Capítulo 19

1874 Words
El ascensor es ruidoso y chirriante y huele a naftalina. Estoy bastante seguro de que voy a unirme a los moribundos de aquí cuando subo al antiguo artilugio. Estoy apiñada hombro con hombro con mis tías y tíos, y mi madre. Por supuesto. Hablan de cosas sin importancia mientras mi madre se queda mirando al frente, y yo intento no mirarla durante demasiado tiempo. A pesar de mi esfuerzo, la mirada de mi madre, el miedo y el nerviosismo me afectan. También se instala en la boca del estómago y sólo empeora cuando salimos a la planta de oncología. Apesta a olor a viejo y a desinfectante. Siempre he odiado ese olor. Tal vez fuera más por lo que asociaba a este lugar que por otra cosa. Sólo venía aquí cuando nacía un bebé, o cuando alguien estaba realmente enfermo, o peor, moribundo. Siempre me pareció que era lo segundo, y ahora también. Al doblar la esquina, mis ojos encuentran la parte posterior de una cabeza de pelo corto y castaño oscuro casi del mismo color que el mío. La cicatriz de unos pocos centímetros en la parte del pelo es lo que lo delata. Nadie más se fijaría en ella, pero para mí es la clave. Mi chico. —Ya te alcanzaré —digo, y mi tía me aprieta la mano con una pequeña sonrisa. Asiento con la cabeza cuando me pregunta si recuerdo el número de la habitación. Les observo caminar por el pasillo durante sólo un momento para volver a mirar a la persona sentada en la sala de espera. En la mesa de al lado hay un vaso de café de poliestireno, con bolsas de azúcar vacías y abiertas, así como una revista de música. Caminando a su alrededor, me siento en la silla acolchada de madera que hay a su lado. —Por favor, por el amor de Dios, dime que has traído un café más fuerte y mejor —suspira, con los ojos todavía puestos en el viejo televisor de caja de la esquina. Levantando el brazo, le tiendo el viejo termo rojo de papá. Lo coge y le quita el tapón con un chillido húmedo, bebiéndoselo directamente de la tapa. —j***r, eso está mucho mejor. Pero, ya sabes, ¿lo que realmente podría hacer con un poco de? —responde después de un momento y una limpieza a su boca. Colocándola entre sus largas piernas vestidas con unos vaqueros azules ajustados, le aparto el brazo de un manotazo cuando se mete en el bolsillo interior de su franela forrada. —¡Robbie, estamos en un hospital! —Le regaño, y él sólo me guiña un ojo. Luego, hace un rápido repaso, mirando hacia la enfermería antes de que su mano salga sosteniendo un frasco plateado. Desvío la mirada con un movimiento de cabeza y oigo cómo el líquido cae en el café. Hasta ahí. —Espero que te atrapen, y por mamá, porque eso sería aún peor. —¿Quieres calmarte? Los dos sabemos que vamos a necesitar esto para superar el día de hoy —dice, volviendo a girar la tapa. —¿Aún no has entrado ahí? —No.... —responde en voz baja, tomando otro sorbo y mirando al frente—. Sólo he llegado hace quince minutos, vosotros habéis tardado una puta eternidad. —Lo sé, todo el mundo me hablaba a gritos en casa de la tía. Apenas pude disfrutar de mi almuerzo en paz. —Sí, suena como ellos —asiente, llevándose el termo a la boca y tragando. —Dame eso. —Vamos, Ree. Iba a darme un buen atracón de cafeína —objeta, pero deja que se lo quite. —Sí, exactamente. Suelta un suspiro cuando lo dejo en el suelo entre mis pies. El viejo televisor que tenemos enfrente zumba, reproduciendo un primer episodio de FRIENDS. Todo el mundo se ha amontonado en su rincón de Central Perk, su cafetería. Llevan enormes tazas de café en las manos y desechan platos desordenados delante de ellos. —¿Te quedas en casa de mamá? —Sí, supongo. ¿Dónde te alojas? —responde, los dos mirando ahora la televisión. —No sé por qué te quedas allí, deberías venir y quedarte conmigo en casa de papá. —En realidad no lo pensé, simplemente fue el primer lugar al que fui —responde. Nerviosa, descruzo y vuelvo a cruzar las piernas, haciéndolas rebotar nerviosamente. —Ugh, eso significa que tengo que compartir un dormitorio contigo, otra vez. Se ríe, y sus labios rosados, parecidos a los míos, se extienden en su sonrisa torcida. No puedo evitar reflejarla mientras su risa familiar llena el aire pesado. Hablando de lo necesario que es. Su sonido característico se disuelve en un suspiro, y la leve felicidad que cuelga de él se aleja. Siento que sus cálidos dedos envuelven los míos, dándoles un apretón. Vuelvo la cabeza y encuentro sus labios en una línea dura antes de que se gire y sus ojos azul océano me miren fijamente. —Vamos, acabemos con esto —dice con firmeza, pero sé que hay algo no tan reservado detrás. Podría decirse que es la intuición de un gemelo. También está que es una de mis personas favoritas en todo el mundo, pero soy bastante parcial ya que es mi hermano. Nos ponemos de pie y él coge el termo, aunque dudo de esa idea. Mi mano se desprende de la suya y mis brazos rodean su centro. —Te he echado de menos —murmuro mientras su brazo me rodea el hombro, manteniéndome pegada a él mientras empezamos a recorrer el pasillo hacia la habitación 302. Responde con un silencioso: —Tú también. Los árboles pasan revoloteando mientras la lluvia cae con fuerza, los