—Se siente usted desafiante— comentó Sacia de pronto—. ¿Por qué?
—¿Me está leyendo los pensamientos o supo por instinto lo que siento?— preguntó el Príncipe.
—Creo que es una mezcla de las dos cosas— respondió Sacia—, pero sí sé lo que siente. Todavía se rebela contra el destino o contra lo que sea que lo amenaza, como lo hacía cuando nos conocimos.
—Sí, me amenazaban cuando escapé— reconoció el Príncipe— y lo mismo le ocurría a usted. Por eso hemos sido tan felices juntos, con una afinidad que otras personas no tendrían.
—Claro que esa es la razón— afirmó Sacia—, por eso ahora estoy decidida a no regresar para que no me puedan obligar a casar-me.
—Yo me digo lo mismo— respondió el Príncipe—, yo espero tener la misma fuerza que usted para luchar en contra de quienes tienen ideas muy d
