Ragnar
Sentí algo cálido pasearse en mi pecho, era un roce suave que hacía varias figuras sobre mi piel, algunas repasaban mis cicatrices y un par de besos descansaron en estas. Abrí mis ojos conectando con el cielo más hermoso de todos, ese bellísimo firmamento me regaló la sonrisa más celestial entre sus labios rosados y acomodó su cabeza en mi pecho sin apartar la mirada de mí.
Reforcé mi agarre en su espalda, mi otra mano fue a su brazo repasándolo con mis dedos de la misma forma que hizo conmigo, subía por su nívea piel hasta llegar a su cuello, mis uñas le hicieron un poco de cosquillas, mas contuvo la risa un poco. Continué trazando el perfil de su rostro provocando que sus mejillas enrojecieran tiernamente, extendió la felicidad de sus labios al repasarlos y solo eso bastó para acelerar mi corazón.
-Bagno di mamma (mamá, baño).
Hice a un lado los brazos de Max y Alex para que pudiéramos bajarnos de la cama, lo llevé a la habitación continua donde lo ayudé a hacer sus necesidades y después nos dimos un baño juntos, aunque parecía más un juego. Él no hacía más que tomar la regadera y ponerla sobre mi cuerpo o viceversa, no sabía ni de qué nos reíamos, pero éramos felices con tan solo un poco de agua.
Una vez arreglados fuimos a la cocina donde corté un poco de fruta, toda escogida por él quien me ayudó a cortar la más fácil y la guardé toda en un recipiente. Después le dije que me llevara a donde él quisiera, así que nos dirigimos al jardín externo donde caminamos un poco, llegamos a las poltronas que estaban en la piscina y tomamos asiento.
-¿Willst du jetzt essen? (¿Quieres comer ya?).
-Ja mama (sí mamá).
Abrí el recipiente para darle de comer, pero mi pequeño cielo lo hizo a un lado para sentarse en mi regazo, estiré mis piernas para dejarnos más cómodos y él acomodó el recipiente en las suyas, entonces fue cuando comimos regalándonos a veces algunos trozos. A pesar del tiempo él seguía recordándome como si solo fueran días los que pasaron desde la primera y única vez que lo vi.
Me encantaría tenerlo un poco más a mi lado; pero no quiero ser egoísta con Max, quien de por sí, ya debe soportar bastante con la idea de que tenga dos hijas con Nicolay. Sé que eso puede ser intimidante para él y quizás le haga pensar que ese solo hecho me separará de su lado para ir con Nick, pero ahora tener que sumarle a David a pesar de que nadie sabe nada de lo ocurrido…
-¿Mutter?
-¿Qué ocurre cielo?
-Nicht traurig sein (No estés triste).
Desde que empecé el tratamiento hormonal sentía que algo había cambiado en mí, sé que para ese momento era la carga que llevaba en mi cuerpo, pero luego de un tiempo en que todo se normalizó, era como si algo se hubiese quedado conmigo.
Oz decía que no eran las hormonas sino las emociones que me transmitían las gemelas y el hecho de saber que David vendría al mundo, esos dos puntos eran más que suficientes para despertar el instinto maternal, y por ende, ser más sensible cuando se trata de ellos, pero al menos a ellas las tenía a mi lado cuando estaban en Nueva York, en cambio David era otra historia, una de la cual no podía ser parte.
-¿Me acompañas a la playa y seguimos comiendo allá? –pregunté intentando despejar mi mente a lo que él accedió.
Cerró y sostuvo el recipiente con fuerza en lo que nos fuimos a la playa, nos quedamos bajo unas palmeras disfrutando de ese panorama y me olvidé por completo del mundo enfocándome solo en él, en la felicidad que embriagaba mi corazón y las risas que le robaba el viento, al menos quiero aprovechar los minutos que me queden con él, sé que soy una maldita egoísta y que le haré daño, pero quiero unos minutos a su lado antes de despedirme otra vez.
Alexandre
Me desperté pensando que encontraría la imagen más bella frente a mí y por muy atractivo que sea, Max no era lo primero que quería ver. Me levanté buscando a mis dos ángeles por la habitación y al no encontrarlos salí luego de asearme, encontré a una de las personas del servicio quien me indicó haberlos visto cerca de los jardines externos.
