—Seas quien seas no me importa, no me interesa.
—Será mejor que te importe porque tendrás que cumplir con tu acuerdo.
—¿Te envió esa persona?
—Sí, y su instrucción fue bastante clara, ahora trabajas bajo mis órdenes.
—Muy bien, ¿qué quieres?
—Necesito que le sigas la pista a alguien, te enviaré los datos para que lo busques y hagas un informe detallado, debes moverte rápido, sigiloso y no dejar rastros.
—Por eso no hay problema ¿acaso no te mostraron el trabajo por el cual me pagaron?
—Lo sé y lo vi, aunque no está de más decirlo, sobretodo porque esta persona es alguien de mucho poder y no un simple estudiante universitario, pero sí tiene lazos cercanos a él así que ya sabes de quiénes hablo.
—Interesante... y yo que pensé estarían en su luna de miel.
—Hasta aquí llegó la dicha, ahora olvídate de esa estupidez y concéntrate, quiero un trabajo limpio.
—Se nota que no conoces mis alcances, pero eso no importa. Envíame todo y te enviaré un reporte esta misma semana ¿algo más que deba saber?
—Sí, la cabeza de Wintar y los Jhonson tiene precio, así que si piensas cobrar esa recompensa solo avísame con tiempo y en cuanto envíes el informe tomarás un vuelo directo a Nueva York, serán prescindibles tus servicios.
—De acuerdo, nos vemos en una semana capitán.
(…)
Max
Hace unos días que nos habíamos despedido de mi abuelo, los primeros días fueron difíciles, entre el atentado y la muerte de él eran muchas cosas para lidiar. Ragnar y yo decidimos quedarnos en casa de mi padre para acompañarlo en este momento, solía haber mucho silencio, pero el saber que estábamos juntos los cuatros nos hacía sentir más en calma.
Con respecto a los responsables del atentado, ella me dijo que no intercediera esta vez, que debía ocuparme de mi padre y mi propio duelo y anexarle un peso tan grande como ese no sería bueno para mí. Al comienzo no estuve de acuerdo, pero ella me hizo comprender que esa necedad partía del propio dolor y al estar tan comprometido podía traer inconvenientes, así que decidí dejar todo en sus manos y no involucrarme esta vez con nada.
Para distraer un poco mis pensamientos quise organizar mi habitación, botar cosas que no sirvieran, guardar otras, en fin. Estaba viendo unos documentos de la universidad cuando recordé aquella carpeta que encontré en el cuarto de mi padre antes del viaje, la había olvidado por completo, así que me fui a casa de Ragnar ya que nuestras maletas habían quedado allá, encuentro la carpeta y comienzo a leerla quedándome helado con cada palabra. Era un expediente clínico indicando que para el momento en que me fui él tenía cáncer de pulmón y dos tumores cerebrales, explicaba todo el tratamiento al que fue sometido en estos dos años, con un último documento donde decía que hace solo unos meses el cáncer se había ido y los tumores fueron extraídos hacía un año.
Entonces comprendí que a Taylor no lo conoció por ningún accidente sino por el tratamiento o algo similar en el hospital, ya que es el mismo donde él trabaja. Mientras yo intentaba salir adelante y aclarar mis sentimientos por Ragnar, mi padre luchaba por su vida en silencio, por eso no insistía en que viniera, pero sí en que hablara con ella… Ella, él dijo que se volvió cercano a Ragnar e incluso le llama Freya y se hablaban con mucha confianza.
Escucho la puerta abrirse y salgo del cuarto con carpeta en mano para enfrentarla, apenas y podía soltar palabra alguna, no sé a qué le temía más realmente, estaba impactado por todo lo que leí.
—¿Por qué no me dijiste nada de esto? —pregunto abriendo la carpeta en la mesa, ella apenas y logra verlo, pero no cambia su expresión fría de siempre.
—Porque no me correspondía decírtelo, él es quien debe hacerlo.
—Por eso se hicieron tan cercanos en estos años ¿no es así?
—Sí, él vivió aquí conmigo mientras cuidaba de él y cuando tenía que salir por algún viaje era Taylor quien lo cuidaba —sentí mi corazón estrujarse solo de imaginar lo que callan estas paredes.
_¿Realmente está bien? Es decir, el ya no tiene… —no me atreví a mencionarlo.
—Según el último estudio en febrero, está limpio de todo, pero igual debe hacerse un chequeo médico cada seis meses y estar pendiente de los síntomas que se puedan presentar en caso de volver el cáncer —solo escuchar esa palabra me hizo llorar más.
