Rostros desconocidos

3608 Words
La mañana comenzaba calurosa, el viento seco chocaba en los grandes ventanales haciéndolos estremecerse, el sueño picaba sus ojos provocando que los tallara con violencia, las clases habían terminado ya entrada la madrugada y afortunadamente sin más eventos desafortunados o molestos, pero debía madrugar, el Sr. Da Silva la esperaba y le era sumamente importante saber lo que el Brasileño tendría para decir, tomando un desayuno rápido se vistió apresurada, no deseaba llegar a tarde a tan importante reunión, Mason aún se encontraba durmiendo y la enfermera entregaba su reporte sin ningún incidente a la doctora que se encargaba de cuidar de su hermano mientras no se encontraba en casa, saliendo con prisas dejo un cálido beso en la frente del durmiente niño y se dirigió a su destino. Las calles comenzaban a abarrotarse de autos y personas que presurosos se dirigían hacia sus empleos, sentía una gran envidia de cada uno de ellos, una vida normal, un trabajo normal, algo que aquellos que admiraba añorante desde la ventana del auto, daban por sentado, recordó que un tiempo fue así, su vida era normal, ir al colegio, quejarse de las tareas, llegar a casa para comer una deliciosa comida preparada y servida por su amada madre y repetir la rutina al día siguiente, todo lo daba por hecho, imaginaba que su vida siempre seria de tal manera…pero la sombra de la desgracia azoto a su pequeña familia, un día como cualquier otro se levantó apresurada por su madre para no llegar tarde al colegio, cuando regreso comió como todos los días solía hacer, se lavó los dientes, hizo sus tareas y se fue a la cama…entonces paso, de repente y sin una explicación o un porque, no tenían un hogar, no tenía una madre que la levantase para ir a estudiar y le preparara deliciosos alimentos con amor, solo un tiempo un amable amigo de su progenitora cuido de ellos, después este también desapareció de su vida, entonces…ella y Mason habían sido arrojados en el fondo de un abismo a su suerte, no hubo más normalidad, paso de ser una chica común con una vida común a robar para asegurar su supervivencia y la de su hermano, solos, completamente solos en ese cruel mundo, refugiados a medias en aquel pequeño departamento abandonado y deplorable…una solitaria lagrima resbalo por su mejilla, nunca se permitía más que eso, ella solo debía ser fuerte por su hermano, su pequeño y dulce hermanito que desde aquella noche no pudo volver a caminar, el…la necesitaba firme, valiente…y así procuraba mantenerse desde los 12 años que tenía cuando aquella tragedia ocurrió.  – ¿Se siente bien señorita? – pregunto el chofer que la observaba desde el espejo retrovisor. – Si, no se preocupe, me encuentro bien – respondió Helena mirando hacia la nada desde el auto. La carnicería lucia como siempre…sin embargo jamás volvería a verla como antes, no desde que sabía que algo turbio se ocultaba allí detrás de esa fachada de tienda de barrio, bajo del auto y le indico a su chofer asignado esperarla, finalmente había llegado la hora de aclarar de que iba todo ese asunto y saber cuál sería su papel en este.  – Bienvenida pequeña rata, el líder te espera – dijo Tom recibiendo a la hermosa pelirroja. Helena dirigió sus pasos hacia el viejo sótano donde comenzó su nueva vida, sentía su pulso comenzar a acelerarse, un debate interno que empeoraba a cada paso tenía lugar en su mente, por un lado estaba deseosa por finalmente saberlo todo, por el otro no quería saber nada y deseaba escapar corriendo tomar a Mason y refugiarse en las alcantarillas para no tener nada que ver con el líder criminal…pero sabía que lo segundo no sería posible…no todavía…caminando firme descendió por aquellas escaleras y miro al imponente moreno de ojos de miel que ya la esperaba, era el momento de hablar verdades y secretos. – Te estaba esperando pequeña rata pelirroja, siéntate, es momento de que hablemos – Dijo Manoel con autoridad. – Lo escucho – respondió Helena. El brasileño tomo asiento e indico a la hermosa joven a hacer lo mismo. – Estoy seguro de que tienes demasiadas preguntas y