Una noche sin igual

1341 Words
ANTHONY Jamás imaginé encontrarme a Anya vestida como se encontraba, prácticamente desnuda ante mí, mostrando sus maravillosas tetas y su muy buen formado culo. Su camiseta casi transparente y ese pequeño short que no dejaba nada a la imaginación. Cuando me encontraba a punto de subir a mi habitación, percibí que alguien andaba cerca, aunque no sabía que se trataba de ella. De la chica a la que no pude dejar de pensar ni un minuto, ni siquiera porque me hallaba follando a mi esposa. En cuanto me di cuenta de que era Anya, me acerqué a ella, es como si algún tipo de energía me atrajera a su lado. La miré de arriba abajo, quería poner mis manos en sus tetas, pellizcar esos pezones que pedían atención, seguramente si tocaba su entrepierna, se encontraría completamente empapada. Anya empezó a tartamudear un par de palabras, que la verdad no me importaba en lo absoluto, si tan solo pudiera hacerla mía, si tan solo pudiera tenerla una sola noche, seguramente todo volvería a la normalidad y la sacaría por completo de mi mente. Pero de pronto, como si un rayo me iluminara, recordé donde me encontraba, no puedo hacerle eso a Lisa en mi propia casa, mucho menos Anya se merece que solo la use para mi propio placer. Me di la media vuelta para dirigirme a mi habitación, y escuché sus pasos y la puerta de la habitación cerrarse, me hallaba a mitad de la escalera, cuando decidí volver para disculparme. Pero la escena con la que me recibió solo hizo que todo mi autocontrol se fuera a la mierda. Me quedé parado frente a la habitación, tratando de pensar en que decirle para que no malinterpretara toda esta situación, pero no había nada que decir, mis acciones hablaban por sí solas. Me armé de valor y estuve a punto de tocar, cuando escuché unos leves gemidos. ¡Carajo!, ¿por qué me haces esto?, pegue mi cabeza a la puerta y tome el pomo de esta. Deseaba tanto encontrarme ahí dentro, observarla. Apreciar cada detalle de su rostro, mirar cómo se tocaba ella misma, como le gustaba hacer su cuerpo estallar, pero eso era imposible y lo mejor era solo imaginarlo. Mi mano bajó rápidamente a mi polla, quien al parecer acababa de tomar el control de mi cuerpo. Bajé y subí mi mano un par de veces, haciendo un poco de presión, escuchándola a ella, imaginando que se encontraba frente a mí y no tarde demasiado en terminar e irme a mi habitación de una buena vez por todas. —¿Por qué tardaste tanto? —pregunto una somnolienta Lisa, mientras yo solo le pedía que siguiera durmiendo. La abracé y tarde un buen rato en dormir, eso solo hizo que no pudiera dejar de pensar en la chica que se encontraba a unos cuantos pasos de mí, pero a la que no podía tocar, aunque muriera por hacerlo. El imaginar sus pezones erectos y rosados, su boca carnosa, su rostro afilado y angelical y esos ojos, que hacen perderte en ellos. Ojalá nunca la hubiera conocido, quizá si no lo hubiera hecho, mi vida seguiría igual de pacífica, amando a mi esposa y no pensando en otra mujer cuando me encuentro con ella. ….. La mañana siguiente, me despertaron un par de gritos en el jardín. Por supuesto, Lisa no se encontraba ya en la cama para estas alturas. Me asomé por el balcón de mi habitación y divisé a mi hija y un par de amigos más, pero a quien no vi por ningún lado fue a ella, hasta que Ellie habló. —Anya, Harry, ¡vamos, apúrense!, tengo sed —el par traía bebidas en la mano, se los entregaron a cada uno de los chicos que se encontraban ahí y lo que me hizo hervir la sangre, fue que el chico ese, beso a Anya, pero Lisa llegó por detrás e interrumpió mis pensamientos. —Cariño, volveré más tarde, saldré con un par de amigas, tu desayuno ya está listo por si quieres bajar a desayunar, nos vemos más tarde. Por lo menos no se percató de la mirada asesina que tenía en ese momento, se despidió de mí y salió de la habitación. Muy a mi pesar tuve que entrar de nuevo a mi habitación, no puede importarme menos si ella se encuentra con ese chico, que para colmo es de su edad, no como yo, que podría ser su padre. Fui a ducharme, para bajar de desayunar, cuando salí de la ducha, aún se escuchaban los gritos de los invitados de Ellie. Me puse ropa cómoda y bajé directo a la cocina. Pero para el colmo de los males, Anya venía entrando, en su maldito traje de baño. Ni siquiera disimule un poco el mirar cada parte de su espectacular cuerpo, hasta que escuche la voz de mi hija, que venía entrando un poco después de ella. —Padre, espero no haberte despertado —me abrazo y dejé un beso en mi frente, enfocando toda mi atención solo en ella. —No te preocupes cariño, ¡diviértanse! —hui de ese lugar, como si el aire fuera venenoso o algo parecido. En verdad no quería cometer ninguna locura, pero pareciera que el diablo se encontraba haciendo de las suyas, porque de ninguna manera, podía ser obra del destino, ya ni siquiera estaba seguro de que se trataba. Cuando me encontraba desayunando, escuche unos pasos ligeros, sé que no se trataba de mi esposa, mucho menos de Ellie, así que no me quedo de otras más que rogar que no fuera Anya. —Hola… —me miró, pero en cuanto mis ojos se posaron en su rostro, pude notar como un rojo brillante la cubría por completo. —Hola, Anya, ¿qué te trae por aquí? —Yo… bueno… quería pedirle una disculpa por lo que sucedió anoche cuando… —comencé a recordar cuando la escuché gemir detrás de la jodida puerta, sin poder acercarme o hacer algo al respecto para ayudarla—, cuando usted y Lisa… —me sacó de mi ensoñación. —Anya, creí que habíamos quedado en que no me hablarías de “usted”, solo puedes decirme Anthony y con lo referente a la otra noche, tampoco hace falta que te disculpes, supongo que Lisa y yo debimos como mínimo haber cerrado la puerta para que nadie nos viera, pero, no te preocupes, haremos como que nada sucedió. —Gracias —estaba a punto de retirarse, cuando hablé. —No debí acercarme anoche a ti de esa manera, no volverá a suceder, lo prometo —asintió, mientras yo me levantaba de mi asiento para tomarla de la mano. Aunque no fue muy buena idea hacerlo, al sentir esa pequeña electricidad recorrer mi mano, me di cuenta de que por más que lo intentara, sería inútil. —Sabes que siempre estaré para lo que necesites, puedes buscarme a mí, a Lisa o a Ellie, no importa, nosotros siempre estaremos ahí para ti —sus ojos se le nublaron. —Muchas gracias, Anthony —en ese momento, quise caer rendido a sus pies, pero el idiota de su novio entro solo para interrumpir. —Anya, ¿te encuentras bien? —miró nuestras manos y ella rápidamente me soltó. —Si Harry, todo bien es solo que… por lo sucedido anoche, no me había sentido muy bien y Anthony solo… —¿Lo que sucedió anoche? —claramente, estaba tratando de darle a entender a este chico otra cosa. —Sí, no quise decir nada anoche, porque no quería causaras ningún alboroto, pero… —Anya, ¿de qué hablas? —Los dejo para que puedan hablar a solas. ¿Anya habrá sentido lo mismo que yo?, me encuentro más que seguro que si lo hizo, pero este idiota nos tenía que interrumpir o… ¿Fue lo mejor?, quizá sí, quizá no; sin embargo, lo mejor será que me haga a un lado y seguir el rumbo que mi vida ha tomado.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD