Ragnar
Nos dirigimos a una base a las afueras de Barcelona, en el camino Alex fue explicándonos la situación con los infiltrados quienes habían hecho un cambio de último minuto, en teoría sería sencillo lo que haríamos, pero mi mayor preocupación era Max, es la primera vez que estaría en algo así, jamás manchó directamente sus manos de sangre y aunque era excelente para disparar y en combate cuerpo a cuerpo, la realidad era diferente a las prácticas.
Al llegar, Alex nos pasó unos trajes antibalas, acomodamos el equipo, preparamos el armamento, evaluamos el perímetro y teníamos a los hombres en la ubicación vigilando a la distancia, todo estaba listo menos mi tranquilidad.
-Noche no te preocupes, todo saldrá bien, tenemos esto bien planeado y debo reconocer que valió la pena todos estos años de entrenamiento contigo, ahora esperemos que den fruto.
-Max eso no me ayuda en nada, preferiría que te quedaras aquí o en casa con Iván y David.
-¿Y dejarte sola en esto? Olvídalo, no quedaría tranquilo y sé que haría alguna estupidez con tal de encontrarte.
-Ángel confía en nosotros, tú lo entrenaste, yo no voy a descuidarlos y él definitivamente hará una locura antes de que algo te pase.
-Alex, eso tampoco me está ayudando, creo que todo esto es un error y tu deberías esperarnos.
-Ragnar Wintar, lo pondré de esta forma, voy contigo por las buenas o sabrás de mí a las malas, pero estaré con ustedes hasta el final, ahora vámonos.
-Más bien, nos asesinan a todos o yo los termino asesinando para cuando salga el sol.
Después de tener todo listo y esa “charla motivacional” subimos a las motos que Alex preparó para nosotros, unas Kawasaki ZH2 con modificaciones para colocar más armamento.
-Por lo visto ustedes se entienden muy bien a la hora de adquirir motos.
-Eso es porque yo soy quien le regala los vehículos a mi ángel –contesta Alex orgulloso.
-Por cierto Diana, quería ofrecerte una disculpa por la forma en cómo te hablé, no quería faltarte el respeto, pero sí quería que quedara claro que no dejaría a Ragnar sola en esto –comenta Max con esa formalidad tan característica de él.
-Disculpa aceptada, pero no te preocupes, igual sé por qué lo hiciste y está bien, todos alguna vez hemos hecho lo mismo por ella –contesta Diana honesta.
La forma en que se ven me dice que es verdad cada palabra mencionada y el que ellos estén en buenos términos es importante para mí, en especial si él estará en mi vida de aquí en adelante tan íntimamente.
Doy un último vistazo (bastante preocupada he de decir) al rostro de Max y él me sonríe dándome a entender que todo saldrá bien, Diana nos da la señal indicando que el enemigo está posición y salimos a toda velocidad de la base rumbo a la Línea 27, como es conocida la ruta de Alex, vamos escuchando por el altavoz de los cascos lo que dice Diana (quien se quedó en la base por si necesitamos refuerzos) y nos dividimos según lo planeado.
Al acercarnos, Max hace el primer movimiento detonando las granadas hacia el este para generar la distracción, logramos ver a todos los hombres correr hacia esa dirección, doy la señal y Alex detona los otros explosivos en el norte, en ese momento sus hombres salen para acorralar ambos lados mientras nosotros nos movilizamos por el sur.
-Muy bien preciosa, como en los viejos tiempos, deja surgir al ángel de la guerra –comenta Diana sacándome una sonrisa.
Me acomodo en la moto preparándome para saltar, esta sale derecho hacia la bodega generando la última detonación, logro agarrarme de una ventana y entrar por esa zona, continúo el recorrido según el mapa hasta llegar al avión donde estaban subiendo la mercancía y es aquí donde comienza lo bueno.
Max
-Prepárate Max, por primera vez verás a Ragnar en acción así que intenta no morir.
-No te preocupes, no les daría ese placer a ti y a Nicolay.