contestare solo lo que te sea necesario saber – dijo el hombre moreno. Helena lo miro con atención por primera vez, era un hombre bastante alto y atractivo aun cuando se podía ver a simple vista que ya cargaba más de 5 décadas encima, sus ojos ambarinos asemejaban el color de la miel, su barba de candado estaba revuelta de colores azabaches y plateados al igual que su canoso cabello, era una persona imponente, su presencia se sentía poderosa, temible…sí que se hacía notar como un destacable líder de la mafia, Manoel Da Silva era alguien verdaderamente majestuoso…si hubiese tenido un padre definitivamente quería que se viera como el…dedicándose a otra cosa, mas legal. – Sí, tengo preguntas, quiero saber ¿a qué se dedica usted?, ¿de que es su mafia?, ¿quiénes son esas otras personas que vi aquel día? y ¿cuál será el trabajo que tengo que desempeñar además del porque me ha inscrito en ese colegio? – soltó la hermosa pelirroja sin reparo. – Demasiadas preguntas mi pequeña rata, pero puedo responderlas casi todas – respondió Manoel. – Por favor, quiero saberlo todo, si estaré envuelta en todo este lio quiero saber qué es lo que soy y que es a lo que me enfrento – dijo Helena mirando fijamente a los ojos del Brasileño. Manoel pudo ver la lucha entre el miedo y la determinación reflejarse en los profundos ojos verdes de selva salvaje que lo miraban fijamente, era una niña después de todo, muy joven, muy inexperta, pero determinada a salir adelante, recordó su propia infancia y juventud en Brasil su país natal, aquellos tan ya lejanos días cuando vivía en las empobrecidas favelas de Rio de Janeiro, la pobreza y el hambre iban de la mano con la indiferencia de los más afortunados, había sido muy joven también cuando al igual que la chica frente a él se quedó solo en el mundo con sus tres pequeños hermanos para alimentar, recorría las calles en busca de algún desafortunado y distraído turista que embelesado por la belleza tropical no se percataría cuando sus jóvenes y pequeñas manos robaran las valiosas pertenencias, había pasado años robando para de esa manera poder llevar un pan para sus hambrientos hermanitos, no había sido fácil, a veces el día de robo era productivo, otras no tanto y muchas otras más los maleantes más grandes que el terminaban propinándole golpizas para arrebatarle algo de lo que había conseguido, odiaba esa vida, maldecía a dios y a su suerte hasta aquel día en que un líder traficante se fijó en él y en su habilidad para el robo…aquel hombre lo había acogido y entrenado, se volvió con el tiempo el mejor entre mejores y heredo el cargo de líder cuando ese mentor, amigo y padre pereció, su vida había cambiado, sus hermanos ya no pasaban más hambrunas y crecieron para formar sus propios hogares…lejos de el…como debía ser…aquellos videos que un día Tom le había mostrado, donde la grácil y joven silueta de una intrusa pelirroja se dibujaba brincando con la agilidad de una liebre saqueando sus congeladores y estantes para llevarse comida…le había pedido a Tom dejar la caja fuerte abierta varias veces después de haber visto aquello, quería saber si la chica robaba por hambre o rebeldía juvenil, entonces la vio ignorar el dinero y cerrar la caja fuerte regañando en las grabaciones al viejo Tom por sus descuidos, ordeno investigar a la jovencita, quiso saberlo todo sobre ella y así lo supo, una niña que llevaba años robando diferentes tiendas en el barrio, un pequeño hermano invalido que yacía hacinado en condiciones deplorables sobre un viejo colchón, huérfanos, abandonados por familia y sociedad, mendigando sobras y robando para poder sobrevivir…fue como ver de vuelta su propio pasado reflejado en ella…le ordeno a Tom dejarla entrar a robar, sin embargo aquel día en que por accidente la pequeña rata pelirroja descubrió su reunión supo de inmediato que no podía dejar que la asesinaran, una niña hambrienta que luchaba por ella y su hermano no merecía morir, decidió unirla a sus filas, darle una oportunidad como a él se la dieron, estaba ansioso por ver hasta dónde podría llegar. – Trafico de animales exóticos…eso es lo