Aless.
-Buenos días- le contesto.
No puedo evitar sonreír. Todas las emociones del día de ayer me dejaron liquidada y amanecer así, con mi hija abrazada a mi y Bran al otro lado me tiene en una nube.
Se despertó desde hace un rato y parece que la ansiedad comienza a crecer en ella a medida que el tiempo transcurre.
-Papi duerme mucho, mami- me dice Noemí en un susurró.
-Estaba muy cansado, hija.
-Pero quiero que valla a desayunar ahora con nosotras y aun sigue durmiendo. - cruza sus brazos y hace un tierno puchero.
Lo mira detalladamente y luego a mi.
-¿Porque no lo despiertas con un beso? - le sugiero con una sonrisa.
Ella me hace un juego con sus cejas como si se le hubiera ocurrido algo mejor. Se sienta al costado de su cuerpo y comienza a jugar con su barba, peinando el largo con sus deditos. Siempre me preguntó porque no se la corta. Ahora todo tiene una explicación. Noemí juega por un minuto o dos, pero Bran aún no se despierta, entonces cruza una pierna encima de su pecho y pone sus dos manos para acariciarle la cara y jugar con su barba, mientras una sonrisa radiante se hace de todo su rostro. Bran abre un ojo primero y la mira con una sonrisa. Sus manos vuelan a su espaldita y la atrae hacia el para hacerle cosquillas hasta que mi hija pide por ayuda a las risas y largo la carcajada. Justo en ese momento me mira y no puedo estar más de acuerdo de que es un buen día.
- Papi, tengo hambre y demoraste mucho en despertar- le dice ella con otro puchero.
-Ya estoy despierto, mi princesa. Vamos a desayunar. - da otro beso en su rostro.
Con una agilidad que no le conocía, hace un juego con sus manos dejando a nuestra hija debajo de su axila y tomando su cabeza hasta que se detiene frente a mi baño y la baja.
-A lavarse la cara y los dientes y a la cocina. ¡El último que llegué es un huevo podrido!- dice antes de correr a su baño.
- Corre mami, no querrás ser un huevo podrido- me apura y yo les sigo el juego.
Creo que nunca nos lavamos los dientes, la cara e hicimos nuestras necesidades como este día, pero Noemí parece realmente feliz.
-¡Llegue primero!- grita desde el pasillo que da a los dormitorios justo al tiempo que Bran sale a la carrera del baño.
-Seguro que no- y por poco me lleva puesta.
Ambos corren a la cocina donde se encuentra una Rosi mirando con su boca abierta.
Sus sonrisas son muy brillantes y hermosas.
-Te gané papito, yo te gane- le dice riendo mientras trata de esquivar las cosquillas de Brandon.
- ¿Puedes explicar eso?- me dice Rosi mientras los señala.
-Supongo que la verdad le sentó mejor de lo que esperamos y están súper felices- le digo encogiendo mis hombros.
-Si que puedo verlo- me dice con una sonrisa- ve a sentarte que ya llevo el desayuno. Alfon ya salió para el cole.
-Gracias. Te esperamos.
Me doy media vuelta y voy a la mesa con mis amores.
-Papito. ¿No puedes vivir en esta casa para siempre siempre?
El me mira a mi y yo no se que decirle.
-Tendríamos que vender los apartamentos y buscar una casa más grande, princesa. - Le aclara.
-Yo iba a hacerlo cuando volvimos, pero con todo lo que pasó después no tengo cabeza para eso- le aclaro cuando me miran a mi.
Realmente después de volver de Uruguay sentí que necesitamos más espacio verde y donde mi hija pueda disfrutar el aire libre.
-Podemos ver en la computadora una recontra re linda - los gestos que acompañan la aclaración de mi hija son de película, abriendo sus brazos como si señalará toda la cocina- y si alguna nos gusta la miramos en real y ya elegimos una, ¿Podemos porfis? - une sus manos enfrente de su rostro en señal de súplica.
Nos miramos entre nosotros y los tres adultos largamos la carcajada con sus ocurrencias.
-Si que podemos, princesa- Brandon le da un beso largo antes de mirarme.
-Si y tendría que tener una casita para Rosi, porque yo sin mi amiga no voy a ninguna parte. - resaltó lo obvio
-¡Alessandra!-se exalta ella dejando los cubiertos al costado de su plato- que no soy un perro y estamos bien en ese apartamento. - señala la pared con un dedo.
Su gesto ofuscado me causa gracias. Trato de mantener la seriedad pero es imposible viéndola cruzarse de brazos como nuestra hija.
Nosotros volvemos a reír porque en realidad lo vamos a hablar en privado con Brandon.
Nosotros terminamos el desayuno tranquilos y nos vamos a la sala. Se supone que a mirar una película, pero nuestra hija tiene otros planes y me pide la computadora.
-¿Para que la compu, hija?- de verdad me da curiosidad.
-Pues tenemos que buscar una casa, mami- y se vuelve a cruzar de brazos.
-Ella dice que hay que buscar una casa. ¿Tu que opinas?- me dice Bran con una sonrisa y yo solo puedo abrir la boca incredula.
Le sigue el juego en todo. Comprar una casa implica mucho más que eso y lo sabe.
Puedo imaginarnos en una hermosa casa a nosotros tres, a mi amiga y a su hija y mi vientre gigante debajo de un vestido olgado.
-Si quieren comprar una casa hay que llamar a un inversionista. No podemos arriesgar a perder miles de dólares en cualquier página. - doy mi opinión.
No son cincuenta dolares, es un montón de dinero. Espero algún tipo de negativa. Ellos se miran entre ellos y buscan la aprobación de Rosi que niega con su cabeza, pero ellos tienen todo calculado. Se miran como si fueran dos niños en plena travesura
Por supuesto que están de acuerdo y asienten felices.