Cerca de las diez de la noche Dominick llegó a su casa, estacionó su camioneta y vio un coche en la entrada, sintió dolor de cabeza al ver las placas y escuchar el sonido de la puerta siendo azotada.
– Te llamé todo el maldito día, ¿dónde demonios estabas? – preguntó Julián Castillo.
Dominick resopló – encontré a mi alma gemela y la llevé a una cabaña en lo profundo del bosque para convertirla en mi esclava.
– No me respondas sí no quieres – dijo Julián y esperó a que Dominick desactivara la alarma y abriera la puerta – tengo un trabajo para ti, necesitarás tu pasaporte.
El plan de Dominick era quedarse, observar a Alexa y esperar el momento en que ella, por su cuenta, tocara su puerta, irse no era parte de sus planes – encárgate tú, tienes que aprender a vivir sin mí.
Julián observó
