Ragnar
Comencé a sentir algo frío recorriendo mi abdomen, después algo más cálido generó un choque térmico que despertaba mis sentidos y otro hilo helado descendió por mi pierna haciéndome reír y obligándome a despertar del todo.
-Si sigues así no saldremos del hotel hoy.
-No me importaría descansar un día, igual la vista que tengo en este momento es mucho mejor que la externa.
Su voz estaba ronca y repartía besos por mi pierna a medida que hablaba.
-Sabes noche, cada vez me encanta más descubrir los sabores en tu piel.
Iba a responder, pero siento el helado metal subir entre mis labios mayores hasta soltar el hielo en mi clítoris, su lengua hace el mismo recorrido y mis gemidos no se hacen esperar ante esa exquisita combinación. Bajo mi mirada apreciando las profundidades de su deleitante océano y otra succión me obliga perderme por completo de la humanidad.
-Sin duda alguna la granita queda perfecto en tu piel mi noche.
-Max… -suelto un jadeo al sentir esa mordida en el interior de mi pierna.
-Me encanta mi nombre saliendo de tu boca sirena, deléitame con tu música.
Dijo por última vez antes de enviarme a un torbellino de placer indescriptible entre sus manos y su boca.
Definitivamente fue una excelente idea empezar por este país, no solo por el increíble sexo que tenía con Max, sino que también quería cumpliera el sueño de su abuelo, aun cuando no fuese de la forma que él deseaba, pero al menos lo llevaría a conocer sus raíces y apreciaría un poco más al hombre que conoció la mitad de su vida.
(…)
Max
Nos encontrábamos al final de nuestro viaje en la ciudad de Menfi, salimos del hotel tras un día bastante caliente en la habitación para disfrutar de un café y algunos postres que quedaban bien para la hora.
Hablábamos de nuestra siguiente parada que sería en Cosenza cuando noto que el semblante de ella cambia por completo, al seguir su mirada, me fijo que hay un hombre de traje fuera del local, ingresa al sitio y se acerca a nosotros.
-Señorita Wintar, un placer volver a verla en esta tierra.
Le dice el sujeto en italiano y por primera vez agradezco haber tomado esas clases junto a las de francés, alemán y portugués hace años, por supuesto, ahora estoy con el ruso considerando las circunstancias del año pasado, pero la cara que ella tiene no me gusta para nada.
-Buenas tardes Piero.
-No deseo molestarla a usted ni su acompañante, pero deberán venir conmigo por favor.
-Noche ¿qué está pasando? –le digo un poco preocupado por las palabras de ese hombre.
-Dile a tu jefe que este no es el momento y que no vengo para formar una guerra, solo estoy como turista-
-De acuerdo, pero sabe lo que ocurrirá después. Nos veremos pronto Señorita Wintar, que pasen buena tarde.
Veo a aquel hombre marcharse en un auto muy lujoso a toda velocidad y quedo con mil preguntas al aire, pero a la vez, creo intuir las respuestas.
-Vamos Max, debemos empacar –habló un poco fastidiada.
No dijimos una palabra en todo el camino, la verdad no sabía por cuál pregunta empezar y ella no es que me diera muchas oportunidades para hablar. Una vez llegamos al hotel, nos dimos cuenta que las maletas estaban listas y la habitación arreglada como si recién hubiésemos llegado, ella solo respiró muy profundo y nos sentamos como si esperáramos a alguien… el cual no tardó en llegar impidiéndome hacer si quiera un comentario.
Rag dio el acceso como si nada, tres hombres entraron a la habitación, dos de ellos se encargaron de llevarse nuestras cosas y el tercero quedó con nosotros, era el mismo del restaurante.
-Por lo visto tiene bastante urgencia -dice ella. Me sorprende la calma con la que está.
-Señorita Wintar, sabe que cuando se trata de usted al señor no le gusta esperar -ella voltea sus ojos tras ese comentario en lo que yo me desespero más que antes.