Procedemos a entrar a la bodega en nuestras motos, Ragnar está dando de baja en el interior y los hombres de Alex se encargan de despejar la zona externa, escuchamos las detonaciones de unas granadas dentro de la base por lo que aceleramos el paso para darle apoyo.
Vamos despejando la zona sur entre disparos cuando otra detonación inesperada aparece.
-Alex, debemos ir por ella ya son demasiadas.
-Sí, terminemos aquí y entramos por el oeste.
Logramos maniobrar las motos entre las llamas hasta ingresar, el lugar es inmenso pero él lo conoce a la perfección, tomamos una ruta alterna que no aparece en el mapa y otra detonación nos hace perder el equilibrio haciéndolo caer, me devuelvo por Alex continuando juntos hasta llegar al avión, una vez ahí, freno y en cuanto bajamos; unos hombres nos acorralan disparándonos y entonces nos dividimos para buscarla.
Realmente esto no es nada parecido al campo de tiro, me siento más como esas veces en las fuimos a jugar paintball y la adrenalina va corriendo por mis venas con cada disparo.
Logran tomarme por detrás y ahora agradezco como nunca todo ese entrenamiento y los golpes que recibí de ella, golpeo al sujeto en la pierna, luego el abdomen y su rostro. Sigo corriendo buscándola por todas partes, dos más vienen por mí y nos enfrentamos cuerpo a cuerpo, uno de ellos tiene una navaja y aunque intenta lastimarme, logro evitarla rompiendo su brazo y al otro le disparo dos veces.
Finalmente logro encontrarla y veo que la tienen acorralada, pero quedo atónito ante la escena, es realmente increíble su forma de combatir, sus movimientos son ligeros y rápidos a la vez. Busco una manera de saltar la reja o una puerta para salir de este laberinto sin perderla de vista, más hombres siguen apareciendo en mi camino y me divido entre disparar y golpear sin llegar a arrebatar la vida de nadie, no deseo hacerlo, no tengo por qué hacerlo, ella en cambio no dudaría que ha asesinado a más de una persona desde que ingresó.
Tres hombres logran detenerla con dificultad, al intentar alejarse, uno de ellos le dispara en el abdomen y el brazo, de pronto siento resurgir ese recuerdo del atentado cuando tenía trece años y el cómo la vi en esa camilla luchando por su vida, la diferencia es que esta vez sí veía cómo le disparaban, no estaba en mi mente, está frente a mí.
El aire simplemente se fue, tiré el casco a un lado para intentar respirar, la sangre corría de una forma increíble y un impulso se hizo fuerte en mí. Salí corriendo hasta dar un fuerte golpe en las costillas de uno de ellos, sentí cómo se quebraban y daba un grito de dolor, el arma salió disparada a un lado y seguí golpeándolo hasta destrozar su rostro.
No tenía control de mi cuerpo, no tenía control de mis emociones, solo sentí ese odio y la ira recorrerme, por primera vez creo que en verdad ese demonio que habita en mí se ha manifestado.
Veo a otro de los sujetos, doblo su brazo en un movimiento rápido, pateo su pierna varias veces hasta quebrarla y reparto dos golpes más en su columna hasta escuchar el crujir de sus huesos. Tomo el arma que estaba sujetando para disparar al último que me hace falta y escucho un disparo que me saca por unos segundos de ese estado, especialmente al ver a aquel sujeto sosteniendo a Ragnar con fuerza y apuntando el arma en su cabeza.
-Hasta aquí te llegó el espectáculo niño bonito.
Esa maldita voz solo me da asco, pero no tanto como el hecho de saber que tiene sus asquerosas manos puestas en ella. Apunto hacia aquel hombre y al escuchar el click de su arma, mi corazón se detiene por unos segundos, pero el arma quedó sin municiones, saca rápidamente una navaja logrando acercarla a ella y antes de que pueda siquiera ponerla en su cuello doy dos tiros a su cabeza viendo cómo se desploma.
Entonces solo la observo frente a mí y noto que su mirada se fija a mi izquierda, giro hacia ese lado disparando a otros hombres que van ingresando mientras corro hacia ella, le entrego un arma que encuentro en el camino y corremos mientras disparamos hasta ponernos a salvo.
