Condiciones y límites

1579 Words
Esto de que un clavo saque a otro clavo es una de las mentiras más grandes aplicadas a la humanidad, pero en lo que Álvaro sabe distraer a una mujer, eso, ejemplo claro, sabe lo que hace. Antes de que siguiéramos llegando a casa, ya me había agasajado lo suficiente como para sentir las bragas completamente mojadas. Cuando salimos de casa, con los labios hinchados, nuestros cabellos alborotados, su erección evidente y su necesidad inminente nos hacen salir del apartamento. Me lleva tomada de la mano y me asegura que se tratará de placer para mí. Pero tiene unos cuantos negocios que atender y sobre todo documentación que debe estar firmada y enviada a más tardar en la mañana. Álvaro me hace la promesa de que después de divertirnos, todas las ganas, todo el sexo que nuestros cuerpos están exigiendo y anhelando, voy a recibirlo. Y mientras llevo este traje exhibicionista, sexy y algo provocador, unos vecinos entran al elevador, un grupo de hombres, y se tardan en subir para intentar descifrar qué no llevo puesto. Álvaro, en lugar de cubrirme como lo haría Felipe y contarse un cuento molesto sobre el tipo de ropa que he elegido, pasa sus manos sutilmente por mi espalda y las coloca sobre mi trasero. Parece darles una mirada de advertencia a ellos, pero a mí, a mí me mira con deseo y me da un beso pequeño contra los labios. —Estás guapísima. —Ya... —Pero estás conmigo, Mina. —¿Y qué quieres decir con eso? —pregunto. —Que estarás siempre segura —responde y estruja una de mis nalgas, me acerca su erección y se frota antes de repartir besos sobre mi cuello. Álvaro entrelaza sus dedos con los míos y salimos después de los muchachos. Me acompaña al exterior y se despide de forma amable del portero, como si ya fueran amigos de toda la vida. Me abre la puerta de su deportivo y después se apresura a subir al auto. Él conduce a toda velocidad y lo observo en silencio, muy preocupada por la forma errática en la que él saca su ansiedad o su energía. Yo simplemente decido disfrutar de ser la persona más loca en este auto, veo la ciudad, siento el viento y miro a mi acompañante, sus facciones masculinas, y recuerdo cómo sus besos hacen que mi piel se erice. Sin embargo, pienso en cómo podría funcionar a futuro. Y es que polos iguales no se atraen, los polos iguales se repelen por naturaleza, y eso en las parejas solo significa una cosa: están hechas para el desastre. El tema es que Álvaro y yo somos como dos imanes que se colocan en el lado incorrecto, por más que intentes tenerlo cerca, se impulsan para alejarse. —Eres muy seria, Mina. —Dice Álvaro y acaricia mi barbilla. —No podemos enamorarnos —respondo. Álvaro sonríe y se inclina para darme un beso en los labios. Se baja del auto y lo rodea como si no me hubiera escuchado. Abre la puerta y me extiende su mano. Yo sonrío, la tomo y camino junto a él tomada de su mano. Álvaro sonríe y saluda a unos hombres en la entrada, luego entramos juntos al lugar. Lo miro sorprendida por los tonos oscuros y sensuales del ambiente. Es erótico, sexy y excitante. Él me toma de la cintura y me besa en la mejilla. —Puedes ir al bar y no dejes que nadie que no sea yo te seduzca —me río y una mujer se acerca a nosotros. Álvaro sonríe y se acerca para saludarla con un beso en la mejilla y una sonrisa. —Puta, cómo cuesta conseguir al rey —le dice la mujer y pasa su mano por el pecho. Álvaro la mira divertido, acaricia su espalda mientras besa su mejilla. Ella repara en mí, la mujer de larga y ondulada melena, delgada pero curvilínea, con un vestido precioso pegado al cuerpo y tacones de infarto. Se ve la clase, la elegancia y la sensualidad. Es una mujer con la que sin duda Álvaro ha tenido sexo. —Estás de luna de miel —comenta la mujer y me da una mirada divertida. —Álvaro parece oler el cuello de la mujer a su lado y se inclina hacia su oído para que ambas escuchemos: —Estoy enviciado. —Vaya... eso es lo más parecido que escucharás a un 'te amo' —comenta con una sonrisa la mujer y extiende su mano hacia mí. —Soy Catalina, mucho gusto. —Yo me llamo Mina. —Un placer. —Bueno, el club tiene reglas, así que si nos haces el favor de firmar que básicamente no dirás