-Vámonos Max no hagamos esperar al señor, en el camino te explicaré.
Salimos en silencio los tres, fuera del hotel había dos camionetas negras blindadas, nos subimos en una junto a Piero quien conduciría el auto y los otros dos iban en el otro vehículo.
-¿Me vas a explica lo que ocurre?
-Hoy conocerás a alguien más de mi pasado, así que las cosas estarán un poco tensas, pero igual no te preocupes que todo va a estar bien, confía en mí -le sonreí demostrándole que lo hacía y la besé.
Estuvimos en carretera por media hora, ya el atardecer se asomaba por el horizonte y pude divisar a lo lejos una mansión, era realmente hermosa y al pasar una enorme reja nos recibió un jardín precioso. Sin duda la persona que vivía aquí debía ser alguien de poder como Marcus y Ragnar.
Nos bajamos del auto y una señora nos recibe muy amable guiándonos por un pasillo hasta llegar a un salón enorme, nos invitó a sentarnos, pero ninguno de los dos lo hizo. Veía el lugar con interés y curiosidad, pero a la vez con preocupación al no saber qué esperar en ese sitio, entonces vi aquella foto sobre una repisa que respondió mis preguntas y el hombre que aparece en esta ingresa al salón.
Es tan alto como yo, un cuerpo bien trabajado, piel blanca, ojos azules y cabello rubio, iba en un traje de tres piezas irradiando poder y elegancia, también pude ver un tatuaje en forma de perla negra con un ala en su mano. Aquel hombre me observaba muy serio, incluso me recordó ese encuentro con Nicolay, pero en cuanto la detalló a ella, esbozó una sonrisa cargada de nostalgia y felicidad.
-Il mio bellissimo angel è sceso dal cielo (Mi bello ángel ha descendido del cielo).
Se va hacia ella como si el mundo se hubiese evaporado a su alrededor besándola con ternura y abrazándola como si fuese lo más valioso para él, y sé que es así, ella sigue el beso hasta que se separan y puedo apreciar en la mirada de ambos ese brillo del pasado acompañado de una sonrisa indescriptible.
-Tan romántico como siempre -dice ella con cariño.
-Solo tú provocas eso en mí, eso y más –dice él en tono seductor y luego se giran hacia mí sin soltarla de su cintura.
-Disculpa haber seguido de largo, pero anhelaba hacerlo desde hace mucho soy…
-Alexandre D’Angelo, lo sé, soy Massimo D’Porti y el placer es mío.
Interrumpo contestando por él y extendiendo mi mano, la cual toma firmemente al igual que yo con una sonrisa de altivez en ambos.
-Interesante –murmuró. -Cuando supe que estabas aquí me sorprendió bastante mi ángel y ahora que sé el motivo me causa intriga, pero primero vamos al jardín a relajarnos un poco antes de empezar con el interrogatorio.
A pesar de esas palabras que podrían sonar amenazantes, él las mencionaba con gracia sin abandonar esa forma especial de verla, realmente era su todo aun después de tantos años de conocerse.
Ellos siguieron caminando en esa posición, pero ella extendió su mano para tomar la mía regalándome una sonrisa traviesa. Esta mujer sin duda alguna sabe cómo enloquecerme y ahora que por fin tenía a mi segundo rival frente a mí, sabía que las cosas se pondrían de nuevo interesantes.
Fuimos a un jardín interno de la casa, el techo era de cristal al igual que algunas de sus paredes permitiendo una increíble vista al mar, las flores eran exquisitas generando unas tonalidades y aromas maravillosos al lugar, en eso, algunas jóvenes del servicio acomodaron en la mesa un risotto de setas con un coctel a base de limoncello y menta, lo que dudo y sea una coincidencia.
-Por favor tomen asiento, hoy serán mis invitados.
-Tú no cambias ¿cierto? –comenta divertida.