Sé que me habla, sé que dice algo, pero simplemente no la escucho, estoy más enfocado en sacarla de allí. La observo un instante intentando ver alguna herida, creo que no tiene ninguna así que sigo corriendo con ella.
Justo cuando estamos a punto de salir de un callejón, siento que ella tira de mí hacia un lado chocando con la pared y unos disparos se escuchan por fuera, ella toma mi arma con la otra mano y sale corriendo disparando a otras personas, intento ir por ella, pero da dos disparos hacia atrás haciéndome retroceder y noto que una bala da a su pierna derecha.
Entonces escucho que Alex grita su nombre, salgo pero todo se vuelve peor para mí, es confuso, todos corremos, los disparos no cesan y no logro encontrarlos por ningún lado, sigo corriendo hasta que al fin la encuentro luchando con otro hombre mientras Alex hace lo mismo.
En el instante en que veo cómo un golpe alcanza su rostro una vez y dos más en sus costillas, siento que vuelvo a perder el control. Corro sin detenerme, el hombre que peleaba con Alex se pone en mi camino y yo lo pateo haciéndolo caer, tomo la navaja con la que pretendía lastimarme y la clavo en su garganta abriéndola en un solo movimiento.
Sigo sosteniendo la navaja con tanta fuerza en mi mano que creo y tocará mis huesos en cualquier momento. Llego por detrás del sujeto que golpeó a Rag hace segundos y lo apuñalo por la espalda dos, tres, cuatro veces mientras mi otra mano presiona con fuerza su cuello.
Lo tiro hacia atrás haciendo que quede frente a mí en el suelo, me siento encima de su pecho y mis manos comienzan a destrozar su rostro y cuello. No puedo detenerme, no quiero detenerme, no quiero sentir esa sensación de pérdida otra vez.
Mi cuerpo poco a poco se va deteniendo al cabo de un tiempo hasta que veo la forma en que quedó su cabeza, si es que ahora se le puede llamar así, voy retrocediendo y veo al otro sujeto en un charco de sangre con su garganta abierta. ¿Qué hice? maldición ¿qué hice?
Respiro rápidamente, pero no siento el aire llegar a mis pulmones, todo me da vueltas, ahora recuerdo lo que hice en esas dos ocasiones haciendo que mi cuerpo tiemble Cierro mis ojos con tanta fuerza y solo veo los rostros de aquellos que asesiné, entonces un frio en mi mejilla se hace presente, son sus manos, es su aroma, la suavidad de su piel en sus caricias, escucho su voz llamándome a lo lejos, pero no puedo moverme.
-Mírame –conozco esa sensación. –Mírame –es igual que en aquel sueño. -Mírame Max.
Abro mis ojos poco a poco y ahí está ella, veo angustia en sus ojos cristalizados, veo miedo, pero no sé si es el mío o el de ella, entonces recuerdo la forma en que esos hombres estuvieron lastimándola hasta el punto de querer matarla y la atraigo con fuerza hacia mí abrazándola, es su aroma, es ella, está viva y está conmigo.
Sus brazos me rodean haciéndome sentir como un niño al llorar de esta forma, el miedo me hace temblar tanto al recordar todo lo ocurrido. No sé cuánto tiempo pasó, solo sé que ella está conmigo, entonces recuerdo las heridas y la suelto en seguida.
-Lo siento, lo siento ¿estás bien?
Le pregunto angustiado mientras reviso todo su cuerpo, en efecto, veo que una bala ha rozado su brazo, otras dos dieron en su abdomen y pierna, pero el traje evitó que la lastimaran y es cuando ella me toma de las manos deteniéndome.
-Max, debemos irnos enseguida.
No sé en qué momento pasó, pero logro ver a Alex llegar en un auto con otro hombre indicándonos que subamos rápido, lo cual hacemos. Al entrar, conducen a toda velocidad, pero yo solo puedo verla a ella, no tengo mente para nada más en el mundo.
