23. Papito.

1007 Words
Bran. -No. Ella no sabía y la bebé creció con ese otro papa- suspiró y busco la aprobación de Aless. si continuo mi hija sabrá toda la verdad. Cuando obtuve lo que esperaba de ella pude continuar - Muchos años después los amados se volvieron a encontrar y ella tenía a su niña hermosa que le robó el corazón a su papá de verdad, entonces él fue corriendo a buscarla para nunca apartarse de ella. - Justo en este mi corazón se detuvo a esperar algo de ella para comenzar a latir con normalidad. -¿Y que pasó?- quiso saber más mostrando las manos ansiosa y busque las palabras para decirle la verdad del modo más simple que soy capaz. -No lo se, princesa. - una sonrisa tensa acapara mi rostro-Tu dime si me amas como yo a ti. Y nuestra hija se largo a llorar. Con Aless nos miramos, Noemí solo tapa su rostro mientras su cuerpo vibra con el llanto y no se que hacer. Lo que me nace es abrazarla y no dudamos en hacerlo. -Hija, por favor mirame- le pide Aless llorando al igual que yo en este momento- por favor, mi cielo. -¿Tu eres mi papá de verdad?- me pregunta directamente. -Si mi princesa. - beso su cabeza, pero ella se aparta buscando a Less. -¿Y mi papito David? - Le pregunta a Aless y mi corazón se achica cada vez más. -Papito David te cuidó y te amó hasta que llegó tu papito de verdad, mi vida. - Ella le responde con las palabras que no puedo expresar. No quiero mirar como me rechaza, no soy tan valiente, pero ella siendo el ángel que es me abraza y juntos caemos al piso. -Siiii mi papito esta conmigo. ¡Mami mi papito esta conmigo!- y sigue llorando feliz y nosotros también hacemos lo mismo. -Si mi vida. Tu papito esta contigo- le dice Less entre risas y llanto. Y yo lloro más de la emoción. No paro de darle besos por toda su carita una y otra vez mientras que le expreso cuanto la amo. -Te lo juro mi vida que nunca voy a separarme de ti.- vuelvo a prometerle, porque solo muerto me apartaran de mi pequeña princesa. -Tu también mami promete que nunca más se van a separar -se sienta derecha con sus brazos cruzados en su pecho- y que se tienen que escuchar. Su expresión de reclamo nos roba una pequeña risa, pero Less comprende que debe responder. -Te lo juro, hija. -le promete antes de unirse en otro abrazo que nos da nuestra pequeña. Pasamos un rato abrazados los tres, hasta que suena el teléfono de Aless en la mesa de entrada y sabemos que llega la hora de la medicación. -Mi papito me la da, ¿verdad mami? No podemos negarle nada y asentimos tranquilos de que en verdad lo toma con mucha madurez y naturalidad pese a todo lo que vive una niña de ocho años. Escucharla decirme papito es lo mejor que puede pasarme en esta vida. Este momento tengo que enmarcarlo y se los hago saber al pedirles una foto. Tratamos de secarnos las lágrimas, pero siguen saliendo en Aless y en mí, aunque nuestra hija solo sonríe. Igual tomo un par de fotos, porque son lagrimas de emocion. Ambos le damos un beso en cada cachete y saco la foto mientras ella nos abraza. Luego le doy la medicación ya es la hora de cenar y de nuestros baños para descansar. La cena pasa tranquila y hoy puedo comer con ganas al quitar todo el peso de mi espalda. La acompaño hasta el dormitorio de su mamá donde suele dormir desde que le dieron el alta. Saco un libro de cuentos 'Cien cuentos para dormir' y nos recostamos a leer. Su atención está en el libro mientras leo tranquilo, respetando las pausas y mostrando los dibujos coloridos del libro. En un momento se gira para mirarme y yo miro su rostro feliz de la vida. -Quedate a dormir conmigo, papito- me pide con una hermosa sonrisa. Yo miro a Aless porque por más que lo haría encantado es su dormitorio. -Quedate si ella quiere que yo duermo en su cuarto- me autoriza con media sonrisa. -No no- dice mi pequeña- los dos se quedan a dormir conmigo, por favor. Y no podemos negarnos ninguno de los dos. -Aquí vamos a estar cuando despiertes, hija adorada. - es lo único que puedo decir. Beso sus mejillas y le acaricio el cabello. Less hace lo mismo cuando nos damos las buenas noches. Ella se acomoda en medio y nos hace meternos bajo las frazadas. Todos nos pusimos los pijamas cuando nos bañamos. Ella me hace elegir el del día. Ya es como una rutina que compartimos. Lo único que cambia es que esta noche vamos a dormir todos juntos. Nuestra hija se gira con su rostro en mi direccion, toma la mano de su mamá y la pasa por su cuerpo antes de tomar la mía y hacer lo mismo. Pronto siento las emociones del día descansar en mi mente y me hundo en un señor profundo como hace siglos no siento. Puedo escuchar sus respiraciones tranquilas durante la noche, como nuestras manos de rozan de a ratos transmitiendo seguridad. Jamás me he sentido más pleno y feliz. Me siento en casa. Unas manos pasan por mi cara jugando con mi barba y siento un cuerpito apoyado en mitad de mi pecho. Abro un ojo y veo a mi hija mirarme con la sonrisa más hermosa que he visto en mi vida. Entonces la acerco a mi y comienzo a hacer cosquillas en su cuello con mi barba. - ja ja ja Para papi- me pide a las risas- para papi por favor ja ja ja. ayuda mami ja ja ja Continuo hasta que escucho la risa de Aless al lado nuestro y la miro. Sus ojos tiene la felicidad que solía tener en nuestra juventud. -Buenos días- le digo.
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