Es un maldito frenesí. Como un zoológico.
Muy ruidoso y loco.
Todo el mundo está corriendo como un pollo con la cabeza cortada. Lo único que quiero es volver a subir al ascensor e irme a casa, y volver a mi acogedora cama. Se oye un pitido, pero no me inmuta. Continúo de pie mirando la locura que es ya el bufete, y aún faltan cinco minutos para las nueve. ¿Qué carajo?
—Mira bien, Holte. —Una voz me saca de mi momento. El Sr. Steele casi me hace caer cuando pasa a mi lado, chocando su hombro con el mío. A propósito, o por accidente, quién demonios sabe.
Trago saliva y recojo mis pies para arrastrarlos hasta mi escritorio. Otro bonito día en Steele y Lawson, una mierda.
Primer paso. Dejar mi bolso en mi escritorio. Lo meto en cualquier cajón de mi escritorio que se abra hoy.
Segundo paso. Sacar mi teléfono. Meterlo en otro cajón que funcione. Vuelve a abrir el cajón. Sacarlo y ponerlo en silencio.
Tercer paso. Me quito el abrigo y lo arrojo sobre el respaldo de la silla. Recuerda llevarla a la sala de descanso, eventualmente.
Cuarto paso. Ir a la oficina del Sr. Steele, ya que hoy es el primer día de la semana en que es puntual y está aquí antes de las diez.
Paso cinco. Intenta evitar que el Sr. Steele te grite o se enfade contigo, a toda costa.
Ah, y el sexto paso. Llegar a la sala de descanso antes de las nueve y también antes de toda esta mierda.
Todo lo que se necesita son dos golpes hoy. Su ladrido no es tan malo esta mañana, pero sé que lo recuperaré, tarde o temprano. Probablemente más pronto que tarde, casi puedo garantizarlo.
—Buenos días, Sr. Steele. Me alegro de verle aquí, tan temprano —le saludo. Cierro la puerta tras de mí. Espera para acercarse y ver lo que está haciendo. No interrumpir. No me interponga en su camino. No le hagas enfadar. A veces, espera a que termine la llamada.
—Es demasiado temprano si me preguntas, Holte. Pero estoy bien, gracias. Definitivamente estoy listo para ese café—.
Le ofrezco una pequeña sonrisa cuando la toma de mi mano. Coloco un posavasos delante de él y luego una servilleta. Primero, el sándwich. Luego, los copos de avena. Por último, los paquetes de azúcar en bruto, y las cositas de mitad y mitad.
Le quita la tapa al café y el vapor sale volando. Sopla y se atreve a dar un sorbo antes de volver a dejarlo en el suelo con una ligera mueca.
—¿Qué hay en la agenda de hoy, Holte? —me pregunta.
Ah sí, y el paso que sea fue coger el planificador que, gracias a Dios, me colé en la bolsa de su mierda del desayuno. Todos los malditos días es algo o lo otro.
—Tienes una consulta con el Sr. Stewart a las diez menos cuarto. Llamada por Skype con el Sr. Mitchell del caso de Patricia Mitchell a las once. Almuerzo con el Sr. y la Sra. Lawson para el mediodía en el Indian Garden de la cuarta calle. Té con el Juez Halling de vuelta aquí a las dos y media. Y nada más después de eso. Ah, y por supuesto, el trabajo en el caso de la señora Mitchell está en la agenda para todo el día de hoy—, le leo en voz alta, y él asiente mientras trabaja en su sándwich. Hoy no hay salchichas, y en su lugar hay tomates. Dijo que quería cambiar un poco las cosas. Eso es lo más salvaje que puede hacer, o eso he visto.
—Buen trabajo, Holte.
Durante unos segundos, me permito saborear lo más parecido a un cumplido que he recibido de él.
—Gracias, Sr. Steele. Me pondré a trabajar, entonces —digo, sin siquiera sentarme para ello.
No dice nada cuando me acerco a la puerta, y me sorprendo un poco cuando oigo que empieza a sonar una canción. Y lo que es más importante, qué canción es. Me doy la vuelta y me encuentro con que está empezando a bailar al ritmo de la canción, o algo así. Tarda un minuto, pero aparta la vista de su sándwich y me encuentra mirando.
—Nunca pensé que fueras fan de los Beatles.