-Max ¿estás bien? –niego con mi cabeza pues mis palabras se niegan a salir -¿Te hirieron?
No sé ni siquiera si lo hicieron hasta que ella comienza a palpar mi cuerpo y siento un intenso dolor en mi abdomen que me hace alejarme de su toque, ella destroza la prenda y vemos que está la punta de una navaja clavada, veo el miedo en sus ojos como nunca.
-Alex muévete debemos atenderlo rápido –le grita desesperada y aumentan la velocidad -Mírame Max, solo mírame, vas a estar bien, todo va a estar bien.
-No puedo perderte, no quiero perderte.
Siento las lágrimas salir y el dolor comienza a hacerse presente, de pronto todo se va volviendo oscuro y lo último que veo son sus ojos llorosos.
(…)
Ragnar
-Maldita sea Alex apresura esta mierda, está perdiendo mucha sangre.
-Vamos lo más rápido que podemos.
Al fin logramos llegar a una clínica con pinta de mala muerte, pero que reconozco bien, entre Alex y Piero lo ingresan al lugar dejándolo en una camilla donde otros médicos y yo procedemos a atenderlo rápidamente, examinamos la herida y nos aseguramos de que no existan órganos comprometidos.
Todo va iba bien y su respiración era regular, pero en el instante en que logramos sacar la navaja sus signos vitales van disminuyendo producto de una hemorragia.
-¡Maldición Max ni se te ocurra morirte en este lugar! –le grito como si pudiera escucharme mientras tengo el pánico a flor de piel.
Sigo buscando hasta que por fin doy con el origen de la hemorragia, vamos limpiando y cerrando la herida para evitar que pierda más sangre, siento mi cuerpo temblar, pero de alguna forma mis manos se mantienen firmes.
Cuando hemos finalizado, me alejo un momento y observo a Max en la distancia, me pego a la pared puesto que el nivel de terror que recorre mis venas es muy alto, jamás creí que volvería a sentirme de esta forma, fue incluso peor que la vez en que sufrió ese accidente.
Tener su vida en mis manos de esta manera me generó algo que no deseo sentir otra vez, pero por ahora estoy tranquila al saber que pude salvarlo. Doy unos pasos para salir del quirófano, ellos se encargan de terminar de limpiarlo para trasladarlo a una habitación en lo que yo salgo corriendo para buscar a Alex.
(…)
Alexandre
La veo venir hacia mí con una mezcla de emociones a flor de piel y sé que esto no será bueno. Se acerca rápidamente dándome un golpe en el rostro, pero más que dolerme el golpe en sí; me duele el corazón al verla en ese estado, está llorando con el alma, su cuerpo tiembla, está dispuesta a darme otro golpe hasta que logro evitarlo bloqueando sus brazos entre los míos.
Va golpeando mi espalda como puede, pero no con la intensión de lastimarme, sino por el dolor que siente en sí misma, vi y escuché cómo gritaba cuando los signos vitales de Max caían, estuvo a punto de morir de no ser porque ella intervino rápidamente.
-Llora ángel que aquí estoy contigo, él está bien, está a salvo.
-Dijiste que no nos descuidarías, dijiste que nos protegerías –reclama entre dolorosas lágrimas.
Sé que lo dije, pero ella sabe los riesgos de hacer esto, sabe que siempre estamos cerca de la muerte, aunque perderlo sería el golpe más fuerte para ella, es su debilidad al estar completamente entregada a él.
La dejo llorar en mi pecho mientras voy soltándola poco a poco para abrazarla de mejor forma hasta que logra calmarse, nos sentamos un momento, pero me aseguro de no alejarla de mis brazos, está demasiado conmocionada y yo también.
Esta noche no solo pudo morir la persona que ella ama, también estuvo a punto de morir alguien a quien le he tomado estima, Max es una persona que se ha ganado mi confianza y mi amistad, me siento terrible por todo lo ocurrido y lo peor es que es solo el comienzo. No sé lo que ocurra cuando despierte, pero espero que esto no nos afecte en gran medida a los tres, sobre todo a ellos.