—Ja, ja, sí. Benjamin inventó que no sé quién me llamaba urgente a su oficina, pero la tal oficina…
—Era un pasillo oscuro —completé.
Aysel rompió a reír.
—Yo estaba a punto de desmayarme porque no había comido nada en todo el día. Por suerte Benjamin me trajo una bandeja con agua y queso —Se volvió hacia Mónica en un evidente intento de integrarla en la conversación —. Tu novio es muy amable.
—Sí, muy amable al parecer —respondió Mónica frunciendo el ceño.
La molestia en su voz volvió a cargar el ambiente. Como sabía que Mónica era capaz de armarme una escena de celos ahí mismo, me apresuré a explicar:
—Tuve que rescatar a Aysel porque la gente no dejaba de acosarla. Es que esta chica es un genio —agregué mirando a Gabriel para que Mónica tuviera claro que trataba de emparejar a Ay