—Bueno, te has equivocado, Holte, y pensé que lo había mencionado antes. Soy un gran fan de los Beatles, deberías saberlo —responde, y no puedo evitar sonreír.
—¿m*****o favorito?
—Eh, en realidad no tengo ninguno, si voy a ser sincero—, responde, y mi mandíbula cae casi por completo. —¿Quién es el tuyo, entonces?
—Siempre me ha gustado George, ya sabes, el rollo misterioso que tenía y los pómulos eran muy bonitos. ¿Te gusta algo de su material en solitario? —
Asiente con un cuarto de sonrisa:
—John y Paul, sobre todo, pero todos tienen buenas melodías —Asintiendo con sus palabras, vuelve a trabajar en su sándwich, aun sosteniendo un poco mi mirada mientras Helter Skelter suena por los altavoces.
Qué manera de despertarse.
—Entonces, ¿Sargento Pimienta o el Álbum Blanco? —
—Ah, vamos, Holte. No puedes enfrentar a esos dos, es como un crimen nacional o algo así —bromea. Apoyo mi espalda contra la puerta. Observo un trozo de queso que queda en la comisura de la boca y que atrapa con el pulgar. ¿Realmente le estoy sonriendo al Sr. Steele en este momento?
—¿Bien, entonces qué tal... Hmmm... Abbey Road o Let It Be?
—Tendría que decir Abbey, me encanta ese popurrí y cómo combina tan bien—, dice, y me encuentro desconcertado y sorprendido de estar hablando con él así. Sobre los Beatles, de todas las cosas.
Pero, por supuesto, dura poco. Su teléfono empieza a sonar y coge una servilleta a toda prisa para limpiarse la boca antes de cogerlo.
—Harry Steele —dice poco después de parar la música, haciendo acopio de una tos mientras aparta su sándwich.
Me escabullo sin hacer ruido y vuelvo a mi escritorio, contenta de haber pensado en encender el portátil antes de traer su desayuno. Bien pensado, Becky. Me conecto y abro mi correo electrónico, o mejor dicho, su correo electrónico. Mis ojos recorren el puñado de correos electrónicos de clientes, desde la programación de consultas hasta la información que han proporcionado para su caso, pasando por los mensajes de él. El viejo aparato emite un extraño sonido y aparece un pequeño icono. Dice —un nuevo correo electrónico— y lo abro.
De: harry.steele@steeleandlawson.org
Para: rebecca.holte@steeleandlawson.org
Re: Me olvidé de mencionar
Jueves, 14 de septiembre, 9:11 am
«Hoy tengo que añadir algunas cosas más a la lista para ti:
Hay que adelantar la cita con mi quiropráctico, mi espalda está empeorando aún más y necesito verlo inmediatamente.
Hoy no hay té con el juez, acaba de llamar y tuvo que cancelar, así que tal vez vea si mi quiropráctico puede hacerme un ajuste rápido esta tarde ahora que estoy libre.
Reprograma el té con el juez, entonces.
Busca subastas benéficas, apariciones de invitados especiales de la Uni y cosas por el estilo en el próximo mes a las que podría asistir. Necesito mantener mi imagen, ya sabes.
Ah, y no te olvides de esa venta en el mercado orgánico, hoy es el último día para ello y estoy realmente anhelando algunos melón y aguacates frescos, y más cosas para mis batidos.
Necesito unos calcetines nuevos, los míos se están quedando muy gastados. Adjuntaré una foto de los que uso. Compra un paquete de diez en Top Shop, ¿quieres?
Eso es todo, creo. Y asegúrate de volver a llamar a la Sra. Willing, es una mujer impaciente y cuanto antes vuelvas a llamarla, más rápido dejará de hablarte por teléfono.
El desayuno estaba por una vez caliente esta mañana, deberías esforzarte por eso más a menudo, Holte. No quiero tener que entrar en lo que pasará si mi desayuno me llega frío otra vez.
H.S»
Salgo del correo electrónico con un leve suspiro al ver todos los que me quedan por leer. Agarro los auriculares del cajón derecho que guarda todas mis cosas y me encuentro con el desorden de post-its, clips y bolsitas de comida de la máquina expendedora. Al conectarlos, escribo en el navegador y hago clic en una lista de reproducción reciente.
Tirando del café de Starbucks con un aliento decisivo, hago clic en el primer correo electrónico no leído con los ojos caídos.