-Ángel, he cambiado en muchos sentidos, pero contigo seguiré siendo el mismo o seré mejor, nada por debajo de eso, aunque me alegra saber que le hablaste de mí a tu querido Max-
-Al parecer también fui tema de conversación para ustedes.
-Más de lo que te puedas imaginar D’Porti, por cierto, mi pésame por lo ocurrido a tu abuelo, era un gran hombre, lo respetaba mucho y fue como un padre para mí.
-Gracias, no sabía que lo conocías, nunca te mencionó.
-Es mejor así, no me gusta que hablen de mí. Y díganme ¿qué los trae a esta bella tierra?
-De segunda luna de miel -dice Ragnar con tranquilidad mientras disfruta el coctel dejándonos a los dos en silencio. -Bueno, al menos bajó el nivel de testosterona en el lugar -¿y aun así se atreve a sonreír victoriosa?
D’Angelo y yo solo nos miramos y reímos por el comentario, esta mujer es el colmo.
Pasamos el resto de la noche hablando y tomando en ese hermoso jardín, la tensión entre nosotros se había ido rápidamente entre la charla y el limoncello generando una conversación amena. Él nos comentó que no había podido viajar a Nueva York por varios asuntos que se presentaron en medio, no mencionó a detalle lo ocurrido, aunque supongo debe ser por mi presencia considerando que los motivos están relacionados con este mundo de mafias.
Continuamos hablando de trabajo y trivialidades hasta que nos dieron las diez de la noche… de saber lo que ocurriría después, creo que habría evitado tomar tanto, no estaba ebrio como tal, pero habría preferido estar con mis cinco sentidos completamente lúcidos.
Ragnar
Alex nos dirigió a la habitación que ocuparíamos esa noche en su casa, no sabía cómo tomaría Max lo que estaba a punto de ocurrir, pero en su momento veríamos el resultado. Entramos a la habitación, tenía una cama con sábanas plateadas en algodón egipcio, un gran ventanal con vista al mar, jacuzzi junto al baño (el cual es abierto) y un armario con el grabado de un ala y una perla negra que era su símbolo. Alex siempre supo cómo darme una bienvenida.
Me vinieron tantos buenos recuerdos entre el limoncello y esta habitación que no pude evitar sonreír, Max se pone a mi lado preguntándome si estaba bien, aunque se tranquilizó solo con ver mi rostro, lo que me encanta de él es ese lenguaje que creamos, solo con vernos sabíamos lo que quería decir el otro.
Siento la presencia de Alex al otro lado de mí, desprendía un aroma a lujuria que reconocería en cualquier parte sin necesidad de verlo, acuna su mano en el rostro de Max dándole una caricia como invitación, él queda un poco extrañado ante tal gesto, pero Alex le sonríe con picardía.
Él se va apoderando de mi cuello lentamente disfrutándolo con delicadeza, se separa de mí para tomar la mano de Max y acercarlo a mi cuerpo, así que pongo mi mano en su rostro para invitarlo a besarme, él entiende lo que está a punto de ocurrir y se va dejando llevar.
Alex va retirando sus prendas sin dejar de observar cómo retiro la ropa de Max, una vez ambos están desnudos proceden a hacer lo mismo conmigo, y así, entre sus besos y caricias mi ropa desaparece, me separo de ellos regalándoles una imagen sensual mientras me traslado a la ducha dejando que el agua caiga en mi piel, sonrío victoriosa al ver que ambos se dirigen peligrosamente hacia mí y entre caricias, besos y mordidas nos duchamos los tres, al terminar, pasamos a secarnos, luego Alex me acomoda entre sus brazos para dejarme con delicadeza en la cama y ambos me observan de pie como si admiraran una obra de arte.
Mis piernas se van moviendo cual cazador acechando su presa, voy subiendo por la pierna de cada uno regalándoles una mirada de deseo y muerdo mi labio de forma sensual provocando una corriente en la piel de ambos.
