-Tic Tic Tic... - No puede ser, como odio ese despertador, me levantó con un dolor de cabeza terrible, no dormí nada pensando en los besos de David, cada vez que lo recuerdo tengo una estúpida sonrisa en mi cara, vamos Estefanía deja eso así, ni lo conoces, decido buscar a mi princesa, está con mi abuela adorada.
-Buenos días, mi angelito ¿Como amaneciste? - Mi abuela y su
amor de siempre.
-Muy bien abuela. - Digo bajito, cada palabra me martillea en la
cabeza, el dolor y la resaca serán mi acompañante hoy.
-No pareciera, tienes una carita de que llegaste muy tarde
anoche y te pasaste de unos cuántos traguitos. - Se burla.
-Abuelita tú siempre sabes todo, hasta cuándo me como tus
galletas a escondidas. - Tan linda mi princesa.
-Si mi angelito, es que las conozco como la palma de mis manos.
- Le da un beso en la frente.
-Vamos mi princesa termina el desayuno, es tarde. - Trato de
tomarme el café.
-Vale mami, ya casi termino. - A mitad de mañana me encaminó al
salón, abren la puerta del salón agarran mi mano con la qué iba abrir, me
arrastran adentro tan rápido, cierra la puerta tan duro, me empotra contra la
puerta, besándome no me da tiempo de reaccionar, trato de zafarme con la mano
que tengo libre, la otra tengo las carpetas, no me deja sube mis manos por encima
de mi cabeza, la sujeta con una de sus manos, en ese momento se cae las
carpetas, él solo se mueve unos segundos, vuelve por mis labios, me dejo llevar
muevo un poco mis caderas en busca de su cuerpo, siento su dura polla a través
de mis vaqueros rozando mi vientre, nuestras miradas se encuentran, sus ojos se
han tornado más oscuros intensos, llenos de lujuria, sus labios se desliza por
mi cuello haciéndome gemir, apretándome aún más contra él, su mano libre
comienza bajarla por mi vientre, baja la cremallera de mis vaqueros con tal
agilidad, lleva sus dedos dentro de mi bragas, gimo apenas lo siento en mi coño
¡Joder!, no puedo más, quiero sexo con éste hombre ahora.
-Estefanía, eres mía. - Susurra en mi oído, se va a hasta mis
labios, me besa está vez, es más apasionado, sus dedos comienzan hacer círculos
en mi coño.
-David. - Susurro, él entra dentro de mí, mis piernas fallan, no
puedo más.
-Vamos nena córrete para mí. - Gimo al escucharlo, creó que voy
a perder el conocimiento, embriagada en mi burbuja de placer.
-No puedo más. - Logro decir con mi voz entrecortada o
suplicándole más bien, qué no pare con lo que está haciendo
-Hazlo nena. - Cierro mis ojos, echo mi cabeza hacia atrás, no
puedo más, me corro en sus manos. -Abre los ojos nena. - Me ordena, los abro
tiene una mirada de deseo, lleva sus dedos a su boca saboreando mis fluidos,
pongo mis ojos como platos, ¿Por qué hizo todo esto?, aún estoy recobrando mi
aliento, suelta mis manos se separa un poco de mí, no quita su mirada en mí. - Sabes
tan delicioso. - ¿Está loco, como me va a decir eso?, ni que tuviéramos tanta
confianza, ¡Joder! - ¿Estas bien? - Me dice con su voz ronca.
-S..sí..sis...- Agacho la mirada no puedo seguir mirándolo, me
siento muy sonrojada, me acomodo mis vaqueros lo más rápido que puedo, recojo
las carpetas están tiradas en el suelo, él me ayuda ninguno de los dos decimos
nada, lo veo de reojo cada vez que puedo, no me atrevo hablar, terminamos de
recoger todo lo llevamos a la mesa, nos disponemos a trabajar, cada vez que lo
veía me estaba observando, esto será algo incómodo, en toda la mañana no
dijimos nada, fue lo mejor, no sabría ni que decir, aún estaba aturdida por
todo.
-Qué bueno que llegaron, les tengo unas nuevas. - Nos dice
Carmencita muy alegre, al vernos a David y a mi juntos, para llegar almorzar.
-Mujer, ni la resaca te quita el cotillo. - Le gruñe Paty,
tomándose una bebida energizante.
- ¿Se acuerdan que dentro de un mes, es el seminario y la
beneficencia de los niños sin hogar? - Ignora el comentario de Paty.
-Si, ¿Qué pasa con eso? - Paty sigue gruñendo.
-Qué ese día va a estar él dueño de la empresa, junto a su hijo,
qué va a quedar a cargo de todas las empresas D'Altrui, y dicen que es un
bombón, no te me vayas a poner celoso, mi papasito. - Esa Carmencita es un
caso, David se tensó, se ve que no le gustó lo que acaba de decir Carmencita,
él le da media sonrisa.
-Tranquila, qué no soy celoso. - Le dice con su perfecto acento
italiano.
- ¿Tú los conoces papasito, has trabajado con ellos?
-Si. - No he podido quitarle la mirada de encima, se ve que le
incómoda la conversación.
- ¿Me estás escuchando, mi niña? - Me saca de mi
ensimismamiento.
-Si. - Le digo sin prestarle mucha atención.