que hacemos aquí, es a lo que yo me dedico, no tienes ni una pequeña idea de las cantidades exorbitantes de dólares que algunos están dispuestos a pagar para descubrir si la carne de delfín rosado es comestible…o muchos más que desean tucanes o bonitos guacamayos azules como mascotas pero no están dispuestos a pasar por los tramites que los permisos correspondientes exigen, unos van aún más halla y piden animales en peligro de extinción como alimentos sumamente exóticos o preciosas y raras mascotas – dijo Manoel con un deje de indiferencia. Helena se estremeció, aquello era ruin y desalmado pues sabia de las nefastas condiciones con las que solían traficar animales, nunca le había gustado para nada ver el maltrato animal y saber que ahora se dedicaría precisamente a eso le revolvía el estómago. – Mi mafia es la llamada del brasileño, traficamos animales como te lo he dicho, tenemos muchas más sucursales como esta que usan fachadas de carnicerías normales y exportamos a todo el mundo siempre y cuando estén dispuestos a pagar el precio, no solo sacamos animales de Brasil, también lo hacemos de muchos más países con faunas variadas – dijo el líder encendiendo un cigarrillo. La pelirroja reflexiono lo dicho, el Sr. Da Silva no solo era un traficante de animales, era EL traficante de animales, su emporio se expandía por todo el mundo y controlaba cada mafia más pequeña que se dedicara a lo mismo, al menos eso era lo que entendía, realmente algo terrible e imponente. – Aun no estas calificada para saber quiénes eran esas otras personas que viste el día en que recibiste mi amable invitación para ser parte de mi familia así que esa pregunta no la responderé, en cuanto al trabajo a desempeñar es bastante simple, por ahora te someterás a entrenamientos rigurosos que te prepararan para fungir como espía, necesitare una persona hábil, inteligente y confiable que tenga vista de halcón para detectar traidores entre mis filas, cuando llegue el momento tendrás personas a tu cargo que te ayudaran en tu tarea, por esa razón estas estudiando en ese colegio, ya debiste deducir en tu primera noche algo ¿o me equivoco? – dijo Manoel dando una calada a su cigarro. Helena recordó la noche anterior y sus altercados con Geraldo Da Silva y Ekaterina Romanov, por supuesto que había sacado algunas deducciones ayudada por lo que la rubia le había dicho. – Si, ese lugar es una jungla peligrosa, estoy segura de que muchos de los que están allí están involucrados en mundos similares al suyo Sr. Da Silva, debo aprender a moverme con cuidado entre la madriguera de los lobos sin ser detectada, debo ser mucho más astuta que el resto para poder sobrevivir y conocer bien a mi enemigo entre otras cosas – respondió la pelirroja. Manoel sonrió, su pequeña rata pelirroja había aprendido mucho con tan solo una noche, definitivamente estaba ansioso por ver su progreso, no se le había explicado gran cosa y aun así la chica había llegado a sus propias deducciones con poca información, era una adquisición valiosa para su familia. – Es correcto, por ahora eres una pequeña liebre en medio de una jauría de lobos hambrientos, debes aprender a ser más hábil, inteligente y astuta para sobrevivir, tu primera misión será integrarte sin levantar sospechas sobre quien eres y para quien trabajas, la linda Ekaterina será tu mentora en esto, fue imprudente que estuvieras a punto de golpear a mi hijo, Geraldo no sabe aún nada de ti y las consecuencias qué pudiste tener por aquel acto impulsivo pudieron ser graves, deberás sobrevivir en ese colegio, eso solo es una pequeña muestra de lo que será el verdadero trabajo de campo, así que demuéstrame que tienes la capacidad de sobrevivir y ser mucho más astuta que el resto – dijo Manoel con seriedad. Era en realidad una misión difícil, no tenía idea de quien era quien en ese lugar y no se lo dirían, su prueba era descifrarlo ella misma y sin sospechas, un sudor frio apareció en la frente de Helena, de alguna manera debía tener éxito, su propia vida era lo que estaba en juego. – Tengo una pregunta más si me permite hacerla Sr. Da Silva – dijo