Con mis pies, voy acariciando el m*****o de cada uno, Alex saca un lubricante para poner en estos en lo que ambos lo reparten y sigo desplazándome, hago un masaje a los dos al mismo tiempo mientras ellos acarician mis piernas aumentando ese deseo en mí. Luego ambos se separan dispuestos a combatir por su presa, se acercan paseando peligrosamente sus lenguas hasta llegar a mi centro, Alex se apodera de este y Max sigue su camino hacia mis senos.
Decir que el placer que me generaban ambos a la vez era la gloria sería poco, ellos sabían cómo me gustaba y se movían de forma increíble, pero la noche recién empezaba y estaba dispuesta a liberar el lado más oscuro de ambos.
(…)
Max
-Maldición noche, de verdad no creí que experimentaría esa maldad en ti.
-Es cierto ángel, esta vez decidiste ir al todo por el todo.
-Un placer servirles caballeros, sí me disculpan, iré a preparar el jacuzzi en lo que ustedes intentan liberarse de esas cadenas.
-Vamos ángel no seas así, estoy seguro que volviste a esconder la llave.
-No lo sé, igual ustedes son dos hombres muy inteligentes, uno es un ángel, el otro un demonio, colaboren y jueguen bonito que yo me iré a relajar un rato, comprenderán que soportar el peso del apocalipsis no es fácil.
Alex y yo solo nos mirábamos pensando en qué haríamos para liberarnos, lo peor, es que ninguno de los dos se fijó en la llave antes de que ella nos colocara las cadenas.
-A veces me pregunto ¿de dónde saca todas esas ideas? -dice Alex mientras la vemos alejarse contoneando sus caderas.
-No sé, es la primera vez que termino atrapado en una situación así con ella, supongo que debe ser karma.
-¿La encadenaste alguna vez? -me pregunta con una sonrisa un tanto malévola.
-Ojalá hubiera sido ella, eso es algo que tenía planeado en este viaje, pero no creí que terminaría encadenado primero.
-Bueno, ya tendrás tu oportunidad, por ahora busquemos la llave o algo con qué abrir esto, porque si tardamos será peor para nosotros.
-¿La llegaste a encadenar alguna vez? –pregunté ante la curiosidad por sus palabras.
-Muchas, así como ella lo ha hecho conmigo –comenta orgulloso. -hasta pensé que te negarías cuando empezamos -no puedo evitar sonreír solo de recordar el inicio.
-Por un momento estaba con la duda de lo que pasaba, pero verla siempre me hace saber que todo va a estar bien y más si estará a mi lado.
-Comparto el sentimiento, ella es única.
-Sí que lo es. ¿No tienes llave de repuesto?
-Seguramente la debe tener ella metida en su boca en este momento, cuando se lo propone puede ser muy cruel Max, no te dejes engañar.
Ya resignado por esto y con las ganas que me estaban dando de ir al baño, decidí hacerlo a la vieja escuela, tomé una lámpara que había cerca y la dañé para sacar una pieza, luego empecé a acomodarla y la moví hasta que logré liberarnos.
-Bien hecho; no se me había ocurrido, solo por eso no te la cobraré.
-Gracias lo aprendí de la mejor, ahora vamos antes de que se enfríe y no me refiero al agua.
(…)
Alexandre
-Siempre dije que tenías un don para hacer fiestas y sobre todo para dar sorpresas.
-Mi ángel, por ti hago volar el parlamento de Londres y el Coliseo de Roma si me lo pides.
-Eres un romántico de primera.
-Quiero proponer un brindis, por los reencuentros y las nuevas amistades -digo mirando a cada uno a lo que me siguen alzando sus copas con una gran sonrisa.
Ella deja la suya a un lado y se acerca quedando a horcajadas sobre mí, sus brazos rodeando mi cuello y regalándome el calor de su pecado, aquel que descansa entre sus piernas.