- ¿Si y qué fue lo que te dije? - Me pone a prueba, cruza sus
brazos.
-Qué vienen los dueños de las empresas.
-Eso no fue lo que te pregunte, fue ¿Qué si esta vez, si vas a
ir al evento?
-Si, este año si voy. - David sigue igual de incómodo, ¿qué le pasará?
- ¿Y por qué el año pasado, no fuiste? - David creó que
reacciona.
-Estuvo su abuelo hospitalizado, por una crisis de su enfermedad.
- Cómo siempre Carmencita, adelantándose.
- ¿Como sigue tú abuelo? - Se preocupo, que lindo.
-Bien, aunque a veces tiene las crisis, está estable por ahora.
- Nos dejamos de ver a los ojos, estoy muy nerviosa, él sabe me guiño el ojo.
-Los dueños de la empresa deben de ser unos arrogantes. - Dice
Paty desviando la conversación.
-No, son unas personas muy agradables. - Le gruñe David.
-Qué bueno mi papasito, entonces va hacer un buen fin de semana,
me encanta ir a ese hotel y la fiesta qué les hacen a los niños, es adorable. -
Ella aplaude muy emocionada.
-Sí, ya veo. - Se mofa de ella.
- ¿Tú también vas a ir? - Le dice Paty.
-Si claro, también soy parte de esta empresa. - Dice entre
risas.
- ¿Y ya se compraron el vestido, para la fiesta verdad? - Nos
gruñe Carmencita.
-No me ha dado tiempo de nada, iré este fin de semana. - Les
digo y sigo comiendo.
-Yo tampoco, buscare el tiempo este fin de semana. - Paty se
termina de hundir en su silla.
-Bien, iremos este fin de semana y ponernos de acuerdo para ir a
buscarlos.
-Sí, Carmencita. - Le decimos las dos en unísono, terminamos de
comer y cada a quién a sus labores, estoy terminando ya todos los informes,
David también está en lo suyo, solo hemos cruzado miradas.
- ¿Qué vas hacer mañana? - Su voz ronca es muy sexy.
-Hasta los momentos, por la tarde tengo una cita a comer helado.
- Digo sin levantar la mirada, aún tengo unos detalles que terminar.
-Humm, ¿Con tu novio? - Se arrecuesta de su silla, cruza sus
brazos en su pecho, subo la mirada para verlo mejor, le arqueo una ceja y mi
sonrisa de medio lado.
-No sé, si se pudiera decir novio. - Le digo a ver que responde.
-No quisiera compartir, lo que es mío, con nadie. - Está muy
serio, ¿Qué coño?
-A nadie le gusta compartir lo que es suyo. - Le quito la
mirada.
-Me alegra qué pienses igual, por qué no me gustaría
compartirte. - Pe..pepero que carajo le pasa, no soy suya, ni de nadie qué
piensa, porqué me haya besado y ¡Diosss!, no puedo ni siquiera pensar lo de esta
mañana, tengo que enfrentarlo, no puede hacerse ideas de nada.
-No, no tengo novio. - ¿Quee. paso?, por qué mi subconsciente me
traiciona, si le iba a reclamar, no podemos quitarnos la mirada de encima.
- ¿Con quién vas? - Me gruñe.
-Voy, con la que me robo el corazón hace seis años, la princesa
de mi vida. - Sigo con el informe.
- ¿Tienes una hija? - Se inclina a la mesa, con una sonrisa de
lo más linda.
-Si, Estefanía es mi vida. - Lo veo de reojo.
-Quisiera ir a su cita, claro si me lo permites. - ¿Por qué va a
querer venir con nosotras?
- ¿Estás seguro que quieres ir con nosotras?, No será gran cosa
de otro mundo.
-No tengo nada qué hacer, estoy recién llegando a la ciudad.
-Humm... - Hago un sonido con mi garganta.
- ¿Piensas que puedo ser un mal acompañante? - Se mofa.
-No creó, es qué me parece extrañó, qué alguien como tú, no
tengas planes.
- ¿Alguien cómo yo, según tú, como es alguien cómo yo? - Está intrigado.
-Un hombre guapo, majo y todo un caballero, muchas chicas
quisiera estar en una cita contigo. - Se ríe a carcajadas.
-Estás en lo cierto, lo único que con quién quiero estar, es
contigo. - Se acerca mucho.
- ¿Estás seguro? - Sus ojos tan penetrantes, siento que lee mis
pensamientos.
-Si nena, más que seguro. - Pone una de sus manos en mi mejilla,
siento un escalofrió, mientras respiró su perfume cierro los ojos inconscientes,
cuándo los abro, tiene una sonrisa de lo más linda y su mirada es inexplicable.
-Está bien, puedes ir con nosotras. - Mi voz es casi que un
susurro, ya Estefanía reacciona, pareces la propia niña tonta.
-Mañana a las tres, las paso buscando. - Habla como sí sabía la
repuesta.
-Duérmete ya Estefanía. - Me gruño, doy mil vueltas en la cama,
mi cabeza parece una cinta de película repitiéndose todo lo que pasó en el día
y mi vientre palpitando, no sé qué me pasa con este hombre cada vez que estoy
cerca de él, me pongo cachonda, sintiéndome en una burbuja, ¡Dios!, mañana va
hacer muy raro….
L.R