Scarlett levantó la cabeza sorprendida, nunca había sentido tanto poder emanar de Elijah como lo sentía en este momento. Era como si una ola gigante la hubiera golpeado con fuerza, emanando de él en oleadas. Aunque su mente le gritaba que mantuviera distancia entre ellos, sus instintos le decían lo contrario, sabía que por la calma que había en su interior, su lobo también se sentía seguro con él. Volvió su atención hacia el monstruo que tenía delante. Zidane Malone, el Alfa de la Manada Desert Storm, la bestia despiadada que se suponía que era su padre. Él fue el primero en apartar la mirada de Elijah, ninguno de los dos hombres contenía su poder y estaba claro que los lobos alrededor de Zidane también estaban siendo afectados por ello. —Scarlett, han pasado años, ¿no saludarás a tu