Bran.
Por supuesto que no fue de un día para el otro.
Normalmente Noemí me llamaba a eso de las siete, cuando yo estaba en la finca, si yo aun no la había llamado. Esos días las llamadas eran más cortas porque era consciente de que allá son dos horas más tarde, pero igual las disfrutaba. Le leía su cuento frente a la estufa y ella se dormía tranquila.
A veces cortaba enseguida. Cuando apoyaba en dispositivo en su mesa de noche y quedaba con su carita para la pantalla no podía evitar quedarme ahí, mirando su rostro tan igual al de mi Aless, tan angelical y dulce.
Pero mi Aless ya no era mi Aless. Supongo que la experiencia de su visita en Uruguay la hizo más dura de lo que ya era. A todos nos transformó.
Esa gente nos trastoca a todos por igual, aunque ella fue la más afectada.
Después del juicio me enteré que en realidad Fiorella me había drogado y posiblemente la toqué contra mi voluntad. No puedo evitar sentirme sucio la mitad del tiempo, impuro. Consiente o inconsiente, habia roto una promesa. Sentí que traicioné a Less de algina manera. Ya no era digno de ella, de su amor, de querer mas. Por esa misma razón mis avances con Alesandra se detuvieron. Consciente o no había estado con otra persona y no se volverá a repetir.
Por eso mismo no voy a bares, no bebo alcohol y trato de no juntarme con nadie, excepto con Darien y Tamara. No estoy dispuesto a correr nuevos riesgos. No puedo perdonarme con tanta facilidad, aunque no haya estado en mis manos.
Ellos me hicieron el padrino de su bebé Agustín y eso me hizo muy feliz por mucho tiempo. Darien quedó a cargo de la finca y cada tanto los visito o voy por mi ahijado para sacarlo a pasear a caballo por el campo.
Sus primeros días me hicieron pensar en la posibilidad de ser padre algún día. Poder mecer una parte de mi en mis brazos, bañarlo por primera vez. Aspirar el olor a bebé que tienen en sus suaves pieles, como la piel de mi princesa, que siempre olia a bebé y a flores. Aunque mi amada no estaba y eso no iba a ocurrir con nadie más.
En algunas oportunidades trataban de sacarme tema con respecto a Alessandra pero lo evitaba la mayor parte de las veces. Cuando me hablan de Noemí y me muestran sus fotos, donde se nota que está cada vez más hermosa, un sentimiento de orgullo se apodera de mí alma y hace mi corazón latir a gran velocidad. Sin lugar a dudas conocerla ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida.
La rutina del consultorio me distraen. Soy médico general, por lo que mi trabajo es revisar a las personas y derivarlas al especialista que corresponde. A algunas las atiendo yo para hacer el seguimiento de los controles de presión, colesterol o diabetes, por lo tanto nada cambia radicalmente. Las personas van y vienen todo el tiempo. Siempre caras conocidas o algún pase de colegas que salen de licencia o simplemente necesitan retirarse por su edad.
Excepto hoy que recibo una visita que no está en mi agenda y que en verdad no esperaría al menos que algo grave haya pasado.
-Buenas doctor, Ferreira. - cierra la puerta detrás de él y se sienta en una silla frente a mi, con sus piernas totalmente extendidas y sus dedos cruzados y apoyados en mi escritorio.
-Buenas, amigo- lo miró dudando de que lo puede haber traído hasta acá. - ¿pasó algo? ¿te sientes mal?
Si no fuera de otra manera, dudo mucho que mi secretaria lo hubiera dejado pasar.
-Ja ja. No amigo. Solo que acabamos de llegar de México y te quería contar todo.
Lo miró con mi ceja arqueada porque sabe que prefiero mantener mis distancias, pero suspiró de alivio al darme cuenta que no es nada grave.
-Cuéntame como esta la princesa- lo urgo.
-Esta hermosa y te mandó un montón de dibujos- me los pasa y los veo uno a uno con una sonrisa.
En ellos nos dibujó a caballo, sentados leyendo y jugando en el jardín. Son demasiado coloridos y están cargados de detalles. Algunos con temperas, otros con crayones y algunos en colores comunes, pero llenos de vida como ella.
-Creo que deberías llamarla. - sus ojos hacen contacto con los mios y mis labios se unen en una mueca- Se nota que te extraña, Brandon.
-Ya lo sé amigo, - cierro mis ojos frustrado, tratando de contener las lagrimas que amenazan con escurrir de ellos.- yo también la extraño, pero tu hermana me pidió que dejara de llamarla porque no hace amigos y no me quedó de otra que hacerle caso.
-Pero ella sí tiene amigos. ¿Tu acataste sin dudar? - su ceño fruncido me demuestra que no le gusta para nada.
-No amigo. - neggue con mi cabeza y repiré hondo para acomodar las ideas- Al principio solo dejé de llamar y esperaba las llamadas de mi princesa. Supongo que poco a poco se olvidó de mi, porque de hacerlo todos los días, paso a tres veces a la semana, luego a una semanal y luego ya no llamó más.
- Creo que deberías volver a ponerte en contacto con ella. Puedo dar fé de que en verdad te extraña, Brandon. Siempre habla de ti.
Yo solo bajé mi cabeza para que no vea los monstruos trabajando en mi mente.
-Piénsalo. ¿si?- me abrazó y se marcho del consultorio como si nunca hubiera venido.
Sus palabras hacen eco en mi mente y trato de tomar una decisión. Al final me decidí a llamar, pero por más que intenté nunca se conecta la bendita llamada.
Lo intenté el último mes sin éxito alguno.
Mis esperanzas morían día a día, hasta que todo cambió una semana después y fue ella quien llamó.
-Hola- dije emocionado y con lágrimas en los ojos.
-Soy yo. Necesito que vengas.