El Ascenso.

1885 Words
-Buenos días, es hora de levantarse. - Mi abuela abre las cortinas de la ventana. -Abuelaaaa, ¿Por qué tan temprano?, no ha sonado el despertador. - Gruñó tratando de abrir los ojos. -Mí ángel, sí no vengo a pagarlo creó que se achicharra, hasta tú móvil estaba que reventaba. - Sale de la habitación, ¡Joder!, ¿Qué hora es?, me eh quedado dormida es tardísimo, salgo como flecha de la cama, para acomodarme lo más rápido, mi princesa estaba lista, que bueno no tengo tiempo de liar con ella. -Aquí está tú café, no se te ocurra dejarme el desayuno, ni el almuerzo. - Me amenaza. -Abuela te recibo el café y el almuerzo. - Me entrega mi bolso. -Ahí tienes todo, hasta el desayuno para llevar. -Gracias abuela, te adoro. - Le doy un beso, voy en busca de los niños dé Juanita. - ¡Ay! madrecita, hoy se te hizo tarde. -Me quede dormida. - Ya los niños van bajando las escaleras. -Ya hemos visto. - Se mofa Giovanni, le da un beso a su esposa. - Te cubriré en el trabajo, mientras llegas. -Gracias Giovanni, te lo agradezco un montón, vamos niños, se nos hace tarde. - Llego a la empresa. - Hola, señor José. -Buenos días mi niña, él señor Herrera, dejo dicho que pasaras por su oficina en cuánto llegarás. -Vale. - Corro hasta las oficinas. - Buenos días Martha, ¿Como estas? - Trato de agarrar aire por la carrera de mi vida. -Buenos días, hasta que por fin llegaste, él señor Herrera a preguntado por ti, cada diez minutos. - Se remueve incómoda en su silla. - ¿Y ahora qué es lo que quiere? -No sé, pero desde que llegó temprano, está que se lo lleva los mil y un demonio. - Y no faltaba qué él mismo venga saliendo dé su oficina, con una cara de pocos amigos. - ¿Se puede saber, por qué está llegando a esta hora? - Me gruñe, cuándo le iba a responder me ordena que pasé a su oficina, paso él aún está parado en la puerta, ni siquiera me siento, esto será como siempre, rápido. - Martha que nadie nos molesté. -Le gruñe y cierra la puerta. - ¿Paso algo con los informes? - Necesitó romper el hielo. - ¿Se puede saber con quién se está acostando? - ¡Ay mi Dios! ¿Cómo se enteró?, que soy novia de David, las chicas no fueron, mucho menos Giovanni, cuadró mis hombros lo enfrentarse, él se va a su asiento. - ¿Por qué está preguntando eso?, bastante veces le eh dicho, qué mi vida privada no le incumbe. -Entonces, si te estás acostando, con uno de mis jefes. - ¿Qué coño está diciendo?, está loco, David no es su jefe. -No entiendo, ¿Qué tiene qué ver sus jefes conmigo? - Le gruño. -Está mañana llamaron de Italia, para su ascenso. - Lo veo como si tuviera dos cabezas. -Creó que está equivocado. -Me enviaron un correo, para hablar con usted, notificarle su nuevo cargo. - ¿Cargo? Estoy sorprendida. -Estefanía, te lo vuelvo a recordar que estás aquí, gracias a mí, no te quieras pasar de lista, no te conviene. - Se levanta de su asiento. -Se muy bien que, gracias a usted, tengo este empleo, no me estoy pasando de lista, estoy igual que usted, no sé, que es lo que pasa. - Ya estoy cabreada. -Y por. -No sé, porqué lo del ascenso, le recuerdo qué no tengo que acostarme con nadie, para que reconozcan mí trabajo. - No lo dejo terminar de hablar. - ¿Entonces explíqueme, por qué saben de usted? - Me grita. -Mas bien, dígame usted ¿No es quién se encarga todo en esta empresa, no es así? -No he pasado ningún reporté tuyo y menos de un ascenso. - Mira por el ventanal queda la vista a los depósitos. -Entonces somos dos que no entendemos, ¿Será que me puedo ir?... - Le gruño. -Sí, desde hoy comienzas con todos los informes, los quieren diarios, así lo han pedido. - Me sigue gruñendo. - ¿Quién se va a quedar a cargo del depósito? -No es de tu incumbencia, retírate y recuerda, que yo me enteró de todo. - Me amenaza, salgo y cierro la puerta, me quedó todavía parada agarrando el pomo de la puerta, asimilando todo lo que pasó, ¿Un ascenso? - ¿Está todo bien, Estefanía? - La veo aún está con cara de que le aburre trabajar con él señor Herrera. -Sí, sí, todo bien Martha. - Voy al ascensor. -Qué tengas buen provecho. -Gracias igual. - Me voy directo al comedor, la mañana sé me fue en un abrir y cerrar de ojo, las chicas están almorzando. -Hola mi niña, pensé que ya no venias. -Hola Carmencita, es que he tenido un día raro y se me ha hecho tarde, para todo. -Un día raro, ¿Porqué que te paso? - Paty deja de comer, no me había fijado de David, se arrescuesta de su espaldar de la silla, arquea una ceja, sin quitarme la mirada de encima. -Estás en las nubes mi niña, ¿Cuéntanos qué te paso? - Y como siempre ella, queriendo saber todo. -Vengo de la oficina del señor Herrera. - Me siento delante de David. -No me digas, ¿Otra vez te toco las narices? - Paty está a la defensiva. -No, no, bueno sí. - ¿Y ahora qué?, David no piensa saludarme. - ¿Si o no, mi niña? -Es que me andaba buscando, para decirme que tengo un ascenso. - ¿Que? - Gritan en unísono. -Ahora sí, que no entiendo nada. - Dice Paty sorprendida. -Púes yo sí, siempre he dicho que Estefanía es como ese refrán que dice mi abuela, "Nuestras vacas tiene pesebre en Galicia y a ubres en Madrid" y se merece ese ascenso, porqué Nefario, siempre la tiene como un trompo, esto hay que celebrarlo, ¿Cierto David? -Si claro. - Dice muy tranquilo. - Estefanía ¿Tu móvil se dañó? - Desvía la conversación. -No ¿Por qué? -Solo preguntaba. - Empieza a murmurar algo en italiano. - ¿Qué dijiste papacito?, habla nuestro idioma, él tuyo no entendemos ni la I. - Le gruñe Carmencita mientras peleaba con su ensalada. -"La calma e' la virtu dei forti", eso eh dicho, que la calma es la virtud de los grandes. - ¡Haaaa!, me vas a enseñar tú idioma es muy sexy. - Nos reímos, me acuerdo de mi móvil lo deje en mi cartera, ¡Dios! tengo que aprender a levantarme temprano, un día de estos, no voy a poder y se me va olvidar hasta vestirme. -Quedamos así, ¿Qué te parece mi niña? - Me saca de mi ensimismamiento. - ¿Qué me parece de qué? - Ni sé de qué hablaban. -Pero bueno Estefanía, estamos hablando de pedir la tarde, para ir a comprar los vestidos, te tienes que comprar ropa de oficina, no puedes venir ahora en esa ropa que no es nada elegante. - Me gruñe Paty. -Estás loca, ¿Cómo vamos a pedir la tarde?, si no estamos aquí, él señor Herrera nos mata. - Les gruñó. -Tranquila nena, yo las cubro y por Herrera, no te preocupes, ese está más ocupado en sus problemas, que estar pendiente de otros. -Vez mi niña, el universo conspira con nosotras, así que vamos de compras. - Dice ya aplaudiendo. -A dónde quieres ir, es muy retirado, en bus no llegamos. - Le dice Paty a Carmencita. -Nena, ¿Sabes manejar? -Si ¿Por qué? - Entrecierro mis ojos. -Vayan a cambiarse y pasas por el salón por las llaves del coche. - Nos ordena. - ¿Queee? - Le pongo los ojos como platos. - ¿Y cómo te vas a ir después papacito? -Tranquila mis amores, yo resuelvo después, mientras disfruten de sus compras. -Nos vemos está noche, para celebrar el nuevo cargo de mi niña. -Hoy no puedo, mis amores. - ¿Y por qué no puedes, ¿Qué tienes que hacer? - Le gruñó sorprendida, pensaba que hoy, también estaría conmigo. -Viene un amigo de Italia y lo pasare buscando por el aeropuerto. -No me habías comentado nada de un amigo. - Le gruñó. -Anoche se me paso decirte, está mañana te llamé y te dejé mensajes, ningunos contestaste. - ¡Ay Dios mío!, siento que me acaba de echar una jarra de agua fría encima, empiezo a removerme en mi asiento. - ¿Cómo lo vas a buscar?, si le vas a dar el coche a Estefanía. -Por eso no se preocupen, Paty. - Le da una linda sonrisa. - ¿Papacito y ese amigo tuyo, también es un ángel caído del cielo? - Se echa aire abanicándose con su mano, David se ríe de ella y no es para menos, como se atreve a preguntarle eso. -No sé, que es para ti un ángel caído del cielo, es mi mejor amigo y sé que les va a caer bien. - Él aún se ríe. - ¿También trabaja en las empresas? - Le pregunta Paty. -Si, es como la mano izquierda del dueño de las empresas. - ¿Y quién es la mano derecha, papacito? -Es el hijo del dueño, él es quién se quedará a cargo. - No dejamos de mirarnos. - ¿Cómo se llama el dueño de la empresa? - Las chicas están intensas, lo bueno es que David no le molesta. -Aurelio Prietto D'Altrui. - Su tono es de admiración, su brilló en su mirada no se puede descifrar. - Se les está haciendo tarde, vayan a cambiarse mis amores. - Es él primero que se levanta de su silla, nos vamos a cambiar lo primero que busco es mi móvil, son muchas llamadas y mensajes de él. Buenos días, despierta mi nena, llenas mi vida de vivos colores y amor. Ti amo. David Piazza. -Creó que alguien está enamorada. - Me dice Carmencita, se me forma una gran sonrisa tonta. - ¿Tú no y que estás a dieta, que haces con esa galleta? - Me burló de ella, me ve como si quisiera matarme, igual sigue deleitando su galleta, veo el siguiente mensaje. Todas las mañanas, mientras respires te amare, sé que te encanta escuchar canciones cuándo vas a dormir, aquí te dejo está, para que sepas cuanto Ti amo... Ti amo. David Piazza. -Cuando estoy con él, no lo he hecho, eso tiene que ser mi princesa que le anda contando cosas, coloco la música para que las chicas las escuchen y la cantamos a todo agañote, termino de acomodarme agarro mis cosas, voy a buscar las llaves mientras ellas terminan, antes de entrar al salón, reviso por completo los mensajes. ¿Nena en dónde estás?, ¿porqué no respondes y no contestas las llamadas? Ti amo. David Piazza. -Pobre estaba preocupado. Mi vida, sé quete hice pasar un mal rato ayer por no saber de mí, te pedí perdón, por lo que veo, no me perdonaste, me estás haciendo sufrir, por eso te mereces un castigo. Ti amo. David Piazza. - ¿Castigo? - Humm ya veremos de señor Piazza, de que castigo está hablando... L. R.
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