nada de lo que veas aquí, será genial. —Claro, y una declaración de que estás libre de ETS y también si consientes o no tener sexo con otra gente. Álvaro espera impresionarme, pero me muestro tranquila en lugar de sorprendida. Tanto él como su amiga esperan una reacción exaltada, pero en su lugar busco a la persona con esos documentos y les advierto: —No planeo hacerlo con mujeres, no me gustan. —Vale —responde divertido. La mujer a su lado llama al encargado de temas legales, quien se acerca a mí y extiende su mano con una sonrisa. Me lleva a una oficina mientras Álvaro va con la mujer a otra sala. Leo los documentos para asegurarme de no estar vendiéndole mi alma al diablo, o a Álvaro, que es casi lo mismo. El abogado me explica que muchas personas famosas o ligeramente reconocidas pasan por lugares como este para evitar demandas, todos firman un acuerdo de confidencialidad. Me parece válido, imagínate lo que es venir aquí, tener sexo y después, a la mañana siguiente, tener que conversar que podrían haber hecho lo mismo en la oficina sin pagar un centavo, me fijo en la cifra que cobran por romper el acuerdo y en la cifra por inscribirse en el lugar, me río y le advierto que no voy a pagar nada y él sonríe antes de señalar detrás de m, Álvaro me mira curioso. —Pensé que te estabas echando un farol, minie —comenta Álvaro y se sienta a mi lado. —Me has hecho una invitación a un club s****l, pero te has arrepentido, no te da el bolsillo. —Soy el dueño del lugar y eso es solo lo que tiene que poner por mes para que me guarde el secreto de que echan polvos carísimos —comenta y me quita los papeles. —He tenido sexo con varios hombres a la vez, pero nunca lo he disfrutado. —Cuando propuse salir y divertirnos, pensé en ir a algún lugar con música alta en el que nos rozáramos con la excusa del baile y probablemente te follaría en el baño, antes de llevarte a casa y volver a coger —anuncia contra mi oreja y muerde mi labio, él sonríe y me besa en los labios, pasa su mano por mi mejilla y me mira a los ojos. —No tienes que hacer anda para impresionarme. —Álvaro, eres solo un clavo. —Ten cuidado—advierte. —El clavo que saca al otro, es más fuerte difícil de sacar Mina, esa es la parte que no te han contado. —Lo tuyo son los límites y advertencias—digo mientras firmo. —Explícame Álvaro, creías que me rehusaría y solo tú tendrías derecho a follarme esta noche, vas a retractarte, porque yo... —Digo mientras dejo los papeles sonríe el escritorio y los acerco al abogado.—Yo no pienso escuchar excusas. Me has traído y me has prometido follarme, así que ahora... ponle huevos —digo mientras acaricio los suyos sobre el pantalón, los ojos de Álvaro se llenan de excitación, su lengua lame mis labios y se pone en pie, muy decidido extiende su manos hacia mí, le miro a los ojos y él a mí, retándome y analizando su próximo paso. Álvaro me toma de la mano y me lleva fuera de la habitación, caminamos juntos por el lugar lleno de sexo, gente ansiosa por ello, por encontrar a su presa, él intenta disuadirme, llevándome a una habitación en la cual hay gente bebiendo mientras unas cuatro parejas devoran sus sexos sobre una cama. A mí no me pone, en absoluto, pero en uno de los rincones hay una pareja besándose, magreándose sin importar que hay más gente en la habitación, en otro de los rincones veo a Catalina, la socia de Álvaro, quien tiene a un hombre tomado de la corbata mientras sus lenguas juguetean. —¿Tienes miedo, mafia? —¿Miedo de qué? —De que me escape con otro... —Te voy a dejar clara una cosa Carmina...—comienza a decir y yo me distraigo con un hombre apuesto detrás de él. El joven se acerca e interrumpe nuestra conversación para presentarse —¿Hola, soy Hugo, les apetece un trío? —Claro, a eso hemos venido. —Si yo tengo el control—interviene Álvaro. —Vale. - - Chicas, perdón, he estado en finales de la universidad y por más que he querido escribir no me había dado el tiempo, espero hacer un maratón entre hoy y mañana para disculparme, pero participen, nada les cuesta, que cuando no actualizo llueven quejas, así que no sean malas. ¡Nos leemos! Señor Mafia vrs Señor Peligro
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