Así, me dirigí hacia allá, pero de nuevo no los encontré, se me hizo un poco extraño, hasta que recordé algo y me dirigí a la playa que fue donde los vi sentados comiendo bajo las palmeras, ambos estaban descalzos, con un short y camiseta, todo muy ligero y fresco, pero en sus rostros vi una paz que no podía igualarse con nada.
Tuve muchas ganas de ir con ellos, escuchar las voces de ambos y deleitarme más con su alegría, pero preferí hacerlo a la distancia, quería verlos completamente a solas. De pronto sentí que el tiempo se detuvo en este pequeño espacio, mi ángel y él se daban de comer el uno al otro, después le decía algunas cosas que no alcancé a escuchar y él reía con emoción.
Ambos se quedaron viendo por un momento en silencio e igual a aquella vez, lo decían todo con la mirada y él la abrazó escondiendo su rostro en el cuello de ella quien lo recibe con cariño.
Cuánto quisiera que este instante se congelara para siempre, sé que ellos serían tan felices juntos, pero hoy debían partir y eso me dolía, aunque no más de lo que haría sufrir a mi hijo, apenas tuvo un día con mi ángel y sé que no es suficiente para él.
David levanta su rostro logrando verme, lo que llama la atención de mi ángel, quien, sin llegar a voltear, levanta su mano dando una señal para que me acerque, acato su orden y me siento junto a ellos recibiendo un beso de los labios más hermosos que siempre han endulzado mi vida.
-¿Hasta qué hora pensabas quedarte allá?
-No quería molestarlos.
-Sabes que no molestas angelo, solo tenías que venir y sentarte con nosotros.
-Tampoco me molestó verlos a la distancia, al menos pude grabar un buen recuerdo –dije lo último con aire melancólico.
-Angelo sabías que esto no sería eterno.
-Lo sé e igual les agradezco que se quedaran, pero mejor no hablemos de eso por ahora y vamos a desayunar.
Estaba un poco afligida, mi hijo a pesar de no saber de lo que hablábamos, se aferró a ella como si hubiese escuchado las palabras que no quería oír, sentí que me apuñalaban el corazón solo de verlos tan mal y los atraje a mis brazos aferrándome a ellos. Solo quería un poco de este sueño que he tenido desde hace años, uno en el que tenía a mi familia entre mis brazos sin dolor ni distancias.
(…)
Max
Aun con todas las actividades hechas en estos días en Sicilia, no recuerdo haber dormido tanto como hoy. Me encontraba completamente solo en la habitación, una vez arreglado fui a buscar a los demás llevándome en el camino una sorpresa inesperada, veo por la ventana a Alex quien estaba con Rag y David abrazados bajo unas palmeras en la playa, pero sus rostros no reflejaban felicidad sino una profunda tristeza, una la cual conocía a la perfección.
De pronto recordé aquella conversación que tuve con Nicolay en el centro comercial y una punzada se alojó en mi pecho, pero esta vez no haría igual que en esa ocasión, no lo arruinaría dos veces por el mismo motivo y menos cuando es algo que ya había quedado atrás para mí, pero verla tan afligida me hacía sentir mal.
-Señor ya está servida la mesa ¿desean que llevemos todo a la playa o comerán adentro? –menciona una de las mucamas a mi lado.
-No se preocupe, les avisaré para que entren a desayunar, muchas gracias.
-Sí señor, con permiso –es extraño tener a alguien que te sirva y te llame señor.
Retorné mi mirada hacia ellos y caminé intentando alejar esos pensamientos, al poco tiempo llegué para avisarles de la comida y nos fuimos los cuatro a desayunar. En ese tiempo no hice pregunta alguna ni cambié mi actitud, era mejor hacerme el desentendido y saber qué pasaría ahora ya que es bastante obvio que ninguno de ellos quería separarse, pero de nuevo el problema era yo, prácticamente era la piedra en el zapato de Alex y Nicolay y peor aún, en la de las gemelas y David.
-¿Estás bien Max? –pregunta mi noche.
-Sí ¿por qué? –pregunto un poco extrañado al ver que todos me observan con atención.
-Te estábamos hablando, pero parecías en otro mundo.
-Lo siento, quizás sigo un poco cansado con todo lo que hemos hecho, pero no me presten atención.
