Benjamin Llevaba varios días sin ver a Mónica, así que pese a que salí tarde de casa de Aysel, me fui a su apartamento. Mi novia me recibió con un cariñoso “hasta que al fin te dignaste a aparecer”. —Tuve muchos alumnos esta semana, Monita —me justifiqué. —Pensé que los viernes por la tarde salías temprano —comentó mirándome con desconfianza. Mierda. No había querido contarle que había ido al apartamento de Aysel, pero menos quería mentirle. Si Mónica se llegaba enterar de que se lo había ocultado, era capaz de terminarme ahí mismo. Se lo dije sabiendo que ardería Troya. Ella se plantó frente a mí con las manos en las caderas. —¿Qué demonios tenías que ir a hacer al apartamento de esa mujer? —Hablar de negocios, entre otras cosas —respondí con toda la calma que me fue posible. —¡Ha