limpiaparabrisas van de un lado a otro con chirridos Los árboles pasan revoloteando mientras la lluvia cae con fuerza, los limpiaparabrisas van de un lado a otro con chirridos. Una emisora de radio local hace sonar suavemente una vieja canción de rock de los 80 para llenar el Jeep de Robbie. Me relamo los labios con nerviosismo, mirando por la ventanilla en el asiento del copiloto. —Se veía bien. —Sí, lo hizo —respondo en voz baja, tragando saliva. —Tenía un aspecto jodidamente horrible —dice, con la voz entrecortada. Vuelvo la cabeza y veo que una lágrima cae por su mejilla barbuda—. Vamos a perder a nuestro abuelo, Ree. —Robbie. Sonríe, pero sé que es falso. De todas las personas, lo sé. Sus labios caen en picado y la lágrima cuelga en el borde de su mandíbula. —Tenía un aspecto terrible. —Lo sé —respondo con timidez. Alcanzo las tazas vacías de refresco y café, recojo su mano y siento que nuestros anillos chocan entre sí—. No puedo creer lo mal que se veía. —¿Sabías que mamá no deja que papá venga a verlo? Respondo con un «sí» doloroso, frotando mi pulgar por el dorso de su mano fría. Cuando levanto la vista, está sacudiendo la cabeza y parpadeando rápidamente. Veo cómo sus azules brillan, llenándose de lágrimas, y oigo el sollozo que le atraviesa mientras nos detenemos en un semáforo en rojo. Las gotas de lluvia oscurecen mi ventanilla mientras él sujeta mi mano con fuerza, y los limpiaparabrisas emiten otro chirrido horrible. Pasamos por los barrios conocidos, la mansión en la colina y el parque cercano en el que solíamos jugar de niños. Luego, el depósito de chatarra con viejos escarabajos VW y neumáticos rotos en altos montones. La casa de dos pisos que nunca había confundido aparece a la vista, y él aparca en la acera de enfrente. Sus lágrimas han desaparecido, aunque sus ojos aún están un poco rojos. Sus movimientos son rápidos al salir del coche, subiendo la capucha y cerrando la puerta. El sonido de los coches que circulan por las carreteras mojadas me llega a los oídos cuando salgo, con la lluvia fría cayendo sobre mí. En una carrera, ambos llegamos al porche delantero llevando nuestro propio equipaje. En sentido figurado y literal. —Papá está en el trabajo, ¿eh? —pregunto mientras el sonido de la lluvia cesa al cerrar la puerta. Sigue golpeando el techo y las ventanas con un fuerte repiqueteo. —Sí. Dijo que llegaría a casa sobre las cinco con la cena. —De acuerdo —respondo, siguiéndole por la escalera directamente desde la puerta, de lo que me arrepiento inmediatamente de haber intentado hacerlo. Su inteligente trasero camina penosamente lento a propósito, además de detenerse al azar, sólo para hacerme enojar. Dejo mis cosas a mi lado, como en los viejos tiempos. Los pósteres adornan las paredes e incluso hasta el techo. Los de Marvel y Supermario son suyos. Los de McFly y los Beatles son míos. El de Green Day y el de las Spice Girls son los nuestros. Robbie se deja caer de nuevo sobre sus sábanas de franela roja y negra, mientras yo me siento en las polvorientas sábanas florales de enfrente. Lo que en cierto modo se aplica a nosotros perfectamente. Si lo piensas bien, somos como la otra persona. —¿Cuánto tiempo vas a estar aquí? —pregunto, desempaquetando algunas cosas mientras él teclea en su teléfono Samsung. Insiste en que son mejores que mi iPhone. Una de nuestras muchas peleas. —Para la semana, supongo. ¿Y tú? —Lo mismo —respondo, sentándome contra mi cabecera mientras abro mi antiguo portátil. Tararea un «mmm» mientras empieza a jugar a algún videojuego ruidoso en su teléfono. Gran sorpresa. Le pregunto por su novia. Responde con una sola palabra. Le pregunto por su trabajo y obtiene otra respuesta simple. No pregunta nada, sólo juega a su estúpido juego. Mi hermano, como siempre. Escribo —g*******m— en el navegador para empezar con la lista del Sr. Steele. Me sorprende ver un nuevo correo electrónico en negrita cuando se carga la página. Unos cuantos correos más, que es una cantidad insuficiente, llenan la línea de asuntos y remitentes en negrita. Hago clic en el primero con el ceño fruncido. De: harry.steeleatsteeleandlawson.org Para: rebecca.holteatsteeleandlawson.org Re: x Espero que todo vaya bien. H.S» —¿Por qué sonríes tanto? Seguro que tienes un mensaje de un tío guapo o algo así —me dice Robbie sonriendo desde el otro lado de la habitación. No puedo evitarlo y vuelvo a leer el mensaje. —Oooooooo, ¿tiene Ree un nuevo juguete? —se burla con su voz jadeante por la risa. Saco la almohada de detrás de mí y la atravieso con un látigo por la habitación, golpeándole en la cara. Grita un «¡ay!» y un «ya está», antes de saltar de su cama, quitándome el portátil. Gracias a Dios, ya he cerrado el ordenador después de escribir un rápido agradecimiento al Sr. Steele. —Dime quién era —insiste Robbie, arrodillándose sobre mí con una sonrisa diabólica que ocupa su rostro ovalado. —No. —Bien entonces —dice antes de que sus dedos toquen mis costillas, mis labios estallan en risas. —Bien entonces —dice antes de que sus dedos toquen mis costillas, mis labios estallan en risas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD