Prefacio.
Aless.
El viaje a mi país natal me llevó más tiempo del que tenía planeado. Volver a México me trajo la paz que tanto necesitaba. Entrar en nuestro departamento en el centro de la ciudad me da tranquilidad y me permite pensar con calma.
Todo lo que ocurrió no fue más que sorpresa tras sorpresa. Saber que él estaría allí y compartiría tanto con nosotras, me dio miedo. Ahora entiendo porque.
No puedo evitar pensar en lo que mi hija va a extrañar a mi hermano y mi cuñada.
Se llevaba tan bien con Darien y Tamara que cada dos por tres se me perdían por horas con los caballos.
Mi tío llegó a disfrutarla. Para mi, ver que su vida se iba apagando de a poco me partió el corazón.
Todo fue mucho, pero por lo menos todo está como debe estar. Bueno, en realidad falta un pequeño detalle, pero bien podemos seguir siendo mi hija y yo como lo hemos sido desde que David falleció.
Mi nena compró a todos ahí, incluido Brandon. No puedo negar que sus besos fueron una locura y me despertó algo que tenía dormido, creo que desde siempre.
Sigue siendo el hombre más lindo que he conocido. Su cabello castaño, sus ojos marrones, esas extensas pestañas que miraba por horas cuando era una adolescente y esa altura imponente. Ni hablar de su intelecto, es por mucho el doctor más guapo que he visto.
Creo que mucho de lo que pasó fue mi culpa. Yo me alejé de él por no confiar, o por confiar en quien no debía, mejor dicho.
Quienes nos hicieron daño están tras las rejas y pagarán por muchos años lo que han echo. Nadie puede arrebatarle la felicidad de saber que tienen lo que merecen.
Nada de lo que hice después se pudo cambiar y eso nos llevó a donde nos encontramos el día de hoy.
Yo llegando a mi casa con mi hija en brazos y él, no se. Supongo que volvió a la clínica.
Antes de venirnos, mi hermano se casó con la que fue mi mejor amiga en la adolescencia. Nunca creí posible eso. Suponía que estaba súper enamorada de Brandon, pero nada estaba más lejos de la realidad.
Llevó a mi hija hasta su dormitorio y me siento al borde de su cama unos instantes.
Mirar como duerme, con su carita tan hermosa, mi mismo cabello ondulado y sus ojos miel, me dan paz. Ha crecido tanto que en realidad me cuesta mucho trabajo mantenerla en brazos.
Por suerte el cadete del edificio pudo subirme las maletas. Quería que fueran pocas, pero mi hija se hizo una lista muy larga de cosas cuando fuimos al centro y no pude negarme.
Voy hasta mi cocina a servirme agua de la heladera. Seguramente la muchacha que se encarga de venir una vez por semana hizo un esfuerzo extra y me hizo la compra. Tengo que recordar agradecerle.
No puedo olvidar cuando nos veníamos, como abrazaba a todo el mundo en la finca y les prometía volver muy pronto o que les iba a mandar muestra dirección. Su carita llena de amor para dar.
Como mi hermano se casó, obvio que se fue de vacaciones a Brasil, entonces Brandon nos llevó al aeropuerto. En ese lugar parecía otro niño, corriendo y pasando el tiempo con Noemí que estaba feliz de tener su atención.
En un momento me pareció verlo llorar pero como no tenía el valor de verlo a los ojos no lo puedo asegurar. Solo garantizo que se dieron muchos abrazos con mi hija y se secretearon un montón.
Después, justo cuando llamaron a nuestro vuelo para abordar, Brandon le dio la mano como si fuera una princesa y le beso los nudillos al instante en que hizo una reverencia y se arrodillada a sus pies. Noemí le sonrió y se colgó de su cuello por un rato. Fue muy difícil sacarla de esa situación, pero aunque nadie pueda creerme es lo mejor que pude hacer.
No puedo poner las manos en el fuego y asegurar que nada va a pasar, pero siempre voy a hacer todo lo que pueda para nunca tener que separarme de mi hija y eso incluye no tener que decir toda la verdad.
Ese día, lo más gentil que me nació hacer fue decirle gracias por traernos.
Recuerdo que el bromeó con respecto a mi hermano, pero ya había llegado el momento en que solo quería salir de ahí.
Agradecí muchísimo el momento en el que el avión despegó y ni siquiera tuve el valor de mirar a la ventana, aunque sabía claramente que si lo hacía, podía verlo allí.
Sigo convencida de que es lo mejor.