-Mi angelo, ¿me darías el placer que anhelo?
Amo eso de ella, sabe cuándo ser el ángel de amor que llena mi corazón y el ángel oscuro que llena mi lujuria. Paseo mis manos por su figura celestial cortando nuestra distancia y quedando en las puertas del paraíso.
-Te daré lo que me pidas mi ángel, solo a ti te concederé lo imposible.
Su sádica sonrisa aceleró mi pulso incrementando el tamaño de mi felicidad; a lo que ella repasaba sus labios inferiores en mí. Arquea su cuerpo hacia atrás siendo recibida por Max, quien la sostiene y besa con cariño, ambos disfrutamos de la naturaleza de su ser, esa húmeda piel atrayente de maldad.
Al sentir la ambrosía espesante de su flor infernal, ingresé de un golpe quedando de rodillas, ella gimió fuerte aferrándose de Max quien mordió su pezón e ingresó en el agua para hacerle un oral a él. Mi bello ángel como siempre sacando las ideas más riesgosas para obtener nuestro placer.
Bastaba con ver el rostro de él para saber cuan extasiado se encontraba por la lengua de ella, lo que incrementó el exquisito deleite en mí acelerando mis movimientos y él profundizó su agarre hasta el punto de llegar a ahorcarla estando aún bajo el agua.
Max toma una de las copas, bebe todo su contenido y la quiebra con cuidado para no repartir las piezas por todas partes, pasa el fragmento por el cuerpo de ella y el agua se va tiñendo con su vida, mi ángel contrae sus paredes cual venus hambrienta con cada corte, aumento mis embestidas y levanto sus piernas dejándolas en mis hombros… amo el aguante de esta mujer.
Ella es sostenida por ambos, Max toma una sus piernas atrayéndola hacia él, en lo que yo sostengo la otra obtengo más acceso a su interior (si es que es posible) y el descontrol se apodera de los tres.
-Acelera Alex… -apenas dice él entre jadeos.
No pierdo mi tiempo y profundizo, es más salvaje, es más adictivo, más Wintar. En cuanto siento que estoy a punto de llegar doy una señal a Max, él repite la misma afirmativa y ambos mordemos sus piernas como si hubiésemos leído la mente del otro, presiona más el vidrio generando una herida más profunda y el cuerpo de ella se arquea dejándome sentir su orgasmo en múltiples palpitaciones.
Entre los dos la levantamos para que tome aire nuevamente, Max baja su pierna con cuidado brindándole su pecho como espaldar, yo bajo la otra apoyando su cadera entre mis piernas y ambos besamos su cuello incrementando el temblor en su cuerpo.
Fue tan increíble ese momento que los tres estábamos fascinados, extasiados y deseosos de continuar, lo que hicimos el resto de la noche en el jacuzzi al mejor estilo de Sade hasta hacer sonrojar a todos en el cielo por nuestros actos tan perversos y lujuriosos; dejando el lugar marcado de sangre, sudor, lágrimas y placer.
Cuando Nicolay me habló de Max, pensé que las cosas se pondrían un poco tensas, pero me alegra saber que es un hombre con un gran sentido del libertinaje como nosotros tres, hasta recordé la primera vez que tuve un trío con mi ángel y Nicolay, sin duda, estos son dignos de ser evocados y el que acabamos de hacer es uno más que va a mi colección.
Ahora que tengo la oportunidad de conocerlo, me doy cuenta que todo lo que decían de él es verdad, es una gran persona, un caballero en todos los sentidos y desborda el amor que siente por ella en la misma intensidad que nosotros, ella es su todo, la ve con gran devoción y soy consciente de que esta guerra entre los tres será bastante difícil, pero será ella quien deba escoger, aunque la forma en que lo mira me hace saber que tomó su elección, al fin encontró su felicidad y eso es lo único que me importa.