Aguardé su respuesta sin respirar, rogando en mi interior que gritara que no, que solo quería estar conmigo y nadie más, pero su rostro era inseguro cuando alzó la mirada. —No lo sé, supongo que sí —dijo. No podía creerlo. No quería creerlo. —¿Quieres salir con Gabriel incluso después de lo que acaba de pasar? Su avergonzado silencio respondió afirmativamente por ella. Un dolor punzante me aplastó el pecho. No eran celos, era más profundo que eso; estaba más allá de la agonía, de la desesperanza. Fue brutal como un golpe, como si la vida se me fuera. —Lo siento, Benjamin. Eres demasiado importante para mí como para mentirte, solo trato de ser honesta —murmuró Aysel con mirada llena de culpabilidad—. Estoy confundida. No me esperaba que me soltaras que quieres una relación conmigo, es