El agua fresca y limpia de la lujosa piscina brindaba una sensación de alivio para mitigar el sofocante calor que la dura rutina de ejercicios provocaba aun y a pesar de la nieve fuera de los ventanales de la piscina techada, si, otro día más estaba pasando como el agua que se resbalaba entre sus dedos...de prisa, agotador…la tarde había caído y en unas horas se daría la fiesta de Halloween que era ya una tradición impuesta por su madre. Hacía ya tres años había contraído ese infame compromiso con Geraldo Da Silva, un magnate heredero de la mafia del brasileño cuyo nombre era bien sabido y temido en cada continente, ella aún tenía 14 años cuando se convirtió en la perfecta y joven prometida de un multimillonario, su matrimonio, arreglado por la mujer que le dio la vida, era algo que nunca