Aless.
Ahora vamos de camino a mi casa. Yo conduzco mientras Noemí y Brandon van atrás hablando animadamente. Sus ojos no se despegan del otro y no faltan las caricias y los abrazos espontaneos.
Yo voy rememorando el momento antes de obtener los papeles del alta. No pensé que el proceso fuera tan molesto. Cuando él me dijo que podía bajar porque el ya lo había echo, no entendí enseguida, pero al encontrarme con el doctor, me aclaro que abajo estaba la clínica de fertilidad.
Realmente no noté los papeles que Bran llevaba en sus manos cuando ingreso nuevamente a la habitación, solo en la cara de felicidad de Noemí y la suya fingiendo reprobación.
Ya Brandon nos había registrado y lo agradezco porque todo es un poco tedioso ahora. Hay mucho para pensar, para hacer y un largo camino por delante.
Al ingresar una linda doctora me pidió que se suba a una camilla como la que usé en el parto de mi hija, sin ropa en la parte inferior.
Puso un aparato en mis partes íntimas y sentí como si me pellizcaran dentro de mi cuerpo. Fue bastante rapido a devir verdad. La sensación de molestia aún permanece en mi.
Recuerdo claramente como caminé con dificultad por un breve momento y Brandon lo notó.
-¿Estas bien? - un atisbo del antiguo Bran se asomó con preocupacion- ¿Puedes caminar?
-Si. No te preocupes. Solo que es raro- hice un gesto con mi cara y el solo se rió.
La verdad hace muchos años que no estoy con un hombre y el procedimiento es diferente al pap que me realizo para control.
Ahora ya estoy ingresando a nuestro edificio y pienso en lo incómodo de moverme. Estaciono en el garage asignado para mi apartamento, apago las luces, el vehículo y desprende el seguro del cinto.
-¿Llegamos?- me pregunta Brandon con tranquilidad y mirando a su alrededor.
-Si. Aquí vivimos. En casa debe de estar Darien con Támara y el pequeño Agustín y Rosi con Alfonsina.
- Bien. Vamos a sacar a esta princesa así bajo por las maletas.
Mi hija le sonríe y se cuelga de su cuello para que la baje. El se niega a dejarla en el piso y ella enrosca sus piernas en su cintura, por lo que Brandon la abraza aún más fuerte y respira su perfume.
Yo tomo las maletas en mis manos, ya que el bolso que traigo me permite guardar todos los documentos dentro.
Los guió al ascensor y el me sigue con nuestra hija a upa, mientras la riega de besos.
Nunca pensé que diría nuestra hija. Tengo que acostumbrarme y saber que en un tiempo van a ser nuestras hijas o nuestros hijos cuando se haya inseminado el hermano Salvador. Aún no puedo creer que esta sea nuestra nueva vida.
-Es el número 6- le indico cuando ingresamos al ascensor.
Nos subimos y contamos los números hasta nuestro piso. Tomo el pomo de la puerta y lo giro segura de que no está trancazo porque hay gente en casa.
Cuando ingresamos a mi apartamento, nos sorprendemos con la sala llena de globos y nuestra familia esperando con un oso gigante para mi hija.
-Tíos! Rosi! Alfon! Gracias, que hermoso!- los ojos de mi hija brillan felices al estar con todos aquí.
-Princesa! Bienvenida a casa mi amorcito del tio- Mi hermano es el primero en acapararla por completo y mi cuñada y mi amiga corren a abrazarme.
-Bienvenida, amiga- me dicen al unísono.
-Gracias. Voy a mostrarle el cuarto de Noemí a Brandon. - les digo.
Ellas me hacen señas que indican que nada bueno pasa por esas sucias mentes. Yo desestimó su gesto con mi mano. Evidentemente les voy a contar los últimos acontecimientos.
-Ven, Brandon. Te muestro el cuarto de Noemí para que guardes tus cosas.
-Bien. Tienes que pasarme el número del encargado de acá. - me dice mientras atravesamos el pasillo y observa el recorrido que hacemos por el pasillo hasta el cuarto de mi pequeña.
-¿Para qué querrías el número del encargado?- lo miró sin saber que podría decirle.
-Voy a averiguar si alguno de los apartamentos está a la venta. - nos miramos y yo estoy atonita- ¿Pensaste que me iba a ir?
-No dije nada, solo me sorprende. Podrías alquilarlo mientras pasa todo esto. - contesto con honestidad.
-No, Alessandra. Mi hija vive en este país. Un futuro hijo también va a vivir aquí. No pienso ir a ningún lado.
-¿Y tu trabajo, Brandon? Tienes todo allá.
-Ya te dije lo que voy a hacer. Jamás voy a pasar más tiempo del necesario lejos de Noemí. Puedo ejercer en cualquier lado. - me dice mirándome a los ojos.
No puedo decirle nada. Ya no hay argumentos y parece que es una decisión tomada de su parte. Sólo queda pasarle el número y esperar que pase lo mejor.
-Este es el dormitorio de mi hija. Puedes guardar tu maleta acá por mientras. Noemí dormirá conmigo porque por ahora lo ocupan Darien y Tamara.
Pienso y pienso como acomodarlo.
-Tengo un colchón inflable que podemos acomodar donde te sientas más cómodo por mientras. - Le aclaro.
-Esta bien. ¿Puedo refrescarme?- su mirada clavada en mis ojos.
-Por supuesto que si.
Le indico donde está el baño del medio, las toallas y todo lo que puede necesitar. Le doy un cepillo de dientes y un jabón sin uso y le indico que en ese baño hay maquinistas por si se quiere afeitar. El solo asiente a cada indicación que le doy.
Cuando me retiro solo puedo pensar en el vacío que me muestran sus ojos. Suspiró y frotó mis manos nerviosa, ansiosa y desanimada por todo lo que me rodea. Todo ha cambiado para nosotras. Para nosotros también. Solo cuando esta con nuestra hija le brilla la mirada como las estrellas, pero cuando me miran solo veo hielo y se me parte el corazón, pero tampoco puedo culparlo.