Liseth odiaba el clima soleado, el exceso de humedad en el aire y las gotas de sudor bajando por su rostro, sí tuviera que decidir su destino turístico favorito, no sería ese. Y ahí estaba – ¡lindo!, ¿cuándo fue la última vez que te rasuraste? – bromeó al ver a Dominick.
Pocas personas en el mundo compartían la sana obsesión por las reliquias de Verium y de entre todas, Liseth era la más confiable, por eso la llamó – la última vez que tú te teñiste el cabello.
Liseth se quitó la boina negra para lucir su cabello rojo – me queda, ¿no crees? – sacó un espejo de su bolso para sonreírle a su reflejo – estaba cansada del rubio y pensé, ¡qué demonios!
– ¿Encontraste lo que te pedí?
Liseth suspiró – siempre eres tan elocuente – subió su bolso para sacar un libro antiguo – mitos y relatos de V