Ella no dijo más, pero en sus ojos noté que sabía lo que me ocurría o al menos lo intuía, es difícil esconderle algo cuando me conoce a profundidad, ese es el problema de haber sido tan transparente desde siempre.
-Mejor díganme de qué hablaban para ver si me despierto por fin.
-No era importante… -responde Alex dejando un silencio que pareciera esconder algo más. –Ángel, Max, quiero agradecerles por venir, sé que estoy retrasando su viaje y la verdad no quiero causarles molestias –realmente tiene algo guardado, algo que lo atormenta.
-No es ninguna molestia, igual me la he pasado bien y tampoco es como si nos arruinaras algo, por el contrario, ha sido divertido y me encantó conocerlos Alex.
Quise sonar lo más sincero posible, ya que no quería hacerlo sentir mal ni mucho menos a David.
-Gracias Max, no me cabe duda de que es verdad todo lo que han dicho de ti hasta ahora, pero…
-¿Qué ocurre? –insistí.
Él entra en un conflicto que no disimula para nada, no sé qué vaya a pedir, pero no puedo evitar sentirme un poco ansioso.
-Sé que es atrevido de mi parte hacer esto y sé que hago mal, pero quisiera pedirles que nos dejaran a David y a mí estar con ustedes unos días más.
De alguna forma lo vi venir y aun así no fue suficiente para evitar sentir esta montaña rusa de emociones, me encontraba confundido ante tal petición, Alex se notaba incómodo y mi noche, la única mujer que podía mover mi mundo con una mirada… ella sí tenía el mayor conflicto alojado en sus ojos, David la veía un poco preocupado, acariciaba su rostro y se levantó sobre sus piernas dándole un abrazo muy fuerte.
No sé si él comprendía lo que ocurría en este momento o si solo actuaba acorde a lo que mostraba Rag, pero ese acto tan puro de amor aumentó la sensación de culpa en mí, ya había separado a una familia y sé que Alex la ama demasiado, su mayor sueño es hacerla la madre de su hijo, uno el cual no tiene la más mínima duda de que ella es la única persona que desea a su lado.
-Max –observo a Alex –mi intención no es separarlos, chantajearlos usando a David ni nada parecido, aun cuando así lo parezca, lo único que quiero es…
-Está bien –los dos me observaron bastante sorprendidos al responder tajante. –Si lo desean pueden venir con nosotros al viaje, igual creo comprender las razones de tu solicitud.
-En verdad no quiero crear un conflicto entre ustedes y tal vez deban hablarlo primero.
Miré a mi noche y estiré mi mano para que ella la tomara, al sentir el frío de su piel dejé un beso en sus dedos sonriéndole honesto.
-Dime lo que deseas noche, ¿qué dice tu corazón?
Apenas pudo tragar con dificultad el nudo en su garganta y aferró la mano que descansaba en el cuerpo de David dándome la respuesta que suponía, él significa algo más para ella y tal vez Alex no sea el único que desee conocer más de esta unión.
Al ver que ella seguía sin responder, reparé mi mirada en David quien seguía abrazándola como si evitara que se fuera de su lado, la sostenía con todo su corazón de la misma forma en que yo lo hice cuando era un niño, un acto que nunca he olvidado y que reconocería en cualquiera fácilmente.
-David –pronuncié a lo que él me observó gélido sin soltar su cuello. –¿Che ne dici di fare un viaggio con Ragnar? (¿qué te parece ir de viaje con Ragnar?).
La mirada sorprendida de él me alegró, pero la ilusión que vi plasmada en su rostro tinturada con la más inmensa felicidad es algo indescriptible. No pude evitar sonreír ante esa respuesta tan honesta de él, pues tal vez su padre tenía mayor entrenamiento en el arte de la mentira, pero un niño de dos años no conocía de esas cosas y menos después de lo que presencié ayer.
-È deciso, viaggeremo insieme in giro per l`Italia (Está decidido, viajaremos juntos por Italia).
De todos los presentes, solo dos rostros resaltaron más que cualquiera al escuchar mi respuesta. Quizás me esté colocando la soga al cuello al hacer esto, quizás pueda perder su amor y la aleje de mi vida por esta decisión, pero quiero creer en ella, quiero confiar en que todo saldrá bien y que al final seguiré teniendo su amor.