CAPÍTULO VI-2

1930 Words

Mientras estuvo afuera, una de las vendedoras había sacado tres vestidos de día para su aprobación. Uno era blanco. Otro era del color azul del cielo. El tercero era de un rosa más bien vivo. —Ese es demasiado fuerte— comentó el Príncipe. —Eso mismo pensé yo— estuvo de acuerdo el gerente—, pero fue confeccionado por una mano experta y pensamos que quizá lo prefiriera. —También es demasiado elaborado como para una jovencita — comentó el Príncipe. Mientras hablaba, recordó que en París a menudo había ayudado a escoger un vestido. Estos eran para alguna de las mujeres distinguidas con las que tenía sus breves, pero incandescentes aventuras amorosas. Ellas siempre querían que él les comprara los vestidos más caros y también los más seductores. Pero eso era algo que él no quería para Sac

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