-Estoy frente al espejo mirándome como quedé, me coloqué una camisa color champán, un pantalón de vestir de corte alto azul marino y mis tacones del mismo color de la camisa. -Parezco toda una ejecutiva. - Voy por mi hija hermosa, estaba con mis abuelos.
- ¡Guaaaooo!, Mami estás hermosa. - Se viene para que la suba en peso.
-Qué guapa estás mi ángel, tú abuela me contó lo de tú nuevo cargo, felicidades.
-Gracias abuelo, vamos mi princesa se nos hace tarde. - Salimos en busca de los niños.
-Buenas. - Grita mi princesa en la puerta, está abierta.
-Pasa madrecita, estoy terminando de arreglar a los niños. - Nos grita.
-Vale, no hay apuros.
- ¿Cómo que no ahí apuros?, si es tardísimo. - Está vuelta loca.
-Tranquila, no vamos en bus, me prestaron un coche.
- ¿Te prestaron un coche?, ¡Guaooo!, Estefanía estás hermosa. - Pone su mano en su boca.
-Gracias. - Doy una vuelta para que me vea mejor.
-Tú abuela nos contó, Giovanni no se lo podía creer, se alegró por ti, dijo que te lo merecías.
-Mi abuela, creó que se lo contará a todo el barrio. - Nos reímos hablamos un rato. Estoy en el salón organizando algunas cosas, ayer no hice casi nada, es la hora de comer, me extraña qué David, no se ha aparecido, sólo me escribió está mañana que iba a estar en reuniones y me envió mi canción, lo veré en el almuerzo.
- ¿Mi papasito no va a venir a comer hoy?
-No lo sé, me dijo que iba a estar ocupado. - Subo mis hombros.
- ¿Nos vamos a celebrar hoy?
-No creó Paty, mejor vamos el viernes, dijeron que tendrían karaoke. - Le dice Carmencita.
-Mira a quién tenemos aquí, la mosquita muerta de la empresa. - ¡Diosss!, dame paciencia, por qué lo más seguro es que la mato.
- ¿Qué es lo que quieres, Esmeralda? - Soy la más tranquila.
-Me dijo un pajarito que te subieron el cargo, gracias a que te estás acostando con uno de las oficinas. - Pone sus dos manos en la mesa para apoyarse y acercarse más a mí.
-Es mejor que te largue. - Le gruñe Carmencita.
-No estoy hablando contigo. - Le escupe su veneno.
-Ándale, yo caliente y ríase la gente a ti, te pongo en tu sitio. - Me levanto, le lanzó una cachetada, se viene encima, con la misma se detiene, Martha llega a decirle que la llama él Señor Herrera.
-Esto no se queda así, perra. - Me amenaza.
-Aquí te espero. - Le gritó mientras ella iba saliendo del comedor, todos en el comedor están mirándonos.
-A ver Estefanía, siéntate tomate el agua. - Paty trata de que me calme.
-Es que la envidia y la fiebre, montan al que padece. - Gruñe Carmencita, me voy directo al salón, no me la quiero conseguir. Es la hora de irnos, abren la puerta son las chicas, pensé que era él. - Ándale supiéramos que nos recibías con esa cara, no venimos a buscarte más. - Carmencita se cruza de brazos.
-Pensé que era otra persona.
-Si, me imaginó a quién esperabas. - Paty contraataca.
- ¿Y aún tienes el coche, mi niña? - El coche ¡Dios! ni me acordaba.
-Sí. - Ordenó todo en la mesa.
-Bien, vamos que nos llevarás a nuestro piso. - Ella agarra mi cartera, después de llevarla me pongo ayudar a mi princesa con sus tareas y las maletas, se va con sus abuelos paternos el fin de semana, me daré una ducha, necesitó una después de luchar que se durmiera, le había mandado más de diez mensajes a David y nada, cierro el grifo, escuchó mi móvil, salgo corriendo a buscarlo mientras me acomodó la bata de baño, agarró el móvil, me caigo brusco, con la misma me levantó en busca del móvil, salió volando.
-Hola, Auupsss. - Es lo único que logro decir, empiezo ver mi pierna, me duele mucho, todo el peso me cayó en ella, me siento para sobarme.
-Estefanía, ¿Estás bien? - Es David, se escucha preocupado.
-Si, estoy bien. - Está rojo tendré un buen morado.
- ¿Entonces por qué escuché un ruido muy fuerte y sólo dices un hola y un aupss? - Me causó demasiada risa como lo dijo, me duele el estómago de tanto reírme. - ¿Será que me puedes decir el chiste?, para reírme también. - Me gruñe, trato de calmarme, le explicó todo lo que paso, hasta que mi celular está bien de milagro, voló.
-Mi ángel, ¿Estas bien?
-Si abuela, ve a descansar. - Le gritó, no me puedo levantar.
