Antonella estaba en una reunión con los médicos de las distintas compañías que Harry administraba, ella tenía que autorizar algunas medidas que se aplicaban para emergencias, siempre estaba al tanto de cada caso que sucedía, buscaba con su equipo la forma de atender al personal, sobre todo personas con alguna enfermedad crónica.
— Bien me alegra que estemos bien de insumos, recuerden que somos el primer auxilio en caso de alguna emergencia, el señor Richmond pone todo de su parte para que sus empleados tengan la mejor atención en caso de ser necesario, es muy consciente de que una empresa esta hecha por su personal, así que nosotros como representantes médicos tenemos que estar tan pendientes de todo lo que implica la salud de los empleados.
Anto era una mujer profesional, y tal y como Harry se lo había pedido estaba muy pendiente de lo que sucedía con su personal.
— Agradezca de nuestra parte al señor Richmond, es la primera vez que trabajo para un empleador que tiene tantas consideraciones con sus empleados, y sobre todo agradezca por la bonificación que nos hizo llegar hace algunas semanas, mi familia y yo estamos muy agradecidos por ello.
Anto dio por terminada la reunión cuando vio la hora, habría otra junta de personal en esa misma sala, así que tendría que desocupar.
— Bien, habrá otra reunión así que pueden irse, les agradezco el excelente trabajo que realizan, y cualquier duda o inquietud saben que estoy aquí para resolverlo, gracias a todos chicos.
Anto tomaba sus cosas, mientras desconectaba la portátil de la pantalla donde mostraba algunas cifras a sus médicos a cargo, escucho la puerta abrirse de nueva cuenta, creyó que alguien había olvidado algo y se giró para saludar, pero en lugar de eso se cruzó con una mirada furiosa y molesta viendo directamente a sus ojos aqua.
— ¿Olvidaste algo?
Antonella al verlo así tan molesto, decidió solo ignorarlo y seguir guardando sus cosas sin pronunciar una sola palabra mas, ella sentía un ambiente tan pesado en aquella sala que intentaba apresurarse para colocar todo en su lugar, sus manos comenzaron a temblar un poco al sentir la mirada penetrante de un Nathan que la juzgaba con esos ojos que hasta hacía semanas la veían con tanto amor y respeto.
Los nervios al sentirlo observar tras su espalda hicieron que un bolsillo color camel con sus lapiceros cayera al suelo, Anto los levantaría con cuidado, pensaba en su cabeza, Dios, porque no solo se aleja hasta que salga de la sala, hace aún mas incómodo el estar aquí, pero antes de siquiera tocar el primero una mano masculina se acercó a levantaros impidiendo que ella los tomara y se colocara sobre sus rodillas en la alfombra negra que cubría el piso.
— Por favor, permítame ayudarla señorita, no es correcto que una hermosa dama como usted se incline, no mientras este hombre este aquí.
Antonella se quedó de pie observando al chico que parecía algo mas joven que ella, se preguntaba de quién se trataba, era muy serio, pero era un caballero, no como Nathan que se quedaba con esa cara de amargura observando el gesto que ese tipo tenía con ella.
— Le agradezco, al menos aún existen los caballeros, me doy cuenta de ello, disculpe mi torpeza, estaba apresurándome para dejar la sala libre.
El hombre colocó las cosas en el bolso del cual se habían caído y extendió su mano hacia Antonella.
— Un placer conocerla, mi nombre es Mark Redders, soy amigo de Harry, bueno, nuestras familias son muy amigas y ahora haremos algunos negocios, supongo que es usted accionista o...
Pero Antonella se negó de inmediato.
— No, claro que no, soy la medico de la compañía, tenía una reunión con algunos compañeros, pero creo que tarde un poco mas de la cuenta, ahora me retiro señor Redders, gracias por su ayuda.
Pero Anto abrió la puerta para salir, el hombre la llamo antes de que cruzara por completo para salir.
— Disculpe señorita, ¿cuál es su nombre?
Pregunto él con una mirada algo ansiosa que hizo molestar a Nathan que solo era un observador en medio de aquella charla.
Antonella se disculpó y camino de nuevo hacia él.
— Lo siento, mi nombre es Antonella Petters, es un placer conocerle.
La puerta se abrió y por ella entro Harry con una sonrisa al ver a su hermana saludar a Mark, un tipo que le caía muy bien a pesar de ser bastante seco en ocasiones.
— Así que tú no pierdes el tiempo, pero cuidado con la Doctora Petters.
Decía con algún tipo de amenaza bromeando, Nathan comprendió que Harry cuidaba lo que creía suyo, eso lo hacía molestar aun mas en la situación que estaban.
— Bien, debo irme nos vemos después.
Decía Antonella a Harry, pues necesitaba salir de aquella sala para respirar con profundidad y alejarse de Nathan que no dejaba de lanzarle esa mirada que la ponía tan nerviosa, se odiaba por permitir que él la lastimara de esa manera, ella no había hecho nada malo, pero el tenía su cabeza llena de cosas que Anto ni siquiera comprendía, no podía preguntárselo, era mas que claro que la deseaba lejos de él, así que ella lo hacía, lo mejor era olvidarle, un hombre como él no valía la pena.
— Dios, porque me afecta tanto verlo, no sé si es buena idea seguir trabajando aquí, quizá debería cambiar de aires, traer a otro médico y dirigir todo desde otra sede de las empresas.
Anto sabía que era complicado, aun después de todo lo amaba, sintió como su corazón latía, al mismo tiempo que la decepción la lastimaba, recordando las palabras que él le había dicho por teléfono, ni siquiera de frente.
Antonella bajo al comedor por un poco de té, necesitaba tranquilizarse un poco antes de tomar la decisión, pues una de las cosas que amaba de estar en la compañía junto a Harry era que podían pasar momentos juntos, reír, charlar en varias ocasiones, amaba a su hermano, él era su orgullo ahora que sabía la verdad, deseaba estar cerca de él por si la necesitaba, no podía evitar recordar aquella ocasión en que fue herido y gracias al cielo ella pudo salvar su vida, pero estaba el tema Nathan, uno que la ponía bastante incómoda, era complicado tomar una decisión en ese momento guiada por sus sentimientos.