la bella pelirroja. – Adelante pequeña rata, pero yo sabré si la respondo o no – respondió con una sonrisa el hombre moreno. – Si algo malo llega a ocurrirme ¿qué es lo que pasara con mi hermano? – pregunto Helena con seriedad. Manoel no respondió de inmediato, la preocupación de la niña era genuina y completamente razonable, el mismo se preguntó lo mismo muchas veces cuando se unió a las filas de aquel traficante que lo acogió. – No deberás preocuparte, te doy mi palabra de que nada malo ocurrirá con él, seguiré asumiendo sus gastos médicos, alimentación y educación, eso será tu seguro de vida, sin embargo si escapas y te rehúsas a hacer tu trabajo en lugar de cuidados será una bala entre las cejas de tu hermano mi garantía por proveerlos a ambos – respondió con autoridad el líder brasileño. Helena tembló al escuchar la respuesta de su líder, aquello no era un juego ni un trabajo común del que pudiera escapar sin enfrentar consecuencias, la vida de Mason estaba en la rueda junto a la suya propia, no eran invitados, eran rehenes y ella tenía un trabajo para cumplir a cambio del bienestar de ambos, debía ser la mejor, así lo seria y se lo demostraría al Sr. Da Silva, aun con su palabra no podía confiar en la seguridad de su hermano si ella hiciera falta, sobrevivir o sobrevivir, esas eran sus únicas opciones y por supuesto que lo haría. El camino de regreso hacia su “hogar” estaba plagado de muchos pensamientos, lo hablado con su líder le había dejado mucho en que pensar, debía tramar alguna especie de plan, esa noche volvería al colegio Le Rosey para enfrentarse de nuevo a la desconocida jauría, no podía dejar las cosas a la suerte, debía planear como moverse con cuidado, según lo dicho al final de la reunión con el Sr. Da Silva, su historia era la de una chica cuyos padres la habían enviado a estudiar a Rosey al otro lado del mundo debido a su rebeldía, su madre era una modista y su padre un agente corredor de bolsa con mucha suerte, aquello sonaba a vomito pero era lo que habían armado para ella…de darle a elegir quizás habría elegido como su historia personal el ser la hija de un militar condecorado que defendía animalitos y su madre era una afamada arqueóloga…cualquier otra cosa habría sonado mejor…debía actuar con lo que tenía en la palma y eso haría.   Mason la recibía de nuevo, esta vez de mejor humor, habían pasado la tarde charlando y jugando videojuegos, la nueva afición de su hermano, se sentía cansada, apenas había tenido tiempo de dormir la noche anterior y ya amenazaba con caer de nuevo el manto nocturno, su trabajo como cajera en la carnicería del mal seria los fines de semana, solo tendría un día para descansar si es que no se presentaban inconvenientes, aquel “trabajo” la estaba sobre explotando, pero aun así debía hacerlo perfecto, habían cenado una deliciosa pizza y ahora recostaba a Mason para dormir. – Hermana, sé que estás trabajando mucho pero no quiero pasar tanto tiempo a solas con esa doctora, no gustan siento que soy como un maldito conejillo de indias en lo que ella intenta averiguar por qué no puedo caminar…hoy me dijo que todo dentro de mi parece ir bien y no se explica por qué razón no puedo hacerlo, siento que me mira con lastima y desprecio – dijo el jovencito de cabellos rubios. Los ojos verdes de Mason de nuevo mostraban esa inseguridad, la rabia lo consumía, era un camino largo a recorrer en su recuperación no solo física, también mental. – Hablare con ella y con mi jefe para pasar más tiempo contigo, pero no debes olvidar que todo esto es por tu bien – respondió Helena con preocupación. – Sé que es por mi bien…y lo odio – dijo Mason con molestia. Helena dejo a su pequeño hermano durmiendo, dentro de dos días seria su cumpleaños y no había tenido oportunidad de saber qué es lo que haría para él, Mason comenzaba a irritarse por sus constantes ausencias, no podía explicarle que no tenía más opción que cumplir, que ella hacia tantas cosas cuestionables por su bienestar…su hermano aún era muy joven para comprender, el saber la situación real solo haría que su carácter empeorara, no quería doctora, no quería enfermera…pero tendría que convivir con ambas durante mucho tiempo más…aunque aquello comenzaba a crear una brecha entre ellos.   