Caí de rodillas al pensar que pude quedarme sin el hombre que ha cuidado de mí y lo peor, no tener ni siquiera la oportunidad de despedirme así como hice con mi abuelo.
—Max, ten cuidado con lo que le digas, es un tema sensible para él, no fueron días fáciles y en verdad lo marcó demasiado, por eso te pido que lo escuches sin juzgar.
La veo arrodillada frente a mí diciéndome esas palabras con una calma que me hace sentir peor y ante esto que me abruma, simplemente la abrazo para llorar en ella.
Luego de un par de horas, decido darme una ducha y salir para hablar con mi padre, prefería enfrentarlo a solas a lo que ella accedió sin problemas. Cuando llego a casa lo encuentro trabajando en la computadora, lo saludo y me aseguro de que no esté Taylor, entonces saco el expediente de mi maletín dejándolo a un lado, veo cómo sus ojos se abren aterrorizados y se empiezan a cristalizar igual que los míos, empuña sus manos y cierra muy fuerte los ojos.
—Solo quiero saber una cosa Dániel Ferrer... ¿ibas a tener el valor de decirme esto en algún momento o simplemente te lo callarías y cubrirías con una mentira? —trataba de ser suave, pero no oculté mi dolor.
—Max, yo no quería molestarte, estabas empeñado en ir a Washington a superarte y aclarar tus sentimientos, era un momento que necesitabas para ti y yo no quería arruinarte eso con mi diagnóstico.
Tomo un poco de aire recordando las palabras de Ragnar, me siento a su lado y tomo su mano haciendo que afloje su agarre para acunarla entre las mías, lo miro afligido y a la vez comprensivo.
—Dániel eres mi tío, ¡maldición eres mi padre, el único que tengo! Tú también eres importante para mí, no solamente ella, pudiste decirme y hubiese venido para ayudarte, esos estudios los retomaría después.
—Pero Max tú…
—No Dániel, tú eres mi familia también, yo debía estar a tu lado, debiste confiar en mí, acabo de enterrar a mi abuelo y ahora me entero de esto ¿Cómo crees que me estoy sintiendo al saber que pude perderte en una cirugía o por el mismo cáncer?
Me siento mal por toda esta situación, pero necesito ser sincero con él, sé que mis palabras le duelen y por eso modero el tono de mi voz, le doy un fuerte abrazo dándole todo mi apoyo y lloramos como nunca antes lo hicimos.
—Por favor confía en mí, no vuelvas a ocultarme cosas de este tipo, no importa la gravedad del asunto solo dímelo, recuerda que soy tu hijo Dániel no me hagas a un lado en momentos así.
—Te lo prometo Max, por favor perdóname —no sabía cuál de los dos tenía la voz más quebrada.
—No tengo nada que perdonarte, solo cumple tu promesa para quedar tranquilo y si quieres, me gustaría que me contaras lo que pasó realmente en estos dos años.
Prepararé café y nos quedamos hablando de todo lo que vivió en este tiempo, la convivencia con Ragnar, las veces que le gritaba ya cansado de todo y cómo ella no se rindió nunca con él, la forma en que Taylor y mi abuelo fueron un gran apoyo en la enfermedad, hasta lo ocurrido en la operación y todo lo que debieron hacer para librar a Oz y Ragnar de la demanda legal.
—¿Por qué se lo dijiste primero a ella?
—La verdad, ni yo mismo lo sé, ese último día que lo pasaste con ella estaba aquí en la sala pensando en el diagnóstico y recordé cómo hablabas de ella cuando recién la conociste, de alguna manera sentí que podía decírselo y así lo hice al día siguiente.
—Una más que le debo a esa mujer.
—No solo tú Max, no solo tú.
Ver a mi padre de esa forma y escucharlo decir todo eso resultaba imposible de creer, quería que fuese un sueño y en cierta manera fue una pesadilla para él, una que se volvió realidad.
Esa noche que llegaron Taylor y Rag, los abordé con algunas preguntas durante la cena, quería disminuir un poco ese trago amargo que pasamos en el día. Les dijimos que ya sabía toda la verdad y para romper la tensión que se había formado, pensé en algunas preguntas para que ellos me contaran anécdotas más alegres de esa temporada. Basta con decir que la noche se llenó de risas en casa, a veces las lágrimas salían de todo lo que nos reímos, sabía que este espacio era el que necesitábamos mi padre y yo porque en ocasiones que nos veíamos, sabíamos que todo al fin estaba bien.