-Vale mí ángel, que duermas bien.
-Hola, ¿Estás ahí?
-Si, estoy aquí. - Se escucha una canción de fondo.
- ¿Como te sientes de la pierna?, nena creó que a ti, te encanta estar en el suelo. - Es sarcástico.
-Mis abuelos dicen que tengo pies chuecos, por qué siempre estoy más en el suelo, que de pie. - Se ríe a carcajadas.
-No creas, que se me ha olvidado que tienes un castigo, nena.
- ¿Queee, ahora según tú, por qué tengo un castigo? - Le gruño.
-Por no estar pendiente de tú móvil. - ¿Está loco o qué?
-Le recuerdo, que él que no estuvo pendiente de su móvil fuiste tú, te dejé más de miles de mensajes, te llamé varias veces. - Él está a carcajadas, me hierve la sangre. -David, se escucha como si estarás en una cueva.
-Es que tengo el altavoz, voy manejando nena. - Aún sigue riéndose.
-Auuuush. - Me duele.
- ¿Te duele mucho? - Tan lindo sé preocupa mucho por mí.
-Algo.
-Nena, ¿Todavía tienes la bata de baño puesta?
-Te recuerdo que no he podido moverme, mi pierna no quiere nada.
-Cómo soy una persona generosa y sé que estas adolorida, te voy a dar un castigo leve. - Es que es arrogante, no va desistir.
- ¿Qué coño?, ni leche David, con que tú me vuelvas hacer lo mismo, que me hiciste ayer, no vivirás para contarlo, te lo puedo asegurar. - Estoy, que, si me pincha, no me sale sangre, él se ríe más.
-Vamos nena, ¿Me dirás que no te gusto? - Dice con ese acento tan encantador, respiró hondo para calmarme, este hombre me pone a mil, no lo puedo negar.
-Sí me gustó, me encanta estar contigo, pero el que no me corriera, no te lo perdono.
-Sabes que quieres el castigo. - Tan zancarrón.
-No puedes darme el castigo, no estás aquí. - Muerdo mi labio.
-No hace falta, tendremos sexo por el móvil, nena. - Me sorprendo.
-Estás loco, no pasará. - Gruño.
-Sabes que sí, coloca el móvil en altavoz, abre la bata de baño, recuéstate. - Me ordena.
-Vale. - Declino.
-Cierra tus ojos, imagina que estoy ahí. - Hago lo que dice, siento una punzada en mi vientre.
-Estoy lista. - Debo de estar loca, es que a él no le puedo decir que no a nada, ¡Joder!
-Coloca tus manos en tú cuello, soy yo quien está tocándote, ve bajándolas despacio deja una en tus senos, mientras la otra va recorriendo todo tú vientre hasta llegar a tú coño, la otra está jugando con tú pezón. - ¡Dios! gimo con solo imaginarlo encima de mí. - Vamos nena, disfrútalo, mueve tus dedos en círculo sobré tú coño, mete tus dedos, vamos córrete para mí, recuerda que eres mía de nadie más. - Es tan posesivo.
- ¡Diosss.! - Mi cuerpo convulsiona de placer.
-Sé que lo harás. - Con sólo escucharlo mi cuerpo tiembla, me corro. - ¿Nena estás ahí?
-Sí, si aquí estoy. - Recuperó mi aliento.
-Penso che se questo. - Dice un hombre que no es David.
- ¿David, tú en dónde estás? - Me siento en la cama.
-Aparcando el coche, en el edificio dónde vivo. - Es odioso.
- ¿Éstas sólo?
-No. - Dice de lo más tranquilo.
- ¿Queee?, ¿Cómo que no estás sólo, con quién carajos estás? - Le gruño, más bien le gritó cabreada, hasta creó que desperté a mis abuelos, cómo me va a decir que está con alguien y más con lo que acabamos de hacer.
-Qué bueno que no tenía el móvil en el oído nena, porqué me revientas el tímpano, tranquila que no estoy con ninguna mujer, no estés celosa. - Se burla.
-No estoy celosa. - No bajo la guardia.
- ¿Por qué estás tan molesta entonces? - Aún se ríe, que descaro.
- ¿Es que eres tonto o qué?, acabamos de tener sexo por el móvil o más bien yo lo hice, por lo que escucho tú y otra persona, que no sé quién es, estaban disfrutando escuchándome. - Ahora se ríe a carcajadas.
-No te pongas así, nena.
- ¿Sabes qué?, eres un gilipollas y ni se te ocurra dirigirme la palabra, por qué conocerás a la Estefanía, que en realidad no conoces. - Le cuelgo la llamada ¡Joder!, estoy que echo humos por los oídos, sigue llamando que le den, vuelvo a la ducha, si se cruza por mi camino lo mató, no sabe quién soy.
L. R.