Su uniforme lucia impecable, esa noche se había sujetado su melena rojiza en una cola alta, Mason yacía durmiendo apaciblemente al cuidado de la enfermera nocturna, las 10 pm marcaba su reloj en la pared de su habitación, mirando las blancas paredes y el mobiliario básico pensó que una buena manera de animar a su hermano era personalizar sus habitaciones, pensaría en ello más tarde, ahora mismo debía subir al auto y dirigirse a la escuela de los horrores, coloco un poco de maquillaje en su rostro y se marchó, el trayecto era colorido, la ciudad tenía mucha vida por las noches, era lógico, todos escapaban aunque sea un momento de sus muchas ocupaciones, poco a poco la selva de concreto quedaba atrás y el imponente colegio comenzaba a dibujarse, había llegado, de nuevo tenía que enfrentarse a lo desconocido, bajando del auto camino hasta los jardines preguntándose qué nueva aventura se vería forzada a enfrentar. – Ya la esperaba hermoso petirrojo – dijo un joven y muy apuesto muchacho. Sus cabellos rubios platinados eran casi blancos, sus ojos eran azules como un par de zafiros, era el hombre más apuesto que había visto, su porte elegante resaltaba su belleza natural, pero recordando haber sido llamada así con anterioridad la hizo desconfiar del principesco muchacho. Con pasos finos pero firmes, Helena avanzo con la intención de dejar atrás al chico, era obvio que aquel estaba involucrado con el rubio extravagante que la llamo petirrojo con anterioridad aquel día. – Lo lamento, voy tarde a mi primera clase, un gusto – dijo la pelirroja pasando de largo, no podía reaccionar de manera imprudente ante un posible enemigo, no esta vez. – Lo sé, pero no quiero quitarle mucho tiempo, me agrado ver como rechazaba a Da Silva, quiero mostrar mis respetos a una dama tan fina, mi nombre es Antoine Beaulieu y no es necesario que me diga el suyo Helena Morgan, ya que todos están hablando de usted por el incidente con Romanov – dijo el apuesto joven. Helena no se sorprendió, suponía que el chisme sobre el incidente con la rubia malhumorada llegaría a cada rincón del campus, no era una buena manera de pasar inadvertida pero era el mejor escudo por ahora, todos se enfocarían en el pleito de chicas por el amor de un estúpido en lugar del porque estaba ella allí. – Supongo que los chismes vuelan ¿no es así? – respondió con algo de fastidio. – Por favor permítame acompañarla a su clase, hágame el honor de concederme tal privilegio – dijo Antoine tomando la delicada mano de la jovencita entre la suya para después besarla. Helena enrojeció severamente ante la acción del chico de acento francés, era la primera vez en toda su vida que tenía contacto de esa manera con un hombre, pero jurándose más astuta se separó rápidamente del apuesto joven. – No es necesario que te tomes la molestia, pero si gustas hacerlo adelante – respondió la bella pelirroja intentando calmar su vergüenza y analizando la actitud del muchacho, fue una suerte el haber comenzado a usar cremas suavizantes, si no habría notado lo áspera de su piel y se habrá avergonzado mucho más. Caminando hasta su salón de clases Antoine de nuevo besaba su mano para despedirse. Rostros desconocidos, eso era a lo que debía enfrentarse, un baile de máscaras que ocultaban la verdadera identidad de todos los que se involucraban en Le Rosey y que desafiaban todos sus sentidos, Helena estaba dispuesta a pelear, a sobrevivir, mientras muchas miradas comenzaban a posarse ella, ¿aquellos ojos azules como el zafiro estarían involucrados en ese mundo cruel donde se hallaba atrapada? Lo sospechaba. – Sus manos no son tan ásperas como había imaginado que serían, aunque tampoco son tan suaves como las de muchas otras jóvenes de aquí,  su sonrojo me delata una pureza inocente y cándida, quizás me equivoque con ella, aun así es una chica interesante – se decía a sí mismo el apuesto Antoine mientas sonreía.  
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