La calidez de la mañana anunciaba lo que quizás sería un día bastante caluroso, el sonido de los autos y la fauna típica de la ciudad no dejaban ver nada nuevo o novedoso, aunque, nada podía serlo en realidad, miraba sus piernas eternamente entumecidas, volvía a hacer un intento más sumado al millón de intentos que llevaba desde aquella noche, sin embargo los dedos en sus pies no obedecían sus órdenes, seguían fijos, inmóviles…eran las 7 am, su hermana seguramente debía de estar durmiendo, últimamente era así, ella creía que lograba engañarlo pero era obvio que salía todas las noches, dormía unas cuantas horas y después se volvía a marchar…eran seguramente los muchos esfuerzos de su nuevo trabajo lo que la mantenían todo el tiempo ocupada, odiaba aquello. –Veo que ya despertaste Mason