al otro lado de la línea solo se escucha un jadeo.
-¿Brie? ¿Brie me escuchas?
-Nico… código verde.
En cuanto escuché eso el mundo se acabó para mí consumiéndome entre la ira, el dolor y el terror, mis hijas habían sido secuestradas y Brie se encontraba herida, ahora debía dar con ellas de inmediato.
Marqué pronto a Morozov para dar aviso de la situación, aceleré el paso por la carretera sin fijarme en los semáforos ni nada parecido hasta que al fin di con el lugar, bajé de inmediato buscando a Brie por la señal del GPS, mismo que conectaba con un sistema especial creado por mi zarina tiempo atrás y que era usado por la organización.
Me tomó un poco de tiempo encontrarla ya que se había escondido en un pequeño cuarto de aseo oculto a la vista de todos, pero al abrir esa puerta vi su rostro lastimado, llamé a Morozov para que viniera por ella, me dijo que tenía las grabaciones de las cámaras de seguridad y que mis hijas fueron secuestradas por tres hombres que huyeron del lugar en una camioneta conducida por un cuarto integrante.
En eso llevaba a Brie en brazos hasta el parqueadero, tenía mis manos temblorosas, todo mi maldito cuerpo me fallaba justo ahora cuando más sereno debía estar, debía pensar con cabeza fría si quería recuperarlas pronto y sin ningún rasguño, pero sea quien sea el infeliz que se las llevó me las pagará y no tendré misericordia con nadie.
Al poco tiempo llegó Morozov quien se encargó de llevar a Brie a un hospital en lo que yo continuaba buscando a mis hijas con todo lo que teníamos hasta ahora, pero la llamada que más temía se hizo presente aumentando mis nervios a un nivel exponencial.
-Zarina… -apenas y pude hablar, sentía miedo y vergüenza al saber que le había fallado a mi promesa.
-¿Qué ocurrió Nick?
Le expliqué toda la situación, ella escuchó atenta cada cosa que decía y dio un profundo respiro, no necesitaba tenerla en frente para saber cómo se sentía.
-Perdóname, por favor perdóname. –supliqué casi a punto de llorar.
-No tengo nada que perdonarte, pero sí necesito que te enfoques Nick, ahora más que nunca debes concentrarte en encontrar a nuestras hijas, yo tomaré el vuelo en una hora para Rusia.
-No lo hagas zarina, confía en mí, las encontraré sanas y salvas a como dé lugar, pero no vengas.
-Son mis hijas también Nick ¿cómo me dices que no vaya? –reclamó provocando mi desesperación.
-Te lo suplico zarina, no vengas a Rusia y confía en que traeré a nuestras hijas a casa con vida.
Hablé con tanto odio y dolor que sé pudo percibirlo, pero si dejo que ella venga entonces seré un fracaso como padre y no puedo depender toda mi vida de Ragnar, además, Rusia es mi territorio y no dejaré que nadie se atreva a humillarme en mis tierras ni mucho menos toquen lo más sagrado para mí…
-Si ellos quieren ver al diablo zarina, entonces les llevaré el maldito infierno, uno que solo los Romanov podemos provocar, pero no te quiero aquí.
Colgué sin esperar una respuesta de su parte, sé que usé un tono fuerte con ella y que no debí hacerlo, pero no seré el perro inservible que deje todo en manos de su emperatriz.
Salí de inmediato del centro comercial con Zarov, uno de mis hombres de confianza quien iba al volante, en lo que yo revisaba las cámaras de seguridad y todas las externas siguiendo el rastro del vehículo, pero cuando veía nuevamente cómo las empujaban y subían al auto para llevárselas, Zarov llama mi atención diciendo que tiene una llamada para mí, activo el altavoz del auto y una voz resuena del otro lado.
-¿соскучились по своим романовским девочкам? (¿Extrañando a tus niñas Romanov?).
-если ты посмеешь прикоснуться к ним, ты заплатишь мне (Si te atreves a tocarlas, me las pagarás).
-лучше попрощайся со своими маленькими принцессами (Mejor despídete de tus princesitas)
-¡Papá ven rápido por favor! ¡Volodarsky, I. Chesme, suroccidente! –grita Lily.
-Dos castaños, uno rubio, uno corte bajo, gabardinas verde oscuro, tatuaje en el cuello de un ha…
-¿¡Vicky!?... ¡Vicky! ¡Lily!
En ese punto se cortan sus voces dando paso a sus gritos, puedo escuchar claramente cómo las golpean del otro lado, mis lágrimas comienzan a correr solo de oírlas desesperadas pidiendo mi ayuda, a la vez que el aire me falta y algo muy oscuro emerge dentro de mí.
Intenté hablar nuevamente, pero el sonido se corta de inmediato, reviso el móvil dándome cuenta que colgaron o dañaron el dispositivo dejándome con una horrible sensación y el terrible recuerdo de sus gritos repitiéndose en mi cabeza una y otra vez.