Antes de dormir, le di un fuerte abrazo a Taylor dándole las gracias por cuidar de mi padre y por amarlo de una forma transparente, él me dio una sonrisa y me dijo que siempre estaría para él, que no lo abandonaría y podía quedarme tranquilo. Luego abracé a Dániel con tanta fuerza, él me correspondió de la misma forma y sonreímos con el corazón, él es el mejor padre que pude tener en mi vida, me enseñó lo bueno y lo malo del mundo, me hizo el hombre que soy y le debo todo, es por eso que ahora estoy tan agradecido con la vida y las personas que se involucraron para salvarlo, porque gracias a ellos puedo tenerlo por muchos años más.
—¿Todo está bien?
—Todo está excelente, gracias noche.
—No hay nada que agradecer, ven a acostarte —voy a su lado dejándola entre mis brazos.
Deseé tantos años crecer para tenerla así que ahora es como un sueño. Dejo un beso en su frente y paseo mis manos por su piel dándole un poco de mi calor en lo que tomo de su frío.
—Sí hay mucho por agradecerte noche, desde que llegaste a mi vida, e incluso antes de conocerte, ya estabas haciendo mucho por mi familia y por mí, no tengo cómo pagarte por cada acto que has hecho.
—¿Qué te parece si te quedas a mi lado y cada día te voy cobrando un poco?
No importa los días, meses o años que pasen, esa forma tan única en ella de sacarme una sonrisa con sus palabras y actos valen demasiado para mí.
—Me parece justo, con la condición de que me cobres hasta el último día de mi vida quedándote a mi lado —levanto su rostro perdiéndome en aquel espacio sideral.
—Eso solo aumentará tu deuda.
—No me importará pagártelo.
Ella se acerca a mí dándome un beso tan majestuoso que ilumina mi mundo por completo, ella es mi felicidad y mi razón de ser, por esos besos moriría feliz, en el frío de su piel tengo el mejor resguardo y en sus ojos tengo mi hogar, ella es mi hogar.
(…)
Una semana después
Ragnar
—No entiendo, si tienen a tantas personas a su cargo ¿no es mejor enviarlos a hacer ese trabajo?
—Max, por enésima vez, esa no es la forma en que manejamos las cosas, cuantos menos hombres sean es mejor, hay un trabajo más coordinado y las bajas son menores.
—Eso lo comprendo bien, ¿pero por qué tú?
—Porque Marcus no puede ir y yo como su representante debo estar al frente.
Llevábamos más de una hora discutiendo por el mismo asunto, nos costó un poco de trabajo encontrar el escondite de las personas que ocasionaron el atentado, lo bueno, es que pude sacar mayor información con lo que Tony me había mencionado, pero el lugar en el que se encontraban no era una zona segura, por el contrario, todos en ese barrio estaban amenazados o comprados por esa organización y por desgracia no teníamos ningún tipo de jurisdicción.
—Envía a alguien más, pero no vayas.
Tiene tanto miedo en sus ojos tan solo de imaginar lo que podrían hacerme, pero esto es algo que debe terminar aquí y ahora, no puedo darle más largas al asunto o puede terminar peor para todos, en especial para él y Dániel.
—Confía en mí Max, necesito que lo hagas, verás que todo saldrá bien y regresaremos completos, pero debo ir sí o sí.
Él me abrazó muy fuerte escondiendo su rostro en mi cuello, temblaba, lo recibí entre mis brazos con cariño para tranquilizarlo y después lo separé lo suficiente para que me mirase.
—Necesito que tú, Dani y Ty empaquen sus cosas, serán trasladados hoy mismo a un refugio con mi familia y las gemelas.
—¿Y qué hay de ti?
—En cuanto esto termine Nick y yo volveremos por ustedes, pero al menos en ese lugar estarán a salvo y nos mantendremos en contacto con Marcus, así que no tienes nada de qué preocuparte.
—Sí tengo porque tú estarás en peligro todo ese tiempo.
—Eso es lo único que he conocido desde que nací Max, pero no pienso perder lo bueno que tengo en mi vida.
Sin mucho más, ellos tres empacaron y nos trasladamos a un refugio que teníamos a las afueras de la ciudad, allá se encontraba toda mi familia, incluso mis hermanos, Vero y Janet estaban en ese lugar que es una fortaleza.
En cuanto colocamos un pie en el refugio nos saludamos entre todos, mis pequeñas vienen corriendo para abrazarme muy felices y veo a Nick a lo lejos junto a Marcus. El saber que mi familia está bien es suficiente para mí, si ellos están vivos y a salvo es todo lo que importa, pero ahora debo garantizar su futuro.