Aysel
No había tenido señales de vida de Benjamin desde la horrible salida con Mónica del jueves. Al día siguiente lo llamé en varias ocasiones para saber cómo le había ido en la reunión, pero no me contestó. El sábado a primera hora, a más no poder de enfadada, le envié un mensaje:
“Sé que estás en las termas celebrando tu cumpleaños con tu novia, pero al menos podrías mandarme dos líneas para contarme cómo te fue en la reunión de ayer. He estado preocupada por ti”.
No había pasado ni un minuto cuando oí el sonido de mi celular avisando de un mensaje. Era de Benjamin.
“Estoy en mi apartamento lejos de celebrar nada. La reunión, un desastre”.
Fruncí el ceño sin entender. ¿Habría peleado con Mónica o habría pasado algo peor? Sea como fuera, era obvio que algo malo había ocurrido.
Llam
